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𝗝𝗲𝘀𝘀𝗶𝗰𝗮

Eran entorno las tres de la mañana, debido a mis pensamientos, no había podido dormir y, sin saber cómo, había acabado frente a la casa de Eli.

A ver, no podía llamar al timbre pues todos se despertarían. Por lo que solo me quedaba una opción que ni yo creía que fuera a hacer.

Sí, subí por el árbol que había en su jardín delantero.

Por suerte de pequeña mi padre me llevó a un árbol a entrenar y pues sé mantener bien el equilibrio ahí, al igual que sé cómo subir más o menos.

Acerqué mi mano a su ventana cerrada para dar unos golpes esperando despertarlo.

Después de unos minutos lo conseguí y este se acercó a abrir la ventana.

—Pensaba que el que entraba por ventanas era yo—mencionó con voz de dormido.

—Déjame pasar—dije para que se apartara.

Pasé a su habitación tirando mi mochila al lado de su escritorio.

—¿Qué pasa?—me preguntó.

—No puedo dormir—mencioné.

—Bueno, yo tampoco podía—respondió.

—Siento haberte despertado—mencioné.

—No. Tranquila, amor—respondió—. Ven.

Se tumbó en su cama y yo me tumbé a su lado.

—De pequeña, cuando estaba aquí y no podía dormir solía ir a la habitación de Sam—dije—. La despertaba y hacíamos una especie de fiesta de pijamas. Comíamos dulces a escondidas, veíamos películas...

—¿La echas de menos?—me preguntó.

—A veces sí—confesé—. Pero recuerdo lo que me dijo en la fiesta de Moon y se me pasa.

—¿Qué te dijo?—cuestionó.

—No quiero recordarlo—respondí.

Él me abrazó por la espalda acercándome más a él.

—Siento todo lo que ha pasado con tu familia—dijo.

—No es tu culpa—respondí.

—Ya. Pero sé que lo estás pasando mal, y eso me preocupa—dijo.

—Cuando estoy contigo me siento mucho mejor—dije con una pequeña sonrisa.

Él me sonrió.

》Te amo.

—Yo también te amo, Jess—dijo él.

Apoyé mi cabeza en su pecho para así tratar de dormirme.

[...]

—Si quieres te puedo ayudar con eso—ofreció Eli mientras caminábamos por los pasillos del instituto.

—Pues sí, me ayudarías a no suspender—respondí.

—Pues esta tarde ven a mi casa—dijo—. Ey, mira.

Miré al frente pudiendo ver cómo Miguel entraba al instituto.

》¡El serpiente!

—¿Qué pasa?—cuestionó Miguel con una sonrisa.

—Bienvenido de nuevo—le dije con una sonrisa.

—Me alegro de volver—mencionó Miguel.

—¿Te han puesto piernas biónicas?—bromeó Eli.

𝖠𝗆𝗈𝗋 n̶o̶ 𝖼𝗈𝗋𝗋𝖾𝗌𝗉𝗈𝗇𝖽𝗂𝖽𝗈 || 𝗖𝗼𝗯𝗿𝗮 𝗞𝗮𝗶Donde viven las historias. Descúbrelo ahora