Traveling Through Pantheons I

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Dioses del Desierto

New York
23 de marzo de 2007

En la gran ciudad de New York los primeros días de primavera comenzaban, el frío se iba siendo desplazado por las olas de calor, las nubes despejaban el cielo dejando la luz del sol penetrar hasta el asfalto de las calles repletas de coches, el ruido de las bocinas resonaba en las Grandes avenidas y toneladas de gases se liberaban desde los escapes de los vehículos hacia el ambiente, ayudando únicamente a que el calor, que ya de por sí empezaba a ser abrumador, aumentara considerablemente, entre las calles y no muy agradecido por las poco inteligentes acciones de los mortales, un niño caminaba un preadolescente de 13 años, con cabellos negro azabache y con un brillo tornasol como si le hubieran tirado tinta de calamar en el cabellos, su verde mirada precavida que escaneaba cada persona que pasaba cerca de él.

El joven en cuestión, Percy Jackson, hijo de Poseidón que avanzaba por la calle oeste del Central Park en dirección al Museo Americano de Historia Natural, por que Percy Jackson estaba solo un viernes por la tarde?, simple, todos los viernes era lo mismo, al terminar su semana con Sally y asistiendo al Colegio Meriwether, donde por cierto había logrado mantener calificaciones estables, aunque sabía que no volvería a ser aceptado, después de todo su relación con Matt Sloan seguía siendo problemática... en fin, al terminar la semana, Percy debía ir a Atlantis, pero había hablado con su padre, y le había comentado sobre sus planes de intentar contactar con los egipcios, después de todo eran los siguientes en tener problemas.

El viento cálido despeinaba su cabello algo que no le agradaba mucho pero no podía hacer nada, el tiempo corría, y a pesar que aún era temprano Percy sabía que debía llegar al museo pronto, después de todo la conferencia del Dr. Julius Kane estaba por terminar, y no podía perderse el hablar con el futuro hospedero del Dios Osiris, necesitaba saber más sobre la magia Egipcia y a pesar que Cárter y Sadie eran buenos maestros, pero necesitaba la experiencia que el antiguo mago de la casa de la vida tenía.

Cuando Percy por fin llegó al museo no dudó en entrar viendo los numerosos carteles que hablaban de una exposición sobre la cultura Egipcia a cargo de un renombrado Egiptólogo, claro que eso Percy ya lo sabía, y mientras avanzaba hacia la sección de le exhibición de Egipto fue detenido por una voz amable, "Hey Niño, De que escuela te escapaste?" Dijo con sarcasmo, Percy se tensó preocupado de que sea un monstruo, pues en ese lugar estaba en territorio desconocido, lentamente Percy se volteo encontrándose con un rostro amable, una guardia de seguridad con una gran sonrisa y ojos almendrados.

"Yo?" Pregunto Percy devolviéndole la sonrisa y levantando su mano, sus dedos retorciéndose en el aire y acumulando una blancuzca niebla mágica, la Niebla que nació de Erebus capaz de confundir a cualquier mortal, Percy movió rápidamente su brazo pegándolo al rostro de la guardia antes de chasquear los dedos, un brillo salió posándose en los ojos de ella "Acaso no recuerda que estoy de excursión acá?" Musitó Percy aún con su sonrisa y bajando su brazo, ella parpadeo un par de veces con la mirada perdida antes de recuperar su gesto afable.

"Este..." masculló pensando antes de sonreír "oh!! cierto, perdón, que despistada soy, adelante y diviértete" respondió ella dándole una palma dita en la espalda y regresando a su trabajo, Percy sonrió grade ido por el poder de la niebla antes de continuar su camino, finalmente llegó a la exhibición y mientras se adentraba escuchó la voz de quien creía era Julius Kane, la persona a La Que estaba buscando.

"Los avances de la cultura Egipcia tal vez no se comparen con las maravillas científicas que los Chinos, los Griegos e incluso los Mayas lograron, pero si hay algo que atribuirles es su gran capacidad arquitectónica, logrando crear maravillas que hasta el día de hoy seguimos sin comprender, seguro que están familiarizados con las pirámides de Giza" escuchó que diga como cualquier profesor de historia, un tono monótono y aburrido sin importar cuanta emoción le pusiera detrás, Percy se recostó en la entrada intentando pasar desapercibido, y por suerte para el la niebla que invocó antes con la guardia seguía haciendo efecto y lo mantuvo oculto a los ojos curiosos, aunque claro, tampoco es que la gente prestara mucha atención, la mayoría de las personas presentes miraba co;interés al hombre parado en el centro lo rodeaban como insectos atraídas a la luz y escuchaban atentamente sus palabras con un gran interés.

Percabeth: La historia tiende a repetirseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora