𝐂𝐀𝐋𝐄𝐈𝐃𝐎𝐒𝐂𝐎𝐏𝐈𝐎 | ElMariana | CANCELADA

XXIII

Dos mes después.

Que rápido pasa el tiempo el tiempo, ¿No crees?

Si me preguntas la fecha exacta, rayos, puedo hasta decirla dormida.

22 de julio.

Estaba demasiado emocionada, a decir verdad. Era el primer cumpleaños de Osvaldo en el que yo estaría presente, y quería que todo para él fuera perfecto.

Estos últimos meses han sido... distintos.
Existían veces en las que todo era simplemente extraño entre nosotros. Habían días en los que éramos las personas más inseparables del mundo, y otros en los que hasta vernos a los ojos nos teñian las mejillas del rojo más rojo que el rojo.

Si es que eso significa algo.

Él había descubierto el increíble don de ponerme nerviosa con tan solo una palabra. O un roce. Fuera cuál fuera la razón, terminaba provocandome millones de emociones en mi. No dejaba de mencionar aquel bendito beso, y yo, simplemente no podía olvidarlo.

Noches de desvelo en las que lo único que quería hacer era volver a besarlo, y otras en las que solo quería olvidarlo todo.

Era demasiado confuso, pues ni siquiera yo me comprendía.

En cuanto a lo demás, podía decirse que todo iba de maravilla. Había aprobado cada clase de la universidad, estaba a tan solo un semestre de mi graduación. Aquello era una ilusión completa.

Mariana se había mudado un par de semanas después de mi llegada a la ciudad. Y para mí suerte, se había mudado a uno de los apartamentos cercanos a los míos, en el mismo conjunto.

Ya todos sabían que yo estaba viviendo en Monterrey gracias a los streams en los que solía estar en ocasiones. Muchos de los fans amaban que yo estuviera presente, pero había otros... que no.

Ya había tenido varias situaciones en las que encontraba comentarios hirientes en mis redes, y no solo se quedaban allí. Muchas veces en las tardes de malteada que solíamos tener Osvaldo y yo, no solo recibía miradas.

También frases que me hervían la sangre del enojo.

"¿Qué hace Mariana con una chica tan horrible como tú?"

"¿Segura que no estás embarazada?"

"Estás algo pasada de peso."

"Gorda."

Yo solo trataba de ignorarlo, a veces era fácil, pero había otras veces en las que aquellos comentarios se quedaban plantados en mi memoria.

Justo cuando sonó el despertador abrí los ojos como dos resortes, sonriendo emocionada cuando recordé que día era hoy.

Debía hacer algunas cosas importantes para la noche. Me levanté en un segundo de la cama y en menos de veinte minutos ya estaba duchada y arreglada. Me puse unos listones lila en el cabello, los cuales combinaban con el atuendo que usaba ese día.

Me puse algo de maquillaje y salí de mi apartamento, no sin antes cersiorarme de que Brandy tuviera comida y agua. Acaricié detrás de su oreja, no sin antes prometerle que en la tarde la llevaría de paseo.

Cuando llegue a mi destino después de una caminata de unos quince minutos, toque el timbre con una sonrisa.

—Buenos días. —Fue lo primero que dije cuando la puerta se abrió, abalanzandome a los brazos de la persona al otro lado de la puerta.

—Estas muy enérgica hoy, ¿Dormiste bien? —Pregunto Sammy con una sonrisa.

Había tenido el placer de conocerla en persona unos días después de mi mudanza, y habíamos logrado entablar una buena amistad. También había podido conocer a Roier –quien en realidad se llamaba Sebastián– y también nos habíamos vuelto buenos amigos.