05. La culpa carcome

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.εїз...。.・・゜εїз゜・・.。...εїз.

05. La culpa carcome.

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Tres años antes.

20 de Julio de 1955

Cinco Hargreeves.

Aporía cumplía cinco meses de embarazo y todo parecía ir bien, pronto entraría a su tiempo de descanso por maternidad. Subí a nuestra habitación, la vi mirándose en el espejo mientras sus manos tomaban su barriga ya crecida, sonreí al verla sonreír; me acerque hasta abrazarla por detrás y poner mis manos sobre las suyas.

Aporía me miró, sus ojos tenían un lindo brillo en sus ojos, bese su mejilla y ella giró entre mis brazos hasta quedar frente a mí, sonreí y me arrodillé para quedar a la altura de su barriga.

—Hola hijo, tu mamá y yo ya estamos deseosos por conocerte —deje un beso ahí y me puse de pie.

—Unos meses más —sonrió.

—Unos más.

Bese sus labios pero se separó con una queja de dolor que la hizo inclinarse hacia delante, la sujete y se quejó, entonces vi su mano, tenía... sangre.

—Esto no está bien —dijo al borde de las lágrimas—. Cinco.

—Vamos.

La tomé a ella y al maletín, viajamos directamente al hospital que tenía la comisión, Aporía se sostenía de un brazo alrededor de mi cuello mientras la tomaba de la cintura.

—¡Ayúdenla! —pedí solo aparecimos.

Un pequeño grupo de enfermeras y un doctor se acercó a nosotros, le hicieron preguntas rápidas a TN mientras la subían a una camilla.

—Señor, aún no puede pasar.

Una enfermera me hizo detenerme mientras veía cómo se llevaban a Aporía.


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Había pasado cerca de media hora cuando el doctor se acercó a mí, no me gustó la expresión en su rostro.

—Señor Hargreeves, seré sincero, su esposa y su hijo están en riesgo —sentí que me congelaba—. Haremos un parto de emergencia, pero es muy probable que tenga que elegir a quien salvar.

—¿Qué?

—Señor Hargreeves, su esposa ya es biológicamente mayor. Los riesgos eran altos desde el comienzo.

Me llevó con él y unas enfermeras, me pusieron un traje quirúrgico y me dejaron entrar donde Aporía estaba siendo preparada para una cesaría.

—Idiota —sonrió muy apenas.

—Aporía —me acerqué a ella y tomé su mano—. ¿Cómo estás?

—¿En serio me preguntas eso? —rió.

—Vamos a comenzar —habló el doctor—, haremos lo posible por salvar a ambos, pero debo insistir en que debe pensar en quién salvará —me miró.

—Está claro que salvará a nuestro hijo —Aporía me miró—, porque si no lo haces, te cortó en pedacitos.

No la durmieron, la anestesia solo estaría presente para que no sintiera nada, sostuve su mano durante todo el proceso, sus ojos no se despegaban de los míos. Me pareció que pasó una eternidad hasta que por fin escuchamos un llanto, gire a ver al grupo que asistía al doctor, limpiaron y envolvieron al bebé para dármelo, lo cargue con sumo cuidado.

Mi nuevo mundo || CH [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora