El plan era sencillo. Esperaríamos al día siguiente para indicar que Mayra había sido secuestrada. Para informar que iríamos por ella, entonces usaríamos aquello para hacerlos acercarse a Jenny.Había enviado a Dulce fuera con Tercero pues a pesar de que estaría en casa no lo veía prudente. Así evitaba que sea descubierta.
Entonces aquí estábamos, en la que era mi casa con Dulce antes de todo esto, con la que ahora debería ser mi pareja, y cual no acepto del todo.
Pero verla a lo lejos, batallar con la cocina por encontrarse todo muy bajo al esta estar adecuada al tamaño de Dulce, me divierte.
-¿Es gracioso?- se había golpeado la cabeza otra vez y mi risa salió disparada.
Me acerqué y cerré todo, le tendí lo que buscaba. -De hecho si
-Claro. Seguro esperas a que esta mierda me provoque una muerte lenta y dolorosa.
-Exagerada- la miré. ¿Porque mierda nunca usa sostén?
-Estás mirándome las tetas.- puntualizó y si lo hacía. -¿Cuánto más debemos esperar?
-Siempre estás excitada. ¿Porque siempre estás excitada?- para este punto estaba parcialmente sobre ella.
-No lo se- susurró -Deja de mirarme las tetas si no vas a ponerlas en tu boca.
-Levántate la blusa- lo hizo, solo un poco, dejó ver la parte baja de sus tetas, su tatuaje. Llevé mis dedos a mi boca y corrí hasta dejar libre uno de sus pezones, entonces lo apreté y gimió. Me acerqué más a ella. -Parece una flecha- paseé mis dedos sobre el tatuaje, deslizándolos hasta su ombligo.
-Deja de jugar
-Es gracioso- no la dejé responder -No soy tu marioneta.
-No lo eres porque no te toco los hilos- mi ceño se frunció y gruñí cuando apretó mi hombría. Siguió moviendo su mano. -¿Te toco un poco más? Debe ser doloroso, está tan duro.- su burla era notoria.
Lo que respondería, porque mierda que lo haría. Quedó atascado en mi garganta. La puerta fue tocada y con el toque entró Quinto. -Ya los tememos. Un grupo de viejos.
-Bueno, volveremos a la cabaña entonces.
La miré por sobre el hombro y le indiqué caminar. -¿Pretendes que deje esto así?
-Te quejas de cada cosa.- puso los ojos en blanco
-Bien, lo dejo- negué
-Vete- le hablé a Quinto y lo hizo con una sonrisa maliciosa en el rostro. -Mayra, las cosas se dieron de manera incómoda entre ambos- me acerqué a ella -Ni siquiera fuimos presentados adecuadamente.- vi borroso y entendí que la presencia de mi lobo era un hecho. -Si yo digo que saltes. Vas a saltar, ni siquiera vas a preguntar que tan alto porque mierda que si no es como quiero voy a azotarte hasta que consigas la altura que quiero. Así que... sal de la maldita casa y nos vamos a la puta cabaña para que pueda acabar lo que hacíamos aquí.
-Segundo.- pronunció con seriedad -Follarte a tanta omega al parecer te hizo creer que todas seremos igual de sumisas- dejó todo tirado. -Voy a dejar esto aquí y anota el puto día porque no vuelvo a hacerte de comer. Y cuando lleguemos, no vas a follarme, voy a esperar que te duermas y voy a follarme a Dulce para entonces despertarte con sus gemidos- y con aquello salió de la casa azotando la puerta.
Planeaba seguirla, mierda que si. Pero caminó directamente hasta Quinto y este la guió a mi cabaña, supongo que allá van.
Me acerqué a los demás. -Quiero ir al interrogatorio- de alguna manera debía sacar el enojo que me había creado la interacción con la castaña bocona.
Quinto regresó y con el Tercero cual me regaló una mirada complice, todo estaba resuelto y Dulce estaba a salvo. Solo debía despejar todo esto que siento antes de regresar a dormir.
Caminamos hasta la casa de la manada, en ella se encontraba Cuarto, miraba de forma severa a los implicados. Eran todos padres de familia de la manda, con hijos ya adultos y arrugas en los ojos. Al parecer la avaricia pudo más.
-¿Ahora debemos aguantar las preguntas de un grupo de rechazados?- habló el que se creía más valiente. -Nadie va a aceptarlos como líderes, pobres diablos.- su vista fue a mí, veamos -El hijo de un vil prostit...- la sangre salpicó a todos en la sala.
La cara de horror que acompañaron a los demás implicados se sintió gratificante de alguna manera.
-Segundo, ¿porqué no vas a descansar?- las palabras de Cuarto me hicieron reír.
-Déjalo, al fin se comporta como debería- aquella sonrisa maligna de Primero que no soporto y quiero arrancarle. -¿Alguna otra cabeza que quieras desprender?- el cuerpo al fin cayó al suelo. Me encogí de hombros, los demás no parecían querer opinar.
-¿Como obtuvieron los vampiros la facultad de salir al sol?- había uno más joven que los demás, no mucho pero lo era, temblaba además. Así que me acerqué haciéndolo chillar.
-Omega- demandé
-Nuestra sangre- los demás bramaron -La sangre de los omegas les da... pueden. Solo en días nublados.- mi mirada dió con Cuarto.
-Tercero- este lo tomó y alejó del resto. -Ustedes- señaló a lo demás -Morirán frente a la manada por traición.
-¡No pueden...
-Podemos, después de todo. Si actúan como el antiguo líder. Deberían pagar sus culpas de la misma manera.
-¡Primero!- entre ellos estaba su tío, hermano de su padre. -Ten compasión.
-Debiste pensarlo antes de traicionarnos.
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Auspicio
WerewolfEn un mundo de lobos, vampíros y humanos ¿Que tan malo será una profecía? Una que haga a las razas mas poderosas pelear, una por obtenerla y otra por evitarlo. Después de todo, lo que hace a los vampíros superiores es su inmortalidad. Si los lobos...