ἐννεακαίδεκα

55 11 1
                                    


Miami, Florida

"Percy, despierta" fue lo primero que escuchó el hijo de Poseidón aún entre sueños, al intentar abrir los ojos lo primero que noto fue que el agua salada le salpicaba la cara, y por acción de un reflejo cerró los ojos de golpe apretándolos firmemente queriendo evitar que el agua entre a sus ojos, al menos hasta que recordó que era hijo de Poseidón y que no solo el agua no le hacía daño, si no que también podía ver bajo ella y ademas lo ayudaba a recuperarse; lo segundo que noto fue que sus brazos rodeaban a Annabeth en un abrazo y sus manos se sostenían fuertemente en las crines blancas de espuma de los Hippocampos, su cuerpo pegado al de ella sosteniendo el vellocino, el cual resplandecía con los dorados rayos del sol.

Percy retrocedió sonrojado pero Annabeth no pareció notarlo, o importarle, su mirada aún se veía cansada, A lo lejos, el sol se ponía tras los rascacielos de la ciudad, también se podía ver una carretera flanqueada de palmeras junto a la playa, escaparates de tiendas con deslumbrantes neones de color rojo y azul, y un puerto abarrotado de cruceros y barcos de vela.

"Es Miami, me parece" dijo Annabeth "Pero los hipocampos se están comportando de un modo raro." Percy sacudió su cabeza antes de notar su comportamiento, daban vuelta en el agua, relinchaban y olisqueaban el agua.

"No van a acercarse más, esta demasiado contaminado, y hay demasiados humanos" añadió Percy, Annabeth asintio comprendiendo, al final tuvieron que nadar hasta la orilla, a pesar que ninguno estuviera muy entusiasmado con la idea, pero no podían hacer nada por eso, así que se limitaron a bajar de sus monturas para luego ver como los hipocampos se alejaban velozmente, huyendo se la polución y del peligro de ser vistos por humanos, una vez fuera de la vista los tres semidioses, sátiro y Cíclope empezaron a nadar hacia la costa, siendo ayudados por el suave oleaje llegando sin problemas a la playa y empezaron a caminar entre la multitud de turistas pasando desapercibidos, a nadie le sorprendía por alguna razón.

Percy miraba a su alrededor temeroso de que Luke se adelantará, de que algo cambiará por las intervenciones que tuvo con Edward Tech y las Sirenas, pero lo único que vio fue que la niebla empezaba a rodearlos, como si fuera la misma polución del aire que se hacía presente por presencia humana, el ojo de Tyson se convirtió en dos, el vellocino tomó la forma de una chaqueta de instituto roja y negra con el símbolo Ω grabado sobre el bolsillo, Annabeth corrió al expendedor de periódicos más cercano y comprobó la fecha del Miami Herald. Soltó una maldición.

"Dieciocho de junio! ¡Hemos estado diez días fuera del campamento!" Dijo palideciendo como si pudiera imaginar lo que le estaba pasando al árbol de Thalía.

"No es posible!" dijo Clarisse.

"El árbol de Thalia debe de estar casi muerto" gimió Grover "Tenemos que llegar allí con el vellocino esta misma noche" Clarisse se dejó caer en el pavimento, cubriendo su rostro con sus manos, abatida.

"Cómo demonios se supone que vamos a hacerlo?" dijo con voz temblorosa "Estamos a miles de kilómetros. Sin dinero y sin vehículo. Es exactamente lo que dijo el Oráculo. ¡Tú tienes la culpa, Jackson! Si no te hubieses entrometido..." continuo ella recriminándole a Percy, Annabeth se interpuso  entre ambos.

"Que es culpa de Percy?" estalló Annabeth "Cómo puedes decir eso, Clarisse? Eres la peor..." intervino ella, Percy no pudo evitar sentir se agradecido por que Annabeth saltara a su defensa.

"Basta ya!" Intervino Percy, tanto Clarisse como Annabeth parecieron tragarse sus palabras y lo voltearon a ver, Percy las ignoró mirando a Tyson "Tyson, tienes dinero?" Pregunto Percy esperanzado, el pequeño cíclope empezó a buscar entre sus cosas, sacando un par de llaves que Percy no sabía en que momento tomó, Clarisse miró confundida al igual que Annabeth, Grover por su parte seguía mirando el suelo sin mucha energía.

Percabeth: La historia tiende a repetirseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora