Insatiable

Nether

—Rebornplay cubitos.
—TortillaLand2.
—Muy soft.

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–¿Eso es... luz?— dice, tapándose la cara con su antebrazo— ¡Es luz!— ríe.

Pero su risa cambió hace tiempo, en el momento en el que decidió adentrarse en el mismísimo infierno: el nether.

Su risa cambió cuando se dio cuenta de que estaba solo. Absolutamente solo, entre monstruos y magma. Entre cerdos locos por el oro y mares y mares de lava.

Su risa cambió cuando supo que no podría volver a salir de ahí nunca más.

–Tengo el pico hecho mierda... joder— vuelve a reír.

Sigue picando hacia delante y hacia arriba, dejando atrás una especie de escalera.

El nether le cegó y le consumió a partes iguales. Cada vez que picaba encontraba un material nuevo y cuantos más materiales encontraba más quería seguir allí dentro, hasta el día que aquello acabó y quiso salir.

De eso hacía tres meses.

No pudo encontrar una salida, ninguna de las veces que lo intentó. Se intentaba animar pensando en el exterior, en sus amigos... en su novio.

Oh, su novio. Su precioso y pobre novio.
Todavía recuerda sus últimas palabras de despedida, hace ahora seis meses.

<Flashback>

–Déjame ir contigo.
–No, estaré bien, de verdad. Entraré a por algunos materiales y saldré.
–Reb...
–Será rápido, un par de días, tal vez. Tres como mucho.
–Es muy peligroso. Si voy contigo puedo defenderte y cargar con más cosas, de verdad.
–Raúl...— acuna su cara con ambas manos y sonríe con ternura— ...confía en mí, estaré bien.
–Yo confío en ti... pero no en lo que está allí.

Se miran a los ojos durante unos segundos y el más alto le sonríe para después besarle en la frente.

–¿Y si no vuelves?— susurra.
–Volveré.
–Prométemelo, por favor— se miran de nuevo.
–Te lo prometo, mi amor.

El mayor suspira y le abraza, enterrándose en su cuello.

–¿Por qué eres tan complicado?— el castaño ríe levemente— No te rías... me da ansiedad dejarte ir solo.
–Pero que no va a pasar nada.
–Llévate a alguien contigo, si no quieres que vaya yo, por favor. Seguro que Focus te acompaña... o Axo.
–Axo no.
–Bueno, el niño no. Pero ¿Imantado?
–Es nuestro otro niño, evidentemente no.
–Tienes razón... pues Biyin. Seguro que quiere tener materiales nuevos.
–Escúchame, por favor— coge sus manos con fuerza, entrelazando sus dedos— Es mi decisión. No va a venir nadie conmigo y muchos menos mi familia, porque no quiero poner en peligro a nadie.
–¿Y qué pasa contigo?
–Sé cuidarme solo. De verdad, acepta mi decisión.
–No me da la gana, Reborn.

Suelta sus manos y se va de la habitación. Reborn suspira frustrado y sale detrás suya.

–Auron— corre— Auron, para un segundo.
–Déjame en paz. Tengo cosas que hacer.
–Escúchame.
–Ya te he escuchado suficiente. Acepta mi decisión ahora: quiero irme, a solas.
–¿No te despides?
–¿Van a ser dos días, no? Con suerte cuando vuelvas, se me habrá pasado el cabreo.

Reborn sonríe, lo agarra por la cintura y por la mejilla y tira de él hasta besarle. Auron relaja su cuerpo al notar sus labios y deja ir algunas lágrimas traicioneras.

–¿Te he dicho ya lo adorable que estás cuando te cabreas?— susurra en sus labios.
–Eres tan... imbécil— los dos ríen suavemente y se vuelven a besar.
–No llores, por favor... me rompes el alma.
–Lo siento.
–Sh...