Yo soy un estudiante en la escuela estatal de una de las provincias más pequeña de mi país... Toda mi vida sería normal de no ser porque soy un huérfano que está apunto de perder su apoyo económico del estado... Pero un día todo cambió.
Fuí llevado...
-Que grandes títulos se me ocurren por Dios... Lastima que mi escritura no sea igual de buena-
En la capital del Sacro Imperio de la Luz una ciudad blanca con brillos dorados cintos o quizás miles de personas caminaban por una gran carretera que salia desde el gran castillo del papa hasta donde se extendía la vista lo que estas personas alababan era un Dios que no sabían si existía o no... Tenían Dioses que constantemente contrataban con los mortales pero para ellos eso seres no eran dioses.
Ellos creían que un Dios trascendía tanto a los mortales que ni siquiera merecían su atención.
Desde el gran castillo que servia como sede de la religión de la luz en uno de sus balcones un hombre anciano cuya única vestimenta era una ligera tela que apenas cubría sus pelotas.
Papa - Saquen a esta putas de mi habitación.-
Cuando esas palabras salieron de su boca una sobra rápidamente se movió a su espalda y se llevó a las tres mujeres que estaban en la habitación.
Papa - Ah... Hoy vinieron mas sacrificios... Ninguno de ellos es mínima mente útil, que suerte que siempre vengan en manada.-
Luego de eso una joven mujer con un traje de sirvienta entró en la habitación con varias prendas de ropa.
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-Cerdo asqueroso todo aquel que se imaginó algo como esto-
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-Esta historia esta marcada como Madura así que no debería haber pedo, ademas ninguna de las imágenes me pertenece-
Papa - Déjalas en la cama y vete.-
La sirvienta un poco alterada ya estaba por irse pero...
Papa - Muy tarde.-
La joven mujer comenzó a llorar.
Sirvienta - N-no Por favor mi espo...-
Una cachetada resonó en la habitación.
Papa - En este imperio no hay hombre mas importante que yo, si tu esposo es tan importante que venga aquí y te defienda... Me gustaría ver su cara mientras eres violada frente a sus ojo... No, no, mejor sería traer a todo tu familia a que vean como cada hombre en este castillo te trata como su saco de semen.-
Ella entre lagrimas cayó al piso procesando el destino que le deparaba... Lo dicho anteriormente no era una posibilidad ni una opción, era las historia de su final.
Cuando estaba de rodillas sintió que algo entró en su boca, quería vomitar del asco... El olor, el sabor... Todo lo parecía insoportable...
Papa - No muerdas, tengo mas de una manera de llevarte al borde de la muerte y traerte de regreso.-
Sus lagrimas se derramaban aun más.
Papa - Vamos muévete o ¿esperas que yo lo haga todo?.-
Ella con todo el asco comenzó a mover su cabeza y sus impulso para vomitar la hacian tener arcadas y temblar.
Papa - Bah... Tienes que llevártela no me sirve.-
Una sombra la arrastró fuera de la habitación.
El papa se vistió con una túnicas blancas y bordados dorados.
Papa - Hoy toca el décimo discurso... Creo que la voz pre-grabada está puesto en cetro.-
Después de eso el papa salio a un balcón que era proyectado en grandes imágenes al cielo.
Papa - Mi gente... Yo soy el Papa de nuestro santo Imperio, el líder de nuestra gran religión de la luz... Hoy ustedes serán recibidos en el castillo para orar al verdadero Dios, no a esos seres arrogantes que se hacen llamar a si mismo dioses... Todos sabemos que no lo son... Son unos arrogantes, hoy hagan que su voz llegue al verdadero dios.-
Después de su corto discurso se volvió a meter en su habitación.
- Sabes, me desagradas mucho... Tanto que mi hijo vendrá a cortarte en dos, por ahora te dejo un regalo... No, mejor dos... Ten esta crema sirve para la irritación, el segundo llega un rato busca vaselina... te van a hacer un DRE sin manos jajajajaja.-
