Capítulo 11

89 36 21
                                    


-Perro.. ah, esperateeee... ahhh maldición. ¡MAS DURO!- su lengua recorrió toda mi cara y antes que asquearme me excitó aún más. Empujaba tan duro era un martirio.

Habíamos llegado a su choza nuevamente, tuve que salir con una ropa de las que acabábamos de comprar, por el hecho de que el vestido no sirvió para nada más. Tampoco mi sostén. Recuerdo su risa burlesca cuando fue por las prendas al vestidor mientras lo esperaba desnuda totalmente.

Moría de vergüenza mientras caminábamos por las calles, porque mierda, sentía como su semen salía de mi interior y mojaba mis muslos. Creyéndome el hecho de haber terminado ya con esto me abrí paso hasta la habitación pero no bien había entrado por la puerta que no es puerta  me desnudó y volvió a penetrarme contra la pared. No a parado desde entonces.

Me ha comido el coño tan duro que mi orgasmo me hace temblar por minutos enteros. Me ha penetrado tan profundo que creí me rompería. Me ha nalgueado, cacheteado y mordido. Chupado, lamido y apretado.

Estoy sin fuerzas, entumecida, desgastada. Pero aún así mi coño palpitaba deseoso de ser llenado, profanado, cogido.

Mis tetas ardían, mis brazos no lograban sostenerme, y los dedos de mis pies se hallaban curvados hacia abajo desde mi quinto o sexto orgasmo.

Ahh, mi cuero cabelludo. Estaba tan dolorido por ser halado con fuerza por el que con un toque era suficiente para gemir de dolor y gusto. Porque mierda que lo disfrutaba.

-¡Ya decídete!- su voz grave y demandante no daba a relucir que hacía algún esfuerzo físico, como si ahora al aumentar su rudeza no estuviera rompiéndome el coño tan deliciosamente que me hizo levitar de deseo.

Una risa brutal salió de él cuando me negué a que continuara taladrando mi más que estimulado interior y acabó por salir de mi para esparcirse sobre mi abdomen.

Salió de la cama y cuando se movió esta resonó y el movimiento de mí cuerpo me hizo saber que al final había cedido ante todo aquello. No me importaba menos la verdad, podría dormirme justo aquí y despertar en dos días. Abrí los ojos al sentir el frío de la toalla que usaba para limpiarme su último orgasmo y luego me levantó. Iba a protestar pero entendí que solo me llevaba al baño, pensé que me cogería otra vez y mierda que no puedo con esa intensidad, jamás podría. El solo recordarlo me hace saber que mañana apenas podré levantarme de la cama.

Se sentó conmigo entre sus piernas, luego dejó las mías descansar sobre las suyas a la vez que sus manos llevaban el agua hasta mi cuello para limpiarme.

-¿Como es que esta choza está ambientada como un departamento de lujo?- dije presa de los masajes que dejaba en mi, me relajaba.

-Los tiempos han cambiado, también deseamos modernizarnos.

-Pues construyan en cemento.- lo sentí reír

-El líder actual es algo idiota, así que hasta que no obtengamos el poder, debes vivir aquí- puse los ojos en blanco, no pienso quedarme tanto.

-Dijiste que era tu padre

-El hecho de haberme engendrado no le quita lo idiota- dejó un beso en mi cuello.

-Al principio- recordé -Hablabas algo...

-Extraño- terminó por mí -Pasé varios días en mi forma lobuna, en tu mundo. Así que eso nos afecta. Me vuelve más animal.

-Por eso mataste a Ga...

-No te atrevas a nombrarlo. Lo no hagas- advirtió y la voz que usó me generó escalofríos.

-Bueno, mi punto es que lo mataste.

-Te quiero follar otra vez- ¡que mierda!

-¡ESTAS PUTO LOCO! ¡No lo harás!

-Um, debes comer, dormir y mañana lo haré- no escucha él.

Desde abajo se escuchó la puerta ser tocada, se movió lejos de la bañera y caminó totalmente desnudo hasta la entrada. Está bien que se sienta orgulloso de su cuerpo, el tamaño que posee también, porque ¡mierda que es grande!, pero anda por ahí todo desnudo y erecto.

La curiosidad me ganó y me acerqué al pasillo, apenas pude ver a un alto y moreno, llevaba el pelo bastante corto a diferencia del Primer o como se llame, su mirada de dragón dio con la mía y me escondí nuevamente por la pena que me generó verlo reír en modo de saludo.

Ese aura que mostraba dejaba en evidencia que era uno de los 7,  es decir, con quien duermo es imponente con solo tenerlo cerca, el doctor cual se presentó como el segundo también lo es y supongo que este debe ser uno de ellos. Era enorme también y no llevaba camisa como acostumbra quien ahora me mira con esos ojos amarillos tan fijamente que me hizo jadear.

-Iré a hacer algo- me miró inexpresivo. -Traeré tu cena y te despertaré para comer, duerme. Ahora- alcé una ceja.

-¡No me mandas maldito perro!- apenas dije esto me alzó sobre su hombro y lanzó sobre la cama para entonces tomar uno de sus pantalones y ponerse solo eso. Lo ví acercarse a mi de manera depredadora y halarme hasta correrme a su cuerpo para permitirse besarme como si se lo hubiese permitido.

Su lengua se abrió paso en mi interior, chupó mis labios, rozó mi lengua y tragó mis jadeos. Sostuvo mi cuello solo un poco y lo apretó mientras me besaba y cuando abrí los ojos al sentirlo lejos ya se perdía por la puerta cual desprendió más temprano.

Era mi momento de escapar, espero que mi magullado cuerpo me lo permita.



.

Auspicio Donde viven las historias. Descúbrelo ahora