XX

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Osvaldo;

Tres toques en la puerta fueron suficientes como para despertarme.

Al despertar Juan estaba recargado en el marco de la puerta. Tenía los brazos cruzados y me miraba con una mueca para nada linda.

Restregue mi ojo con el dorso de mi mano y solté un bostezo, notando que Lyss ya no dormía a mi lado.

Tal vez ya se estaba arreglando para la universidad.

-¿Pasa alg-

-Alyssa te necesita. Te está esperando en la sala. -Me interrumpió antes de que pudiera terminar de preguntar, yéndose de inmediato y perdiéndose tras las paredes.

Frunci el seño completamente confundido. Juan no solía comportarse así.

¿Estaba enojado?

Espera.

¿Sabía algo sobre el beso?

Pase saliva con algo de nervios, para luego hacer a un lado las cobijas. Camine descalzo por la casa hasta llegar a la sala del apartamento, logrando romper un poco mi corazón cuando ví la escena que se disponía frente a mi.

Mi maleta estaba frente a la puerta, y una Alyssa con una mueca de disgusto y los brazos cruzados se alzaba a un lado de esta.

-¿Está todo bien?

-No, nada está bien Osvaldo. Quiero que te vayas de mi casa.

-¿Qué? ¿Por qué?

-¿Y todavía lo preguntas? Solo vete. Luego de lo de anoche no quiero volver a verte. -Me quedé paralizado escuchando cada una de sus palabras.

No comprendía nada de lo que estaba pasando. Le molestaba lo que había pasado la noche anterior, aún cuando ella misma me había confesado que si le había gustado el beso.

¿Hice algo mal en la noche y no lo sabía?

-¡Vete!

Y cuando grito supe que hablaba en serio.

Mis ojos comenzaron a arder sin motivo aparente, acercándome a la maleta para poder tomarla y dirigirme a la puerta de entrada. Le lance una última mirada a Alyssa, pero ella se mantenía sería y molesta.

Y entonces sentí las primeras lágrimas desbordar de mis ojos.

























Mis ojos se abrieron de golpe, tomando aire fuertemente. Mi frente sudaba y mi pecho subía con irregularidad.

Mire al techo con desconcierto mientras identificaba lo que había bajo mis manos, y por fin pude respirar tranquilo.

Estaba en el cuarto de Lyss, ella estaba a mi lado, y todo había sido un sueño.

Un simple sueño que me había logrado arrancar unas cuantas lágrimas sin querer.

La chica que dormía plácidamente sobre mi pecho se removió con notable molestia, abriendo los ojos, dejando que estos brillarán por la poca luz de luna que se colaba por las cortinas.

-¿Estás bien? -Pregunto con la voz ronca.

Dios.

Sus ojos no estaban del todo abiertos y su tono era de sueño, aunque sabía que mi susto había logrado despertarla.

-Estoy más que bien ahora que sé que estás aquí. -Respondi en un susurro igual de ronco, volviendo a acomodarme en la cama para intentar volver a dormir.

𝐂𝐀𝐋𝐄𝐈𝐃𝐎𝐒𝐂𝐎𝐏𝐈𝐎 | ElMariana | CANCELADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora