El no es mi padre

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Nemesis:  vaya, es un placer tenerte aquí, Daníel,   __habla la mujer  haciendo pasar al joven__   pero lamento decirte que si vienes  en nombre  de   morfeo, yo n.....

Daníel:  No!,  para nada,  __interrumpe el peliblanco__  he venido aquí, por mi propia cuenta,  y a, ofrecer disculpas por parte de la ensoñación.

Nemesis: ho!, encerio?,   __cuestiona la pelirroja __ en ese caso ven, toma asiento,  __señala un sofa enfrente de otro __  explicame porque un joven como tú,  viene a pedir disculpas?

Aquella mujer tomó asiento en el otro asiento frente  al joven.

Daníel:  soy un buen moso, y un caballero, y como tal, quiero ofrecerle una grata disculpa de parte mía y de los habitantes,  de la ensoñación.   __emite el peliblanco__

Nemesis: acepto tus disculpas, pero, las de los habitantes de la ensoñación no!,  son todos una bola de infieles, __exclama la mujer__  pero eso ya no importa,  lo que importa es que tú,  estás aquí, y eso querido mio puede ser un grave problema.

Daníel:  No veo porque majestad!,  __responde el joven con su vos calmada __

Nemesis: tu padre, morfeo,  no le agradaría para nada verte en el palacio de su, "enemiga",  ja!,  __resoplo la mujer __

Daníel: morfeo no es mi padre, no considero padre,  a un dios que mantuvo encerrada en sus sueños a una diosa,  tan hermosa como usted, solo por un capricho,   __comenta el joven__

Nemesis: así que, crees que soy hermosa, Daníel?,  __cruza la pierna__

Daníel: así es, usted es una mujer muy, muy hermosa,  y merece que la traten como tal!,  __dice el joven con un leve sonrojo en sus mejillas__

Nemesis: eso, es muy curioso de tu parte!,  __habla la pelirroja poniéndose de pie__  pero sabes, los dioses son muy, insípidos y tontos, ellos nunca saben lo que tienen, hasta que lo pierden,  __hablá, mientras se acerca al chico__  me pregunto que tal serán, los, semidióses,   __pasó su mano por atrás de los hombros del joven haciendo leves sirculos en ellos con sus dedos__

Daníel: yo, no, no lo se, solo he, estado con chicas de mi, espec....

Nemesis:  ya veo!,  __calló las palabras de aquel chico poniéndolo de pie__  pero, podríamos cambiar eso, no, ahora justo ahora!,  __susurra la mujer acercándose al cuerpo del joven__

Aquel peliblanco, quien quedaba a la misma altura que aquella mujer de cabellos rojizos, empezaba a sentirse, atraído hacia aquella diosa, desde que la había visto en aquel baile, hasta cuando hacía dos  días la había besado inconsciente.

Daníel:  podría ser!,  __pasó su mano por atrás de la nuca de la diosa, atrayendo su cabeza hacia él__

Aquellas dos personas,  unieron sus labios en un suave y tierno beso, Daníel quién había apretado el agarre en el cuello de Nemesis continuo el beso luego de separarse, por falta de aire en sus pulmones,  aquella mujer que le gustaba jugar a aquellos juegos de placer no se negó, y continuo en aquel beso que se repetía una, y otra vez,  mas feroz y fuerte cada vez.  Entre leves gadeos aquellos dos caminaron sin soltarse de sus hagarres en el cuerpo del contrario hacia la cama,  Daníel soltó por un momento a Nemesis, se quito su ropa  y luego  camino hacia  la cama depositandose encima de la mujer,  comenzó a besar sus labios sumamente mientras la chica lo tomaba del cabello  no tan largo que poseía el joven,  con sus manos el peliblanco desprendió suavemente el vestido de aquella diosa, dejando un  camino de besos desde su boca hasta su vientre, donde reposo,  aquel joven parecía admirar  con detalle el cuerpo de aquella mujer,  para Daníel era como tener un hermoso cuadro enfrente,   se desizo completamente de la ropa  de la pelirroja quien lo tomó por los hombros,  he hizo rodar por la cama a aquel joven inexperto quedando ella encima de él.  La mujer beso los labios del chico dejando un pequeño  rasguño con sus dientes en el labio del chico el cual comenzó a sangrar, el sabor a hierro de la sangre se mezclaba en cada beso que aquella mujer daba,  mientras el peliblanco sostenía a Nemesis por sus caderas aquella mujer bajó hasta su entrepierna, donde, con un leve empujón el chico entró de un tirón en ella, provocando un pequeño gemido en él,   la  diosa comenzó  a moverse dando leves empujones hacia adelante y hacia atras,  el chico apretaba cada vez más su hagarre en las caderas de la mujer intentando disimular su sonrojo ladeando la cabeza hacia un lado y otro.

Tienes las pupilas dilatadas, ¡Pequeño!,   __murmura aquella mujer agachando su rostro hacia el del chico__  estas bien?,  __dijo jadeando__

¡ Si!,  es, estoy bien,  __susurra el chico con dificultad__

Aquella mujer detuvo sus movimientos.

Demuéstrame que tanto te gusto,  Daníel,  __mucito serca del oído del peliblanco__

El chico solo espero a que aquellas palabras terminarán, y como un robot, se dio la vuelta dejando a la pelirroja abajo de su cuerpo, tomó ambas manos de la mujer y las alzó sobre la cabeza de la chica, apretó su hagarre con su mano derecha y tomo con su izquierda la cintura de Nemesis,  de un tirón comenzó  a envestirla una y otra vez, aquellas estocadas cada vez eran más fuertes y firmes, haciendo que  la mujer abajo de Daníel soltara gemidos de placer uno tras otro,  el chico se detuvo y con su rodilla separó las piernas de aquella mujer, y sin soltar su hagarre en las muñecas de Nemesis aquel peliblanco,  desendio hasta su vagina dándole sexo oral, metía y sacaba su lengua mientras acariciaba su clitoris,  Nemesis quién se arqueaba  como un gato intentaba cerrar sus piernas con cada toque de aquel joven,  Daníel aflojó sos manos y está, las libero en seguida llevándolas hacia el cabello blanco del hombre enredando aquellos mechones lizos entre sus dedos, El joven sustituyó su lengua por sus dedos y comenzó a meter y sacar dos de su mano derecha mientras apretaba los senos de la pelirroja,   Aquella habitación se había llenado de quejidos, gemidos y alaridos de placer por parte de aquellas dos personas que se movían al ritmo de sus cuerpos en aquella cama.

Daníel levantó la vista arrastrándose  hacia arriba para incorporarse, de nuevo a la altura de la cintura de la mujer. Nemesis  había tomado una daga de una mesa a su lado izquierdo,  con la cual juegueteaba pasándola en el pecho bien fornido del peliblanco,  aquel chico miraba con una sonrisa acalorada y pícara, los movimientos que la mujer hacía en su cuerpo con aquel afilado objeto, tomó la mano de Nemesis en la cual tenía aquella cosa y la guió hasta su mano derecha, donde hizo que la mano de la diosa diera un afilado corte en su palma, sangrando al instante,  aquella sangre roja y espesa emanaba de la palma de la mano del peliblanco,  gotas caían cobre el abdomen  de la chica.

Te gustan las cosas rudas, he,  __mucito la joven__

El chico solo le dedico una sonrisa controladora, para luego lamer la sangre que salía de su mano, y bajo al abdomen de la pelirroja donde pasó su lengua recogiendo las pequeñas gotas de sangre que habían caído, levantó su rostro dejando ver sus labios pálidos con unas cuantas líneas de sangre fresca,  colocó  su pulgar sobre los labios de la pelirroja,  quien por inercia los abrió al sentir  el frío contacto del joven,  Daníel  agachó su rostro   y dejó caer la sangre que tenía en su boca en una hilera espeza  que callo directo a la boca de la mujer,  Nemesis llevó su mano derecha sobre el rostro del joven limpiando con uno de sus dedos la comisura de los labios del peliblanco,  y luego se los llevó a su boca para saborearlo, trago aquella sangre que aún tenía adentro y luego incitó a Daníel recostarse en su  pecho desnudo.

Nemesis Y Morfeo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora