Yo soy un estudiante en la escuela estatal de una de las provincias más pequeña de mi país... Toda mi vida sería normal de no ser porque soy un huérfano que está apunto de perder su apoyo económico del estado... Pero un día todo cambió.
Fuí llevado...
Sentí un toque en mi brazo al despertar estaban tanto Aria como Paris golpeando mis brazos, en sus miradas había confusión y sus cabezas rotaban entre mi rostro y una esquina de la habitación.
Al mirar donde ellas veían, allí estaba sentado un hombre con el pelo corto de color dorado, ojos con iris blancas y una piel blanca como el mármol sin embargo parecía estar rompiéndose como si fuera un roca, sus orejas largas y puntiagudas, su mirada apagada mientras leía un libro
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(Imagen referencial)
- Esperaba algo más de los instintos de un dragón, no entiendo por qué madre te dejó en ese mundo subdesarrollado.-
Entrecerré los ojos y la gran espada de dos metros ya había aparecido en mis manos y la armadura negra, Aria y Paris sacaron un par de espadas de sus anillos.
-No hace falta tal agresividad... Somos familia soy su cuñado ¿Saben?... Me llevaré a mi hermanito un rato, no se preocupen... Ah y Leo debería dejar de chuparse los dedos de los pies.-
Entonces todo mi alrededor fue consumido por un brillo de luz y luego estaba en lo que parecía una arena vacía.
- Tenemos hmmmm... Ocho minutos antes de que mamá o Karin lleguen, mientra tanto te enseñaré algunas cosas.-
Su libro desapareció en el aire y en sus manos unos guantes negro que en las puntas de los dedos parecían demasiado afilados.
- Primero, esa armadura es buena, mas no infalible, está hecho de una de las escamas de padre, sin embargo estos guantes están hechos de una parte de sus cuernos.-
Desapareció en el aire y apareció justo frente a mi, sin dolor ni impacto su mano había atravesado mi abdomen.
De un tirón sacó algo del tamaño de una pelota de baseball.
- Eres mitad dragón mitad humano, al cambiar de forma tus órganos no se reducen o se hacen más pequeños, simplemente van a otro lugar... Un dragón perfecto tiene diez corazones, un humano perfecto tiene un corazon mucho mas pequeño que un humano normal, tu tienes las ventajas de ambos, un cuatro corazones pequeños que soportan mucha más presión de la que deberían.-
Desapareció de nuevo, esta vez al aparecer de nuevo toda mi armadura había desaparecido dejándome en ropa interior.
- Lo mismo de antes, tu cuerpo dragón al pasar a ser humano sufre cambios radicales... Músculos que parecen no tener sentido hasta que sacas tus alas, brazos igual de fuertes que tus piernas, un abdominal que contiene menos intestinos para dar lugar a un complejo y compacto sistema digestivo que deja espacio para dos pares de pulmones.-
Desapareció y apareció junto con mi brazo sin darme cuenta.
- Es imposible desangrarte sin usar métodos especiales, huesos ligeros pero resistentes y algo tan importante... Un cerebro que se extiende lo suficiente como para llegar a tu cuello, y en tu forma de dragón va desde tu cabeza a tu lomo.-
Una brisa silenciosa levantó el polvo mientras trataba de acelerar mi recuperación.
- No menos importante una piel dura, pocos receptores del dolor, al entrar en combate liberas mucha más adrenalina que cualquier otro ser y una regeneración tan injusta que incluso si te cortan la cabeza no morirás.-
Entonces mis luces se apagaron...
Cuando me desperté me sobresalté y junto a donde estaba una mujer joven estaba sentada tranquilamente
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Karin - Hola soy Karin, el es mi hermano Ren, quizás no se presentó pero entre tú y yo... Esa actitud suya es una mera farsa.-
Lyon - ¿Y quienes son?.-
Karin se coló una mano en el pecho y con una cara de dolor dijo.
Karin - ¿Como no reconoces a tu hermanos mayores?.-
