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Wednesday golpeaba su lápiz contra la mesa, no de forma rítmica, sino ansiosa. Estaba en medio de un exámen sorpresa y, nada podría ser peor. En alguna otra ocasión hubiera sido la primera en contestar todas las preguntas de la hoja frente a ella, pero ahora no podía concentrarse para nada.

Su mente recorría únicamente aquel momento en que dejó la casa de Enid totalmente alterada, sin saber que hacer.

¿Por qué no podía ser todo como antes? Cuán arrepentida estaba. Si tan sólo no hubiera accedido a ir a casa de la rubia esa vez..

— Ey, Wednesday. — murmuraba una chica a su lado, la cual ni siquiera conocía, en realidad. Pero de igual manera le prestó atención a sus palabras. — ¿Podrías dejar de hacer ruido, porfa?, es imposible concentrarse así. Además.. — continuó. — no respondiste ni una pregunta. ¿Qué onda con eso? — dijo entre risas bajas.

Los ojos de la morena se apagaron de pronto, confundiendo a la otra jóven, quien iba a hablar nuevamente, cuando fué interrumpida por el profesor. — Rodrigo y Addams, ¿todo en órden allá atrás? — cuestionó en voz alta, demandando una respuesta inmediata. Al instante ambas mencionadas volvieron su atención al exámen frente a ellas.

[...]

Ya era hora de almuerzo, y el estado de ánimo de la azabache no cambiaba ni una pizca. No respondió nada del exámen, únicamente colocando sus nombres y apellidos. Observaba su comida con desdén. Pobre hamburguesa rechazada.

Pronto, se hizo presente un pequeño grupo de estudiantes. Se conformaban por Yoko, Xavier, Divina y Eugene. Cada uno con un semblante preocupado. Yoko fue la primera en hablar, — Oye, Wednesday.. — empezó, captando la atención de la morena. — Uhm, directo al grano. Me preguntaba si sabías algo sobre Enid.

La pelinegra casi tiembla al oír su nombre. Oh, Dios, su jodido nombre..
Recordaba que hace no mucho no le preocuparía de más, pero ahora todo era distinto. Extrañaba las cosas como eran antes. Así tuviera que soportar las lágrimas que deseaban salir al ver a la rubia junto a Ajax, su novio. Ya sea abrazados, tomados de la mano o besándose.

— ¿Por qué yo sabría? — preguntó con desinterés, devolviendo la pregunta.

Los presentes intercambiaron miradas. Ahora era turno de Eugene para hablar: — Bueno, parecían tener una estrecha relación, ¿qué no son cercanas o algo?

Wednesday, en un acto imprudente, tomó la hamburguesa de la mesa y, levantándose bruscamente, desapareció del campo de visión de los desconcertados chicos.

— ¿Qué rayos fue eso? — dijeron Divina y Xavier al unísono.

Por el momento nadie había sabido nada más de la jóven rubia. Habían ido a su casa un par de veces, pero siempre era lo mismo: ella no se encontraba en casa en ese momento. No respondía ni llamadas, ni mensajes.

Simplemente desapareció.

[...]

Ahora la pelinegra se arrepentía una y otra vez de haber asistido a la escuela. Seguramente dejaría de hacerlo pronto.

Quería cambiarse de escuela, mudarse, irse del país. Quería olvidarla. Sabía que para Enid, nada de aquella noche había significado algo. Se encerró en los baños femeninos e ingresó a uno, cerrándolo para llorar sentada contra la pared. Anhelaba que todo cambiase, extrañaba tanto cada que Enid le hablaba relajadamente, cada que pasaba un momento con sus amigos o con la rubia, sintiéndose bien por primera vez. Para al final joder todo.

Gran idiota.

Rió mientras sentía que se ahogaría en sus lágrimas en algún momento, recordando la vez en la piscina de Ajax. Bufando en medio del llanto, volviendo a brillar muy levemente, aún en medio de la oscuridad. Amaría recuperar su brillo, sus ganas de vivir. Pero era consciente de que eso no ocurriría, pues lo arruinó todo, y de tantas maneras de hacerlo, escogió la peor de todas.

Seguramente Enid la odiaba. ¿Cómo ella, totalmente sobria, pudo haber hecho eso con la chica, que pasaba por uno de sus peores momentos?, ¡ella tenía novio!

Sabía que ella lo amaba mucho más a él. Que no era un grano de arroz al lado del chico. Pero, Dios, ¿por qué dolía tanto?

¿Será que en verdad se había enamorado profundamente de la rubia?

Probablemente.

Pero ni en sus más grandes sueños ella sería correspondida.

Además, ni aunque así fuera podría tener algo con Enid. La conocía, y sabía que jamás dejaría a Ajax por ella. No en estos momentos, en que el pobre sufría terriblemente. Ella jamás haría algo que perjudicara a sus seres queridos.

Se limpió las lágrimas luego de que cesaran. Había faltado a todas las clases y seguro más de una se habría percatado de los sollozos llenos de sufrimiento dentro del baño de mujeres. Finalmente el timbre sonó, indicando que las clases habían acabado y todos podían regresar a casa. Al salir, se dirigió al lavamanos y se lavó la cara, mirándose un instante en el espejo. Ojos rojos, cabello medio desordenado, nariz roja, al igual que sus mejillas. Le ardía la piel al rededor de los ojos de tanto haberse limpiado con la manga de su polera. Se odiaba con ímpetu. Toda aquella mínima aceptación en sus ojos al mirarse a sí misma se había volatilizado, mutando en repugnancia.

Salió y se dirigió a su aula sólo para tomar su mochila y largarse de allí. Al salir, no pudo haberse llevado peor susto.

Sus ojos marrones, en los cuales se notaba el intento de retener el llanto todo el tiempo, se encontraron con unos ojos tan azules como el mar. Bellos a la vista de la azabache, tan perfectos. Amaba esos ojos. Pero tan siquiera haber tenido un pequeño encuentro con ellos la hizo derramar lágrimas. Enid ignoró a sus amigos, con los que se suponía estaba hablando. Se miraron sólo unos instantes, pues Wednesday aceleró el paso y se retiró, llorando notablemente. Aquella escena no pasó desapercibida por Yoko, que, ver que la rubia estaba distraída, siguió con la mirada hacia donde estaba mirando. Apreciando justo el momento en que las lágrimas de la pelinegra se acumularon y comenzaron a derramar descontroladamente para luego marcharse del lugar con apuro.

Frunció el ceño y al volver la vista hacia Enid notó como su mirada se apagaba y vagamente oía lo que Xavier decía. También parecía querer llorar, pero manejó sus emociones para evitar preguntas que sabía la harían estallar y el azul mar de sus ojos terminaría siendo mar de lágrimas.

Se preocupó por sus amigas, obviamente algo había pasado. No sabía exactamente qué hacer, pues no quería entrometerse, pero también detestaba ver así de mal a ambas chicas.

[...]

Vuelvan a leer todo, si quieren. No creo que a este punto recuerden algo de la historia asiq, pues les recomiendo eso c:

De pasadita dejan una estrella, ¿va?

Aún no he muerto. Les confieso que estuve a punto de borrar la historia, incluyendo mi cuenta, y simplemente "desaparecer" wjrjwudja

Ojalá les guste el cap (?.

Es raro decirlo luego de tanto, pero eso. Por mi parte no me gustó del todo cómo desarrollé las cosas,ays........

Bueeeeno. A nada, ¿vdd? XDD.

En fin; linda noche, mua.

[ 𝘈𝘨𝘶𝘫𝘦𝘵𝘢𝘴 // Wenclair ] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora