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𝗝𝗲𝘀𝘀𝗶𝗰𝗮

Estábamos en la cafetería del instituto, comíamos en silencio mientras que la consejera Blatt daba una estúpida charla.

-El ciberacoso es algo muy grave-decía la consejera-. Mandar un mensaje cruel a alguien por Internet, puede ser tan dañino como decírselo a la cara.

Todos estaban a lo suyo mirando sus móviles.

》 No voy a dar nombres, pero el otro día me llamó una madre porque su hijo estaba llorando después de que unos chicos se rieran por Internet de su deformidad facial.

Miré a Eli quién lógicamente quería salir de ahí y más al escuchar los despectivos murmullos de los demás estudiantes.

Tomé su mano debajo de la mesa haciendo que él me mirara y que yo le dedicara una sonrisa como muestra de apoyo.

-Pero, hoy nuestro objetivo es procurar que este centro sea un lugar seguro para todos-continuó Blatt.

-Si estáis hartos de que os acosen, nuestro dojo busca alumnos-les dijo Miguel a Eli y a Demetri.

-Ya, claro. ¿Lo has oído, Eli?-cuestionó Demetri sarcásticamente-. Un poco de kárate e irás por ahí rompiendo piernas.

-Habla en serio, Demetri-mencioné yo-. El sensei es muy bueno. Podría haceros descuento.

-Por muy tentador que suene, prefiero pasar las tardes jugando a Crucible Control que aguantando golpes-respondió Demetri.

-Ah, una cosa más-volvió a hablar Blatt-. Todos queremos celebrar Halloween, pero os pido que los disfraces sean políticamente correctos.

》Por ejemplo, en vez de enfermera sexi, podéis probar el de sanitario unisex.

Algunos soltaron una risa.

-Oye-le dije a Eli-. Piensa lo de entrar a Cobra Kai, por favor. No me gusta presionarte y eso, pero creo que te hará bien.

Él lo meditó un poco.

-Lo pensaré-respondió.

Le dediqué una sonrisa.

-Vale.

[...]

Fui con Miguel al dojo pero, para nuestra sorpresa, estaba cerrado.

Pudimos ver al sensei aparcar su coche frente a nosotros.

-Nos dijo que estuviéramos aquí a las 17:00, ¿no?- cuestioné.

-Sí, pero hoy no habrá entrenamiento-respondió.

-¿Qué? ¿Por qué?-preguntó Miguel.

-Porque lo digo yo-respondió el sensei para posteriormente entrar al dojo.

Sujeté la puerta antes de que se cerrara y Miguel y yo entramos tras él.

-Sensei, queremos enseñarle algo-mencioné.

Miguel sacó de su mochila el portátil.

-Oye, no estoy de humor-informó el sensei.

-Creo que le gustará-continué.

-Es la página web de Cobra Kai-informó Miguel-. La hemos hecho en clase.

-Haga clic en la cobra-le dije.

𝖠𝗆𝗈𝗋 n̶o̶ 𝖼𝗈𝗋𝗋𝖾𝗌𝗉𝗈𝗇𝖽𝗂𝖽𝗈 || 𝗖𝗼𝗯𝗿𝗮 𝗞𝗮𝗶Donde viven las historias. Descúbrelo ahora