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Era hora del almuerzo.

Yoko se sentó al lado de Enid mientras ambas leían un libro.

Curiosamente este trataba sobre una adolescente que nunca se ataba las agujetas.

Ajax le estaba rogando al resto que lo fueran a ver a su entrenamiento de fútbol, y así pueda irse a la feria junto a sus amigos más tarde.

Enid tenía curiosidad, por lo tanto aceptó, arrastrando al resto junto a ella.

Fueron a sus salones a recoger sus mochilas y pertenencias.

Se reunieron y caminaron hacia la cancha de fútbol.

En cuestión de minutos ya se encontraban sentados en las gradas y observando, a excepción de Wednesday, quien solo usaba el celular y estaba algo alejada del resto.

—Enid. — La llamó Yoko, recibiendo un "¿si?" como respuesta.

—¿De casualidad conoces a esa chica de por allá? — Le preguntó, casi susurrando, aunque la rubia logró oírlo a la perfección.

Cuándo Enid volteó a ver, se percató de quién era, la reconocía muy bien, Divina es muy cercana a ella.

—Si, la conozco ¿Por qué quieres saber, acaso te llamó la atención? — Sonrió pícara y la miró amenazante.

A lo cuál Yoko respondió con un codazo, provocando sin querer que Enid se fuera hacia un lado y chocara con Wednesday.

En cuánto sintió el contacto, la pelinegra la fulminó con la mirada.

Enid alzó los brazos rendida, mientras los agitaba inquieta.

—¡Lo siento! — Se disculpó, por culpa del choque el celular de la pelinegra cayó, chocando con el suelo mientras caía.

—Uuuuuy. — Dijo una Yoko burlona, el celular cayó desde arriba de las gradas, en dónde se encontraba el grupo, aparentemente se había partido, no podía apreciar bien el estado del dispositivo.

Wednesday quizo acabar en ese momento con la rubia, pero esta se levantó.

Casi iba por el celular de Wednesday apresuradamente, pero sus agujetas se lo impidieron, resbalando cuando dió el segundo paso.

El suelo de cemento la estaba esperando.

Los ojos de Yoko se abrieron como platos, y un Xavier asustado abrió la boca en una perfecta "O", pero en menos de 2 segundos suspiró aliviado.

La pelinegra jaló a Enid inmediatamente de la ropa, estirándola un poco.

Por instinto, claro.

Pero sosteniéndola, y jalando por segunda vez para volverla a sentar.

No planeó que cuándo jalara a Enid, la llegara a sentar en sus piernas por accidente.

Enid abrió los ojos de más por la sorpresa.

Wednesday no dijo nada, por lo que colocó el dedo índice en la espalda de Enid, indicando que se moviera. Seguía manteniendo el rostro inexpresivo, bueno, no del todo. La situación le llegó de sorpresa.

La rubia se levantó luego de unos segundos, con la respiración agitada luego de casi caer.

Decidió ignorar el hecho de que se sentó sobre Wednesday, pero para su mala suerte, Yoko no hizo lo mismo.

Se acercó a Enid.

—Qué aprovechada. — Susurró Yoko al oído de la rubia, sonriendo victoriosa.

Y luego se alejó, reacomodándose en su sitio.

Un silencio incómodo inundó el lugar luego de eso, lo único que se logró oír fué el silbato que indicó que el entrenamiento había finalizado.

—¡Vamonos, Ajax nos espera! — La rubia cambió de tema.

Wednesday se levantó, decidiendo ignorar también lo de hace unos segundos.

Yoko y Xavier hicieron lo mismo, y juntos fueron con Ajax para luego salir de la escuela en grupo.
















...











Ahora se dirigían a una feria de juegos que quedaba cerca, obligando a ir a Wednesday, quien intentaba huir sigilosamente a veces, fallando en cada una de ellas por cierta rubia.

Aquella pelinegra supo que estaba jodida en cuánto llegaron al lugar, demasiado luminoso y colorido para ella.

Se subieron a varios juegos, y se quedaron aproximadamente una hora y media allí.

Una tortura para Wednesday, tortura que por esta vez, no disfrutó para nada. Es decir, estar acompañada fue divertido, sí. Pero no sentía comodidad en un lugar con tantas personas desconocidas.

También compraron dulces, muchos dulces. Entre ellos pasteles, manzanas acarameladas y algodones de azúcar.

Quien más había comido era Enid.

Mientras que Xavier sólo una manzana acaramelada, y Wednesday absolutamente nada.

Yoko se fue antes que el resto, tenía que cuidar de sus primas menores. No se fue para nada contenta.

De igual manera se retiró Ajax, sólo que a este lo llamaron sus padres.

Finalmente quedaron Xavier, Enid y una emo.

Caminaron juntos hacia la salida, charlando un poco.

Hasta que a Xavier le llegó un mensaje, el cuál leyó inmediatamente.

Seguido de esto, se despidió de forma apresurada.

—Hasta mañana, tremendas putas. — Dijo con un tono de voz suave –para no sonar tan agresivo– el de cabello largo con una sonrisa, para luego salir corriendo y dejarlas solas.

Wednesday quiso insultarlo en mil idiomas, pero se aguantó.

Así que sólo se fue caminando en dirección a la parada de autobús, siendo seguida por una Enid curiosa.

Se sentó, y no pudo hacer más que observar a las miserables personas andar, pues, no tenía su celular.

La rubia también se sentó, a su costado.

La miró un rato a los ojos.

—Lo siento. — Dijo Enid.

A lo cual Wednesday no respondió.
Sí estaba molesta, pero también sentía que la rubia no se merecía desprecio por un tonto accidente. Se negó rotundamente a responder.

Tanto como Enid se negaba a no ser perdonada.

Le golpeó el antebrazo.
Wakatelas.

Tocó ligeramente su codo.
No.

Le palmeó el hombro.
Casi.

Colocó su dedo sobre sus mejillas unos segundos.
Mierda.

—Como digas. — Dijo la pelinegra. —No hace falta que compres uno nuevo, por si acaso..

Enid sonrió.

—Igual lo haré. Pero dime ¿Entonces todo bien.. entre nosotras?

—Tómalo como quieras.

Wednesday se levantó y caminó en dirección a su hogar, Enid insistió en acompañarla mientras seguía pidiendo perdón.

Caminaron mucho rato, la única que hablaba era Enid.

Pasaron la cafetería hasta llegar al destino de la pelinegra.

Wednesday entró a su casa, dejando afuera a Enid, pero esta alcanzó a dejarle dinero. Sí, también como disculpa. No sirvió de mucho ya que a los segundos Wednesday abrió la puerta, le entregó en la mano el dinero y volvió a entrar.

La rubia se quedó viendo la puerta de la casa de la pelinegra unos segundos, con la boca entreabierta. Hasta que sintió caer gotas del cielo, luego, se fue a casa caminando.

Llovió durante toda la noche.

[ 𝘈𝘨𝘶𝘫𝘦𝘵𝘢𝘴 // Wenclair ] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora