Me revolví en la cama cuando la luz de la mañana se coló por la ventana, aspiré. Su olor aún estaba en mí, al menos así podía sentirlo.Me puse de pie y metí en la bañera, la puerta del cuarto fue abierta con lentitud dejando ver a Dulce tras esta. -Buenos días.
-Hola- mi voz era rasposa.
-El almuerzo está listo.
-Creía que era de mañana.
-Eso veo- me miró fijo -¿Estás bien? Pareces haber llorado.
-Mal día- me miró de manera fija. -Tercero sabe de ti. Séptimo también, y los vampíros, no puedes usar sus portales así que Tercero va a cruzarte.
-¿Y...
-Sabes que no te hará nada.
-No me refiero a eso. ¿Cuándo vas a dejarme ir?
-Nunca. Eres mía
-Segundo, tienes a tu mate. Y ustedes...
-¿Te lo dijo? ¿Te dijo que follamos?- por su cara noté que no.
-¿Ya estuvieron juntos?
-No hables como si tu no lo hubieses hecho.
-No estoy reclamándote. Simplemente...
-¿Qué?
-Deja de retenerme aquí. Voy a irme.
-No vas a ir a ningún lado.
-¡No tiene sentido que me quede! Ya están juntos. ¿Pretendes que vea como te enamoras de ella frente a mis narices?- comenzó a llorar y mierda que me rompió el corazón -¿Como ella te da hijos? ¿Cómo se convierte en lo que yo siempre quise ser?
-¡No tienes porqué reclamarme! Siempre eras quien pedía aquello.
-¡Porque era lo correcto! Es lo correcto.
-Si pones un pie fuera de aquí se me va a olvidar lo que es y no es correcto.
-Deja de amenazarme con la seguridad de tu mate. Es a ti a quien debería importarte.
-Pues no lo hace.- me regaló una última mirada antes de salir de la habitación azotando la puerta, ¡ese genio!
Ahora estaba molesto y alterado. Mi baño de relajación se fue por el caño. -¡Segundo!
-¡¿Qué quieres ahora?!
-Mayra no está- su rostro estaba igual de pálido pero se notaba nerviosa. -La puerta está abierta y ella no está.
-Enciérrate en el cuarto. Iré por ella, no puedes salir.- salí de la bañera y con prisas corrí fuera. El pelaje de mi conversión no tardó en tocar el suelo y aspiré.
No la olía
Seguí corriendo por el bosque pero no lograba sentir su olor por ningún lado, luego lo hice. Era débil pero ahí estaba, corrí con más prisa.
Se dirigía a uno de los precipicios, y estaba ahí. Era el que daba con las tierras de los vampiros, y estaba demasiado lejos como para haber llegado ella sola hasta allá.
Hice crecer a mi lobo cuando el rastro dió al acantilado que da al río. Me lancé sin mirar más y al momento de tocar el agua volví a mi tamaño original, entonces los vi.
Era llevada por un vampíro, sobre su hombro y la sangre me hirvió, volví a hacerlo crecer, a este punto acabaré exhausto. Corrí hasta el, la lanzó sobre el suelo cuando me vió acercarme pero no fue tan rápido como para esquivar mi mordida, su cabeza acabó en mi hocico, apreté y tiré de ella hasta desprenderla y lanzarla lejos, lo mismo con sus brazos, piernas y torso, en segundos solo era partes de algo que ya no existe.
Cuando me acerqué a Mayra esta temblaba cual gelatina, chilló de miedo, entonces recordé. Volví a mi forma humana. -¡Hey! Soy yo- aún había miedo en sus ojos. -Sabes quien soy, soy un lobo ¿recuerdas?- asintió pero no dijo nada.
Mi boca tenía sangre inmunda aún, me acerqué al río y la limpié. También de mi cuello, había resbalado. -¿Estás bien?- asintió.Llevaba la bata de dormir y pies descalzos, aún mojada por el agua del río. La cargué para irnos de este lugar, no podía enfrentarme solo a los Vampíros y estamos en su territorio.
-Me sacó de la casa.
-Lo se- tampoco era que iba a huir así vestida.
-Y me solté pero me volvió a agarrar.
-Al parecer los nervios te hacen hablar de más.- se aferró a mi cuello pese a que no éramos tan cercanos como para abrazarnos.
Pero este era un momento ajeno a nuestras discusiones, acabé no diciendo algo cuando su brazo me apegó más.
Debía cruzar el río, subir el risco. Y para eso... -Mayra- la llamé -Voy a transformarme y necesito que subas a mi lomo.- negó -Es la única forma para cruzar, hay que subir. Y solo en mi forma animal puedo saltar tan alto, no soy Sexto.
-¿De qué mierda voy a sostenerme?
-Ya regresó tu actitud de mierda, así que estás mejor- resalté y la dejé en el suelo -Aférrate de mi pelaje, fuerte, aunque arranques el pelo.- quizás me arrepienta de esto.
Me convertí y agaché, cuando subió en mi lomo la sentí temblar. Me mantuve quieto hasta que se aferró. Cierra lo ojos.
-Bueno- ¿acaso me escuchó?
Salté hasta una roca y luego hice crecer mi tamaño, entonces volví a saltar, caí sobre la tierra dura de patas.
-Auch- me alarmé pensando que que se había golpeado con la caída. Volví a mi humano, sostenía su frente -Me di con tu cabeza.- suspiré y la revisé
-Hay que bañarte, Apestas a vampíro.
-No... pues Gracias. Tu a perro mojado- gruñí -Cárgame ¿no?
-Al rato, estoy algo cansado y si me convierto otra vez puedo entrar en celo.
-¿Aquí?
-¿Qué? ¿Te excita hacerlo al aire libre?- la piqué
-Si me amarras en algún tronco quizás- se encogió de hombros con fingida coquetería. Me acerqué a ella y retrocedió.
-Miedosa.
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Auspicio
WerewolfEn un mundo de lobos, vampíros y humanos ¿Que tan malo será una profecía? Una que haga a las razas mas poderosas pelear, una por obtenerla y otra por evitarlo. Después de todo, lo que hace a los vampíros superiores es su inmortalidad. Si los lobos...