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—La llevo yo. — Dijo la asiática sin siquiera preguntar.

—Bien, cuídala entonces.. Supongo. Yo voy por Eugene.

Yoko asintió. Tomó a Divina por la cintura y las rodillas, y la cargó, para luego salir del lugar.

Wednesday decidió ignorar al grupo que aún seguía peleándose por ahí.

Se dirigió a la cocina de la cafetería, y desde afuera pudo ver a Eugene comiendo y disfrutando de una dona.

Entró silenciosamente.

—Sorpresa. — Eugene saltó del susto.

Se tragó lo que quedaba de su dona y volteó lentamente.

—¿Ya- ya está todo mejor allá afuera? — Preguntó dudoso.

—Si, mucho mejor. Pero creo que deberíamos ir a ver a Divina.

—¿Por?

—Yoko la llevó a la enfermería, que te explique ella.

[...]

Media hora después de lo ocurrido, varios estudiantes habían terminado en mal estado. Y necesitaban mejorarse, así que durante una semana, se suspenderán las clases.

Reparando los daños, padres pagando por los desastres de sus hijos, etc. Luego de que todos se recuperen, los causantes de todo el problema deberán cumplir con su merecido castigo.

Llevaron a Divina a casa, y sus amigos quisieron acompañarla, así que lo hicieron, junto a Yoko.

—¿Div, no te duele nada? — Preguntó Enid.

—No, tranquila. Todo en orden. Solo siento incomodidad en la cabeza. — Rió tímidamente.

Wednesday permaneció en el centro del mueble sin saber qué hacer.

A su costado Enid, y al otro lado Divina, ellas saben muy bien por qué se sentaron así.

—Si todos están bien.. ¿Sale maratón de Harry Potter? Tenemos una semana sin clases, hay que aprovechar. — Eugene ofreció una idea.

—¡DALE CHATO! — Aceptó sin dudarlo Ajax. —¿Eso está bien para ti, no Div?

—¡Por su puesto! Enid, ¿Me pasas el control de la tv?

Enid le lanzó el control que estaba en la mesita de enfrente y Divina lo atrapó.

Wednesday disfrutó de las canciones que se reproducían aleatoriamente, y que no se dieran cuenta de que llevaba auriculares. Se hizo la dormida, pero Divina no se tragaba el cuento.

Le hizo señas a Enid para hacer enfadar un rato a la pelinegra, comenzaron a abrazarla.

Le acariciaban el cabello, la cara, y no la soltaban. Mientras Enid la abrazaba por la cintura, Divina abrazaba su brazo.

Xavier soltó una carcajada.

Pero Wednesday no iba a perder contra ellas, así que siguió actuando.

En ningún momento se separaron.

Enid intentó enrollar su brazo libre en la cintura de Wednesday, para poder tomarla en un abrazo más seguro.

—¡Bien, es suficiente, ganaron! ¿Están contentas, mis perras?

—Oye!

—Ustedes empezaron.

Vieron la tv durante unas 5-4 horas. Pero Yoko se aburrió.

Se estiró sin ganas, y miró hacia los lados, a ver si se le ocurría algo mejor que hacer.

De pronto observó un flotador de esos con forma de dona, recargado a la pared, al lado de una caja larga, pero la caja no era lo importante.

[ 𝘈𝘨𝘶𝘫𝘦𝘵𝘢𝘴 // Wenclair ] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora