XVII

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"—Te esperan cosas importantes mañana."

—Entonces abrí la maleta y la polilla salió volando. Maru comenzó a gritar e incluso a llorar. El profesor de inglés la ayudo a sacar la polilla del salón.

No mames, que menso.

En mi defensa, le tengo pavor a los insectos de cualquier tipo.

—Igual, que menso.

Reí estruendosamente de nuevo, al ver la cara de indignación que tenía Maru.

—Pues, pues... —Se quedó callada, pensando en cómo responderle. —El que lo dice lo es.

Termino, cruzándose de brazos mientras Mariana se reía de ella.
Yo reí junto con él tras la contestación de mi amiga. Había sido tan mala que daba risa.

¿Apoco si?

Mire al celular, y luego a Maru, con una sonrisa de oreja a oreja. Osvaldo y Maru solo habían hablado unas cuentas veces, tan solo conocían sus nombres pero no mucho más que eso. Ver cómo ambos habían congeniado tan bien me hacía feliz. Ver qué tanto mi amiga más cercana, cómo mi amigo más cercano, también eran amigos, era increíble.

Antes de todo el engaño y el dolor, Ángel solía ser mi mejor amigo. Y a pesar de eso, nunca le agrado a Maru. Siempre sintió malas vibras de su parte, ella solía ser muy perceptiva respecto a ese tema. Sin embargo, no le quedo de otra que acoplarse a él, puesto a que era mi novio.

Bueno, señoritas. Fue un placer hablar con ustedes sobre el cómo Maru lloro por una polilla en clase de inglés, pero el deber me llama.

Hice un mohín de labios cuando escuché aquellas palabras. Había aprendido tanto a apreciar el tiempo con Osvaldo que cada vez que llegaba el momento de la despedida se sentía como un golpe al estómago.

Ya, ya. No llores, Lyss. Mañana volveré a llamarte.

Sonreí de lado, sabiendo claramente que si lo haría.

—Eso espero. Hasta mañana, Valdo.

Descansa, Lyss. Hablamos luego, señorita-miedo-a-las-polillas.

Maru sonrió irónica, antes de mostrarle el dedo medio. Mariana rio una última vez más, antes de que el videochat llegará a su fin.

—¿Qué? —Le pregunté a Maru, quien me veía con una sonrisa un tanto rara y las cejas alzadas.

—Te gusta, ¿No?

—¡¿Qué?!

—¿En serio? "Tienes más habilidades que jugar roblox y ser bonita". Aly, comprendo que seas miope, pero, si no te das cuenta de esto te voy a pagar la operación de vista.

—No me quejo si me pagas la operación, pero lo que dices es una tontería. Mariana no me gusta. Solo somos amigos, además, él vive en Monterrey y yo aquí, en Bogotá.

—Según recuerdo la historia de tu hermano y tu cuñada empezó de la misma manera, ¿No? Además, ¿Qué diferencia hace la distancia? ¿Acaso si viviera aquí también me negarias que te gusta?

—¡Si! ¡Porque no me gusta! Y mejor ya me voy a mi casa porque has estado de rara todo el día.

—Pero no te enojes. —Dijo ella con un gesto de labios, frunciendolos cómo si estuviera triste. —El día que te des cuenta me voy a reír en tu cara.

—Pues entonces ahorrate las ganas pues ese día jamás llegará. ¿Y sabes por qué? Porque Mariana no me gusta. —Tome mi mochila, la cual estaba tirada en el suelo de la habitación, y me dirigí a Maru, para darle un rápido beso en la mejilla y salir del cuarto.

𝐂𝐀𝐋𝐄𝐈𝐃𝐎𝐒𝐂𝐎𝐏𝐈𝐎 | ElMariana | CANCELADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora