XXVI

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Alyssa;

—¿Emma volvió? Ay, no. Ojalá no venga a casa, sería como vivir con el mismo demonio.

—¿De qué hablas, Beto?

Me senté en el sillón, a su lado. Ninguno de los padres de Osvaldo estaban en casa, y él había salido con Emma a quien sabe dónde. Decidí quedarme con Beto, con quién ya llevaba una extensa plática, bastante interesante.

—Emma es horrible. La última vez que vino, casi me rompe un brazo. Dijo que acaparaba demasiada atención de Valdo.

Mire al chico aterrada, sin saber que decir. ¿Podría alguien estar así de enfermo?

La rubia solo llevaba una semana con nosotros, y ya me había despreciado de todas las formas posibles. Y lo peor, Osvaldo no se percataba de ninguna de ellas.

—Aly, si puedo darte un consejo, mantente alejada de ella. He visto como te mira mi hermano, y si Emma se da cuenta, hara todo lo posible por alejarte de él.

¿Me preocupo? ¿Lo dejo pasar? ¿La denunció? ¿Me devuelvo a Colombia?

Mejor hago todas al tiempo.

[•••]

Odiaba a Emma.

Simplemente, la detestaba.

Una semana, ¡Una! Y esa chica estaba logrando sacarme de mis casillas. No me denominaba como alguien con poca paciencia, de hecho sentía que era alguien bastante paciente. Pero ella me estaba volviendo loca.

—¡Osviii! ¡Amo estos zapatos! ¿Me los compras?

Mala idea haber ido a acompañar a Osvaldo al centro comercial con su mejor amiga. Pero él había insistido tanto, y usado su artimaña del puchero que fue simplemente irresistible.

—Claro que si, mi Emm.

Y así, ambos se adentraron en la tienda del centro comercial en la que estaban los dichosos zapatos. Osvaldo termino de pagar los zapatos, saliendo ambos luego de algunos minutos. Emma saltaba de la emoción.

—Lyss, tengo que ir a casa, Beto enfermo, ya sabes, anda malo de la panza. —Me susurro, haciéndome reír. —¿Quieres quedarte con Emma?

—N-

—¡Si! Así pasamos tiempo de calidad, las dos mejores amigas de Osvi, como una reunión.

—¡Genial! Las veo luego. —Osvaldo se acercó hasta Emma, abrazándola con fuerza. Luego de algunos segundos, se acercó a mi, y mi corazón salto con energía cuando me rodeo en sus brazos.

Se separó segundos después, comenzando a acariciar mi mejilla con su mano. No era un gesto común en él, y aún así, lo amaba.

—¿Mañana en nuestro lugar? Nunca pudiste probar tu malteada de vainilla. —Pregunto, aún acariciando mi mejilla.

—Me parece perfecto.

—Entonces nos vemos allí. —Sonrio una vez más, para luego besar mi cabeza con ternura, y finalmente comenzar a alejarse.

Lo ví salir del centro comercial, así que di media vuelta para toparme con Emma.

Ella tomaba de un smoothie, el cual, sorpresa, también le había comprado Osvaldo.

—Y... ¿Qué quieres hacer? —Pregunte algo incómoda, balanceandome sobre mis talones.

—Ah, no lo sé. ¡Mira, esa tienda se ve interesante!

Estaba oculta, tras otras tiendas. Se veía un poco oscuro, ¿Por qué carajo había una tienda allí?

—Ven, ¡Vamos!

𝐂𝐀𝐋𝐄𝐈𝐃𝐎𝐒𝐂𝐎𝐏𝐈𝐎 | ElMariana | CANCELADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora