VI

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—No me siento lista.

—Estas lista. —Repitio Juan por décima cuarta vez, tomando mi mano y llevandome fuera del elevador.

En el lobby habían muchísimos streamers, y de todos ellos, no conocía a ninguno solo. En ese momento un señor mayor que nosotros se acercó a mi hermano para decirle que teníamos que estar ya en lo que sería la alfombra roja.

Mis piernas temblaban, al igual que mi labio inferior. Mientras caminaba recordé lo que dijo mi mamá, y siguiendo sus indicaciones, tome de la mano de mi hermano.

Me miró sonriente una vez más, con esa hermosa sonrisa y gafas sobre la nariz. Tan iguales y tan distintos. Tan distantes, pero tan unidos.

Era lo único que necesitaba recordar, para hacerme saber que esa noche todo saldría perfecto.

O tal vez, no.

Subimos a un auto que nos llevaría a ambos a los premios. Me miraba con tanta intensidad en el espejo que por un momento pensé que me volvería loca. ¿Tenía bien puesto el rimel? ¿El labial está bien? ¿Mis gafas hacen match con el atuendo?

Mil y un preguntas de ese estilo cruzaron mi cabeza. Cada una peor y más ridícula que la anterior. Peinaba mi cabello con mis manos del nerviosismo, tronaba mis dedos e ignoraba por completo a Juan reprochando mientras decía que aquello dañaría mis manos.

Miraba mi celular con frecuencia. No había tenido mensajes en todo el día, más o menos en Colombia debian ser entre las doce y una de la mañana. El cielo ya estaba oscuro y una que otra estrella se observaba.

Bastaron nada más unos cuantos minutos para que llegáramos al evento. Mis nervios incrementaron aún peor, y mis manos comenzaron a sudar.

Si así estaba yo, no imaginaba como estaba Juan, por lo que trate de tranquilizarme.

Había una fila de carros, nosotros íbamos terceros. Cada que alguien pasaba el siguiente carro avanzaba, y cuando fuera el momento daban la indicación para bajar y comenzar a recorrer la alfombra.

En muy poco tiempo fuimos los siguientes. Esperábamos la señal del señor que manejaba el auto, finalmente dijo que ya era hora, así que Juan bajo primero, lo que hizo que todo el lugar se llenará de gritos y devociones.

Extendió su mano hacia mi para ayudarme a bajar, por lo que la tome y baje cuidadosamente del auto, pues lo último que quería era caerme por no saber usar tacones.

Una vez fuera los gritos se apaciguaron, para ser reemplazados por preguntas del tipo "¿Quién es ella?" "¿Dónde está Ari?" "¿Qué hace ella aquí y por qué está con Juan?".

Pase saliva luego de escuchar ciertos comentarios, los cuales pase por alto. Juan brindo su brazo para tomarnos de gancho, por lo que acepte, y así comenzamos a caminar.

Los gritos seguían, sin embargo, yo sabía que la duda sobre quién era yo seguía allí.

Finalmente llegamos a dos personas con micrófonos, quienes supuse, serían los entrevistadores.

—Juan Guarnizo, pero que elegante te ves. —Exclamo la chica muy alegre. —Pero veo que tu acompañante no es tu esposa como todos suponiamos. Cuentanos, ¿Quien es esta bella jovencita?

—Eh, hola, buenas noches. —Saludo con su mano libre a una de las cámaras que nos apuntaban directamente. —Primero, muchas gracias. Ustedes también están muy elegantes.

Los tres se sonrieron mientras que yo me limitaba a escuchar.

—Segundo, la bella joven que el día de hoy toma mi mano en algo tan especial es mi hermana, Alyssa. —Me presento. Instantáneamente todos los pares de ojos giraron a mi, así que un poco nerviosa saludé con la mano y sonreí.

𝐂𝐀𝐋𝐄𝐈𝐃𝐎𝐒𝐂𝐎𝐏𝐈𝐎 | ElMariana | CANCELADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora