ὀκτωκαίδεκα

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Mar de los Monstruos

Percy no tardo en dormirse, al cerraron los ojos inmediatamente se formó una imagen, o para ser exactos tres pares de ojos que estáticos que parecían llamear en la oscuridad de la noche.

"Perseus... te advertimos que cambiar los sucesos sería peligroso, debes mantener el orden, ella no se puede enterar, no aún" sentenciaron los ojos, y Percy identificas a los seres rápidamente como la Moiras, sin pensarlo soltó un bufido caminado hasta esto pero no tardo en notar que con cada paso que daba estos parecían alejarse, el hijo de Poseidón se detuvo mirando a su alrededor, la nada en su maximo esplendor.

"Saben que?" Replicó el sin dirigirles la mirada "No me interesa, por un año estuve jugando su juego de mantener todo en secreto, pero adivinen que... nada mejoró!" Grito Percy dirigiéndoles la mirada, las orbes se mantuvieron estáticas "Todo sigue igual y no veo señales de que algo vaya a mejorar, no pienso seguir sus órdenes si no me dejaran salvar a todos los que pueda, fui enviado acá por alguna razón, se me advirtió que no podría salvar a todos, pero eso no significa que no lo intentaré, que no gastare hasta el último palpitar de mi corazón para que todos vivan, no voy a permitir que más personas mueran" sentenció el, las Grandes orbes parecieron mirarse por un segundo intercambiando miradas complices, Percy apretó los puños y sintió como su cuerpo se formaba en la nada.

"Estas seguro que quieres ir por este camino?" Preguntaron las tres al unísono y empezando a tomar forma.

"Si, y no me interesa que usen sus poderes del destino para detenerme, inténtenlo, Yo Percy Jackson, Hijo de Poseidon desafío a las Moiras a intentar controlarme, las desafío a intentar guiar mi destino" dijo Percy irritado, las Moiras terminaron de materializarse y al instante todo a su alrededor cambió, ahora estaban en una sala de estar, una corriente y normal sala de estar que de un edificio cualquiera de New York, Percy miró confundido cómo estás tomaban su lugar en un sillón color azul eléctrico.

"Y solo hace un año estabas triste y desquiciado negando tu destino como un héroe" dijo una burlonamente, las otras dos se limitaron a soltar pequeñas risas, Percy miró a su alrededor y vio un sillón de cuero individual de esos que se reclinaban.

"No soy un héroe, solo soy un tonto egoísta que está harto de vivir con el peso de la muerte sobre sus hombro, soy un idiota que no piensa rendirse ante nadie y mucho menos inclinarse ante quien no lo merece..." sentenció Percy, las Moiras parecían escucharlo aunque no se podía saber, simplemente lo miraban aunque en realidad parecían estar perdidas en sus pensamientos "No seré el peón de los Olímpicos, no sere el juguete del destino, no seré el héroe de los semidioses, pero eso no significa que no salvare a quienes se lo han ganado, que me quedare de brazos cruzados viendo como ancianos seniles y estupidos arrogantes y ahogados en poder intentan destruirse entre ellos, protegeré a quienes no se puedan proteger, no por que sea lo correcto, si no por que he visto el sufrimiento que eso trae, y nadie se merece morir por culpa de berrinches de seres asquerosamente repletos de poder" dijo el sentándose, las Moiras se miraron de reojo, fue el turno de la de la derecha de hablar y su forma cambió, Percy la reconoció enseguida Clotho, la que hilaba la rueca.

"Los heroes no nacen Perseus, se hacen, un héroe no lo es por decisión propia, no puedes decidir convertirte en uno de la noche a la mañana, un héroe lo es cuando quienes creen en el así lo quieren, cuando la gente lo sigue a pesar de todo, cuando las masas están dispuestas a protegerlo y a ayudarlo a pesar que todo esté en su contra, en ese momento es cuando alguien asciende y se convierte en héroe, y tu Percy no estas muy lejos de eso, ya lo haz hecho una ves, ya te has convertido en el semidiós, si no en el ser mortal más poderoso de todo el mundo, de todos los panteones" explicó ella.

Percabeth: La historia tiende a repetirseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora