Arco I

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Tomé una bocanada de aire antes de ponerme de pie y salir del cuartito de depósito en el que me escondía.

Nunca imaginé que luego de 5 años en esto aún me duela tanto perder a uno de mis pacientes. Mas aún si sabía ya su edad, su deterioro y sus dolencias. Pero no se me podía culpar.

Minie era una gatita hermosa y educada, ver sus ojos perder vida me hizo doler el corazón.

-Doctora- escuché toques en la puerta.

Acabé por levantarme e ir a su llamado.

-Dime por favor que no tenemos nada mas por hoy- pedí y negó. Mi secretaria no me confortaba.

-Llegaron dos para chequeo rutinario, uno por picada de abeja y 3 para desparasitar.

-Vamos- me rendí, ya no podía ayudar a Minie pero a los demás si podía.

Mi cabeza martillaba.

Comencé con la picada de abeja, una hermoso golden creyó divertido jugar con ellas, pobrecito. Le habían picado 3, Priscila (era su nombre) fue a casa a llevar su tratamiento.

Seguido tomé por orden de llegada, pues estos no ameritaba  ser atendidos con emergencia.

Mi tarde fue tan agitada que olvidé completamente no haber almorzado por encontrarme pensando de mas en otras cosas.

La noche había caído y con ella toda energía en mi cuerpo.

-Buen trabajo Sam, nos vemos mañana- ambas nos despedimos frente a la clínica.

-Igual para usted doctora

-Jenny, te he dicho que me puedes llamar así- esta sonrió divertida pero negó aún así.

Caminé solo dos pasos cuando noté dos ojos amarillos observarme a la oscuridad del bosque. Acabé por detenerme y enfocar mejor mi vista, pero no vi nada. Al parecer fue mi imaginación.

Recordé que había traído un emparedado para mi almuerzo y si lo calentaba quizás podía llenar un poco mi estomago antes de atragantarme con comida en casa.

Saqué mis llaves que mi bolso y regresé mis pasos para abrir. Justo donde lo había dejado ahí estaba. Lo coloqué en el microondas y mientras esperaba rebusqué algo mas que agua para tomar, no lo encontré así que opté por tomarla.

Le di el primer mordisco y prácticamente me atraganto por lo amplia de esta, cuando hube acabado tomé el agua y organicé todo lo mejor posible.

Apagué las luces y cuando me disponía a salir noté a un lobo pardo sentado en la entrada. Tenía las orejas alerta y los ojos cansados, levantaba una de sus patas y era claro que estaba herido.

Parecía un lobo salvaje y era claro que podía tener la rabia o cualquier otra infección. Pero su vista puesta en mi de manera dolorosa me hizo saber que necesitaba ayuda.

-Hola amigo ¿está todo bien? ¡Como si pudieras responderme!- me mantuve tranquila-Quiero ayudar, ayudarte ¿me dejas?- no parecía desear atacarme.

Me acerqué un poco, solo un poco y lo encontré curioso a mi. -¿Quieres que te ayude con tu pata? ¿Es eso?- este se recostó en el suelo y bajó las orejas, me dio vía libre para tocarlo, pero aun así no debía.

Tomé bozal de los que yacían para venta a mi lado y me acerqué a el para colocárselo.

No se movió en ningún momento, acabé por colocarlo e intenté levantarlo pero se alejó, señaló con su hocico tras mí y me extrañé. Al parecer no era salvaje.

Caminé y este me siguió al interior de mi consultorio, ahí tenia todo para ayudarlo. Tenía bien discernimiento de las cosas.

-¿Puedes subir?- pedí tocando la camilla, lo hizo pero acabó ladrando un quejido de dolor. -¿Ves? por cabezota. Debiste dejar que te ayudara.

Comencé a organizar todo bajo su atenta mirada. Y cuando mi mesa estuvo reparada con gasas, alcohol y menesteres me acerqué a el en mi silla.

-Te voy a pinchar ¿si?- tomé la anestesia y pinché para dormir su pata -Pero que chico más bueno que eres- halagué.

Sus ojos amarillos se mantenían en mi de manera penetrante. Prácticamente no estañaba.

Comencé a curarlo, estaba algo lastimada pero no tenía una torcedura, lo que era bueno. Este miraba cada cosa que hacía sino moverse y cuando al fin terminé lo noté tratando de bostezar dentro del bozal.

-Debes tener hambre. Pero espera un poco por favor, no puedes comer hasta dentro de media hora.

Deseché todo y acomodé como debía. Luego me acerqué al lavabo para limpiar mis manos luego de retirados mis guantes y me encontré siendo seguida por el.

Al menos no afincaba su pata.

Como veía que tardaría un poco aquí decidí pedir mi cena para envío y luego de haber comido la mitad guarde la otra para el almuerzo del día siguiente, como me dió pena comer frente a el acabé por ponerlo en una jaula. Luego de pasado el tiempo coloqué comida para el y agua.

-Nos vemos mañana Campeón- cerré tras de mí y emprendí camino a mi casa.

Vivía unas 5 cuadras de mi clínica y era mucho a pie, pero me gustaba caminar y ver las luces de la ciudad.

Las parejas conversar, los amigos bromear.

Estoy muy sola. Hablo con mis pacientes y eso no está mal, a menos que no seas médico veterinaria.

Debería conseguir algún amigo.

De pronto vino a mi el recuerdo de la cena de reencuentro de mi universidad, más temprano había llegado la invitación a mi por correo y no pensaba ir. Pero quizás sea buena idea, así me voy a entretener un rato, o consiga alguna cita.

Es decir, ¿que tanto cambiará mi vida en estas tres semanas que restan para esta?


En la imagen nuestro lobo😋

Arco dedicado a jennikkaram disfruta Cara Mia.

Nota importante: cada lobo será presentado en un arco (serán 7 arcos), y estos tendrán sus respectivos capítulos. El llamado arco será el inicio de cada historia.




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