La Atlantida

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Montauk, New York
16 septiembre 2006

El mar estaba tranquilo, las olas se deslizaban gracilmente sobre la fina y amarillenta arena dejando vestigios de la salada espuma en ella, el sonido del golpear se perdía entren la brisa, el sol en el cielo despejaba a las nubes casi uniformemente, y una suave brisa llevaba el olor a mar hacia la costa ahí donde dos personas estaban despidiéndose, eran Percy y su madre, que habían acudido a la cabaña con el único propósito que Percy pudiera ir a la Atlántida sin levantar sospechas, después de todo cuando el Rey Del Mar llama no puedes hacer menos que acudir, y en especial cuando este es tu padre.

Okey, regresemos una semana atrás, cuando Percy recibió un mensaje Iris que no esperaba, aunque resultó muy conveniente para sus planes que involucraban reunir un gran ejército con seres Del Mar, ese mensaje fue corto pero concreto, algo que Percy no rebatió, después de todo sabía que quien envió el mensaje, o para ser exactos quien realizó la conexión no sabía que pensar del hijo de Poseidón, pues no fue el rey quien lo llamó, fue su hermano, Triton, el heredero al trono y alguien que se había formado una opinión sobre Percy de acuerdo a lo que sabía y por que lo había estado vigilando según lo que le había confesado en algún punto de la historia, aún así Percy no se quejaba, pensaba aprovechar la oportunidad de visitar a su padre antes de tiempo, pensaba demostrarle lo que valía, demostró que era un verdadero hijo de Mar.

En fin, el mensaje/llamada que duro no más de diez segundos fue una invitación cordial a pasar un fin de semana en la Atlántida, todo por orden del rey, ósea Poseidón quien quería probar los límites y capacidades de su hijo, y era tan obvio que estaba emocionado que incluso invitó a su hermana Hestia, o muy probablemente estuvieron hablando sobre lo que sabían de Percy, sobre lo que podía pasar y como podían evitarlo, aunque claro, al final Poseidón concluyó (Gracias a Hestia y los rumores es en las olas) que lo mejor era aliarse con Percy pues el tenía aliado poderosos. Sin embargo no valía con ser invitado al palacio en el fondo Del Mar, no es como que Percy pudiera escaparse de casa por tres días, no solo por que su madre se preocuparía, si no también por que después de haber sido un fugitivo por unos meses aún había algunas personas que lo mantenían vigilado, así que tuvo que planear un viaje a Montauk solo para poder pasar desapercibido, pero al menos aprovecharía la visita para convencer a su padre de enviar a Tyson... y eso nos lleva de nuevo al inicio.

"Cuídate Percy, por favor, no se que es lo que harás allá abajo, no fingiré si quiera poder imaginarlo y no quiero pensar en lo que tu hermano podría planear por celos, pero prométeme que tendrás cuidado" dijo Sally abrazando a su hijo, sus brazos rodeando firmemente a su hijo, su mejilla recostada sobre su cabello negro como la tinta de calamar, aunque con el brillo del sol reflejándose en el y con las partículas de sal y silicatos provenientes de la arena que la brisa levantaba impregnando su cabello este adquiría un fulgor más azulado.

"Tranquila, no es como que fuéramos a pelear a muerte" susurro Percy liberándose del estrujante abrazo, Sally sonrió, sus ojos brillando del mismo tono azulado que se veía en el horizonte, ahí de donde el sol había surgido como si el mismo mar hubiera expulsado una bola de sus planctones bioluminiscentes más brillantes, Percy le devolvió la sonrisa a su madre notando como los años parecían haber sido retirados con la simple desaparición de Gabe, aún así también podía ver las lágrimas en los ojos de ella, esas lágrimas que contenía al saber que su hijo estaba haciendo lo que más temía ella, involucrarse más en el mundo mitológico.

"Te veo en tres dias" grito Percy extendiendo los brazos y retrocediendo lentamente, el cielo a su espalda se tiñó de un tono más oscuro como si una tormenta se formara lentamente, el sol le daba el el rostro reflejándose en su piel bronceada como si de arena se tratara, en su hombro derecho colgaba una mochila de lona azul en la que guardaba sus pertenencias, después de todo no esperaba que Poseidón le tuviera preparada una habitación equipada con todo lo que necesitaba, Percy retrocedió otro paso, entrando en la línea de costa, la espuma en la arena se deshizo ante sus pies, una sonrisa se formó en el rostro de Sally mientras veía que su hijo se seguía adentrando en el mar, sin embargo las olas parecían reacio a tocarlo, después de todo el mar estaba en disputa consigo mismo, una parte lo apoyaba a él, otra, lo consideraba un intruso, alguien que no debería estar ahí, era obvio que aquellos que pensaban eso eran quienes querían más poder para si mismos, seres que estaban en conflicto con Poseidón o que jamás sirvieron en la corte de Pontus.

Percabeth: La historia tiende a repetirseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora