Insatiable

World Trade Center

—Rebornplay
—TortillaLand2
—Soft.

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–¡Kappu! ¡Ven aquí, mono asqueroso!

Gritaba el castaño mientras corría por la casa de su pareja.

–No le llames así y te hará caso— responde el moreno con calma, mientras le da comida a Fénix.
–Qué fácil es decirlo. Lo he intentado todo desde que estoy aquí y nada.
–Eso es porque sabes que eres malo— se miran y el mayor le guiña un ojo; Reborn suspira.
–Debo de ser horrible entonces...

Se sienta en el suelo junto a su pareja y acaricia al felino en silencio.

–¿Te ocurre algo más aparte de no conseguir darle comida a tu hijo?— pregunta, mientras consigue atrapar al pequeño animal y darle comida.
–Nada...
–¿Voy a tener que insistir mucho?

Reborn sonríe y suspira. Auron se sienta a su lado y le acerca a Kappu. Los dos se miran, su reciente dueño vuelve a suspirar derrotado y lo coge en brazos. El mono le mira, curioso, y el castaño le acaricia la cabeza.

–Te gusta hacerme enfadar, ¿verdad?— le pregunta al animal. Auron sonríe— Te lo perdono porque eres bonito— el moreno ríe.
–¿Por eso me lo perdonas todo también?
–Tal vez— ríen levemente.

Reborn deja un beso en la cabeza de su pequeño hijo y este se acurruca en sus brazos, cerrando los ojos. Auron se acerca más y apoya su cabeza en el hombro del castaño.

–Eso no lo hace con cualquiera... solo con quien le da confianza— susurra cuando comienza a acariciarle la cabeza al pequeño— Le gustas... solo le gusta jugar... es pequeño.
–Lo sé...— se une al susurro— ...siento haber gritado e insultado... estoy... frustrado.
–¿Qué te pasa, 'Ribourn de mi mega life'?
–Estoy harto del puto Profeta.
–Eso no es nada nuevo... ¿qué te ha hecho ahora?

Reborn suspira y se separan, lo suficiente para poder mirarse a los ojos.

–He intentado mil veces salir de este pueblo... aunque sea una semana... incluso había comprado billetes.
–¿Billetes?
–Sí, hay una cosa que se llama avión y puedes viajar por el cielo con más gente.
–¿Como un cohete?
–Parecido— el moreno asiente, interesado— Había pensado ir a Nueva York... es una ciudad a unas horas de aquí, a bastantes la verdad. Tendríamos que ir a otra ciudad a coger el avión pero había pensado irnos una semana y descansar... pasar tiempo juntos.
–Suena bien— dice, acariciándole la mejilla y barba.
–Sí... eso creía. Mira, así se ve— le da unas fotos de la ciudad de Nueva York y los principales edificios emblemáticos— Estas dos torres ya no existen desde hace años. Por desgracia tuvieron un ataque y las tiraron.
–No jodas...
–Sí... murió mucha gente, una desgracia— suspira, con tristeza— Pertenecían a un espacio que se llamaba World Trade Center. Eran oficinas, tiendas... como un centro comercial.
–Suena increíble— contesta, mirando todas las fotos.
–Las dos torres se llamaban Las Torres Gemelas, porque eran idénticas.
–Claro— se sonríen.
–Compré los billetes para una fecha en específico... este año se cumplen veintidós años de aquel terrible suceso y me hubiera gustado ir a conocerlo o lo que queda de ello.
–¿Y cuál es el problema?
–El Profeta se ha enterado de lo que estaba planeando y me ha roto los billetes.
–¿Qué? ¡Será cabrón!
–Sí, eso le dije yo y acabé en la lava— suspira, derrotado.
–¿Por eso me pediste cosas nuevas el otro día? No tenías nada...— asiente— ...ese Profeta asqueroso no me ha conocido a mí. Se va a enterar, vamos que sí— se levanta, decidido a salir por la puerta.
–Espera, fiera— le agarra por la cintura y tira de él.
–¡Suéltame! Ese no me ha oído a mí. ¿Romperte los billetes? ¿a ti? ¿pero quién se cree?
–El puto Profeta, eso se cree.
–¡Pues me la sopla!