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𝗝𝗲𝘀𝘀𝗶𝗰𝗮

Caminé por los pasillos del instituto en busca de Eli hasta que lo encontré guardando las cosas en su taquilla.

-Hola, amor-saludó cerrando la taquilla.

-Hola-lo saludé-. Mmm... ¿te apetece saltarte la siguiente clase?

Él sonrió antes de asentir.

Tomé su mano para ir al cuartito del conserje dónde ya nos habíamos saltado unas cuantas clases.

-¿Tienes condones?-me preguntó mientras cerraba la puerta-. A mí se me han acabado.

-Yo tengo, tranquilo-dije.

Se acercó y me besó con ansias.

-Me encanta la falda que llevas hoy-dijo entre el beso haciendo que sonriera.

Me separé del beso para mirarlo.

-Siéntate ahí-dije.

Él se sentó en el escritorio y yo me agaché mientras lo miraba con una sonrisa la cual él correspondió.

Desabroché su pantalón y lo bajé un poco para acariciarlo sobre su bóxer.
Mi sonrisa se ensanchó al ver su reacción.

Iba a quitarle el bóxer cuando el sonido de la puerta se escuchó haciendo que me pusiera en pie de golpe.

-¿Qué estáis haciendo?-cuestionó el conserje con una ceja encarada.

Mierda.

[...]

-Esos actos están completamente prohibidos en nuestro centro-dijo la consejera Blatt-. No podéis usar el cuarto del conserje para vuestras intimidades.

-No estábamos haciendo nada-dijo Eli.

-Según el conserje la señorita LaRusso estaba agachada frente a usted quien tenía los pantalones bajados-dijo Blatt.

-¿Y por qué sería eso verdad?-cuestioné para luego tragar saliva-. Desde la pelea sufro ataques de ansiedad-fingí mi voz rota-. La culpa me carcome todos los días pensando en todos los que están sufriendo por mi culpa.

Dejé que una lágrima falsa se resbalaba por mi mejilla.

》Eli me lleva allí cuando tengo uno de estos para que me calme. Quizá el conserje lo interpretó mal. Nosotros no seríamos capaces de hacer eso aquí.

Blatt me miró.

-Yo no tenía idea de eso-mencionó-. Bueno, lo dejaré pasar. Pero si te sientes mal yo soy la consejera, puedes hablar conmigo.

Yo asentí aún con una expresión triste.

》Ambos pueden regresar a sus clases.

Me levanté y salí de allí aún con esa mueca de tristeza.

-Dios mío, Jess-dijo Eli-. Te juro que hasta yo me lo he creído.

Lo miré con una sonrisa.

-He tenido un buen maestro-respondí con una sonrisa.

Me dio un pequeño beso.

[...]

Fui al agente de la condicional pues tocaba que me hiciera una revisión y esas mierdas.

La mujer del mostrador me dio la ficha con las misma pocas ganas de siempre.

Noté cómo alguien se sentaba en la otra punta de la fila de sillas.
Me acerqué al ver quien era.

𝖠𝗆𝗈𝗋 n̶o̶ 𝖼𝗈𝗋𝗋𝖾𝗌𝗉𝗈𝗇𝖽𝗂𝖽𝗈 || 𝗖𝗼𝗯𝗿𝗮 𝗞𝗮𝗶Donde viven las historias. Descúbrelo ahora