XVIII

3.7K 397 77
                                    

"—Sorpresa de no-cumpleaños."

Yo digo que es Alyssa, la verdad. Está muy callada.

Andale otra vez. Por quinta vez, no soy yo, coño.

—Pendejo Roier, es que no se ha dado cuenta que tiene el micrófono apagado. Es que es una ancianita de internet.

Arrugue el entrecejo al escuchar las palabras de Mariana, mientras que volvía a la pestaña del discord. Y efectivamente, el micrófono estaba apagado, y solo por eso, todo lo que había estado diciendo los últimos cinco minutos no valían nada. Ya que nadie me había escuchado.

—Estaba en el baño. Ya volví. ¿Qué pasó en mi ausencia? —Pregunte inocente, haciéndome la que no sabía.

Cosa que Mariana no dejó pasar.

Claro, hazte wey. Ya sé diferenciar tus mentiras, tramposa.

—Cállate.

El inicio de lo que parecía ser un nuevo debate amistoso entre mi amigo y yo se vio interrumpido cuando una tercera voz salío a la defensa.

Pero no de quien yo esperaba que defendiera.

Yo apoyo a Roier. Aly se me hace un tanto sospechosa.

Entreabri la boca mientras colocaba una mano en mi pecho notoriamente sorprendida. Aunque sabía que nadie me veía.

—¿Cómo? ¿Apoyas a Roier antes que a tu propia hermana?

Uhhh, puñalada por la espalda. —La voz de Aldo fue la siguiente en escucharse.

Yo también siento que es Alyssa. En ningún momento a tratado de defenderse. —Dijo Spreen con una leve risa.

Yo no creo que sea ella. Dudo que sepa entrar a las alcantarillas.

—Voy a tomarlo, aunque me ofende tu argumento. —Le respondí a Rivers, quién era la que hablaba.

Tambien confío en mi cuñada. De igual forma mayoría ya voto, solo para que no queden todos los votos en ella.

Sonreí irónica cuando ví los cinco votos que tuvo mi jugador. Juan tenía un voto, y Mariana dos. Uno de ellos siendo mío.

—En este momento les estoy enseñando el dedo grosero a todos. —Dije cómo niña chiquita, totalmente indignada.

Pronto mi jugador fue expulsado de la nave, y tal como yo sabía que iba a pasar, salió un aviso en el cual se denotaba que yo no era impostora.

Malditos.

La risa de Mariana y Juan fue lo único que resonó por mis audífonos, antes de que sus micrófonos volvieran a silenciarse.

Silencie el mío para evitar que escucharán todo lo que decía. Mi jugador ahora era fantasma y podía ver todo lo que hacían los demás en la nave. Comencé a seguir —no muy— sigilosamente al jugador de Spreen. Algo se traía entre manos, pues desde la ronda anterior había estado inculpandome a mi.

Sospechaba de él solo por ese simple hecho.

Lo seguí hasta cámaras, justo antes de que otro jugador llegará y lo matará.

Mi boca formó una perfecta O, cuando procese la escena del crimen que se enmarcaba en la pantalla del portátil. Bastaron unos cuantos segundos, antes de que Ari reportará el asesinato.

𝐂𝐀𝐋𝐄𝐈𝐃𝐎𝐒𝐂𝐎𝐏𝐈𝐎 | ElMariana | CANCELADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora