𝖠𝗆𝗈𝗋 n̶o̶ 𝖼𝗈𝗋𝗋𝖾𝗌𝗉𝗈𝗇𝖽𝗂𝖽𝗈 || 𝗖𝗼𝗯𝗿𝗮 𝗞𝗮𝗶

~6~

𝗝𝗲𝘀𝘀𝗶𝗰𝗮

Miguel y yo estábamos poniéndonos los zapatos tras el entrenamiento.

—Ojalá mi madre viera lo que he hecho con las tablas—mencionó Miguel— pero, si se enterara de dónde estoy, me mataría.

—Ya, mi padre también lo haría—hablé.

Notamos como el sensei salía de su oficina con un papel en la mano.

—¿Qué le pasa?—le preguntó Miguel.

—Nada—respondió el sensei aunque no sonaba muy creíble—Poneos el disfraz. Os llevaré a la fiesta y conseguiremos más alumnos.

Miguel sacó lo que parecía un mantel.

—¿Qué mierda es eso?—cuestionó el sensei.

—Mi disfraz—respondió Miguel—. Lo ha hecho mi yaya. Empezó siendo Deadpool, luego Spiderman y al final soy un superhéroe genérico.

—Ya. Uno de lo más pobre—mencionó el sensei—. Eres Pobreman.

Reprimí una carcajada.

》¿Qué hay de ti, Roberts?

Saqué mi vestido de seda blanca.

—Seré una diosa griega—dije para luego mostrar los demás accesorios.

—No cumple mucho con lo que es Halloween, pero está mejor que el tuyo—le dijo a Miguel—. No puedes ir así. Hay que cuidar la reputación.

—¿Y qué hago?—cuestionó Miguel.

[...]

—Vale, ahora entrad en la fiesta. Yo iré a buscar alumnos nuevos para el dojo—dijo el sensei antes de irse.

Miguel y yo caminamos por los pasillos del instituto para ir al gimnasio donde se celebraba la fiesta cuando escuché como mi teléfono sonaba indicando una llamada entrante.

—Ve entrando tú, Migue—le dije—.  Luego iré yo.

Él asintió antes de irse.

Descolgué la llamada.

—Gregory por fin te ha dejado llamarme, ¿no?—le dije a mi madre.

—No he podido llamarte antes, Jessy—respondió.

—Ya, pues ahora estoy en una fiesta, no puedo hablar—le informé.

—Oh, bueno. Pásatelo bien, te llamaré algún día que tus hermanos estén por casa—contestó—. Te quiero.

—Yo igual.

Colgué la llamada antes de dirigirme a la fiesta.

𝗘𝗹𝗶

Me desvié de la conversación que teníamos Demetri, Miguel y yo cuando la vi entrar.

Llevaba un vestido de seda blanco, bisutería dorada y algunas decoraciones que simulaban unas hojas. Su pelo castaño estaba ligeramente ondulado y tenía algo más de maquillaje de lo usual.

Se acercó a nosotros con una sonrisa.

—Hola, chicos—saludó ella sonriendo—.  Me encantan vuestros disfraces.

—El tuyo también está bien—respondió Demetri—. ¿Qué eres?

—Una diosa griega—respondió ella—. ¿No lo parezco o qué?—bromeó.

Sí, lo pareces, sí. O al menos desde mis ojos.

》¿Eres un médico?

—Cirujano plástico—respondí en voz baja.