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Fiorella

Tarde unos minutos, en unos cuales trataba de tranquilizarme y  regular mi respiración.  No quería salir de la habitación, la actitud de Samuel y el recuerdo en la ducha arruinaron por completo mi estado de animo.

Me puse un pans con una sudadera enorme, y salí de la habitación, las voces y las risas no se hicieron esperar, me dirigí a la sala que era de donde provenía todo el ruido. La imagen que vi, fue la que hizo que odiara mas mi vida.

Samuel estaba sentado junto a Sara, pero eso no era todo, en la sala estaban mas personas, las que supongo son sus amigos. Todos estaban riendo.  


¿Por qué no tuve una vida así? 

En toda mi vida solo he tenido dos amigos,  por supuesto que, no tengo contacto con ninguno de ellos.

Meli fue mi primer amiga, la conocí en el orfanato, me cuidaba, me trababa como una hermana. Pero, llego el momento el donde la adoptaron y me quede sola, semanas después abandone el orfanato.

Elias fue el segundo y ultimo amigo, lo conocí en la preparatoria, eramos muy unidos, pero tengo la teoría de que a la vida no le gusta que tenga amigos, la muerte visito a Elias un día antes de su cumpleaños numero 17. Tenia leucemia.

Él fue mi ultimo amigo, no he tenido más, por alguna extraña razón, siempre los busco a ellos en otras personas, pero claro esta que, ninguno es como ellos. 

Sin darme cuenta, mis ojos se habían empañado de nuevo, al igual que todos estaban en silencio con la mirada puesta en mi.

-¿Estas bien?- me pregunto mi hermano, fue la primera vez que me pregunto desde hace mucho,  lo cual hizo que hubiera una pizca de ilusión.

Asentí mientas me limpiaba las lagrimas y fingía una sonrisa.

-Siéntate- dijo Samuel, sus amigos lo vieron con el ceño fruncido.

-No, no quiero arruinar su reunión- dije en un susurro.

-No tengo problema con que te quedes- habló el hombre que había llegado con Samuel.

-Prefiero salir a tomar aire- hable, mire a mi hermano.- espero que no te moleste.

Mis ojos se cristalizaron, él negó con la cabeza.

-Cenaremos juntos, ¿okey?

Asentí, camine hacia la puerta, y me fui.

....

Caminaba por las calles de  Michigan, quería distraerme, no pensar en el pasado, pero vaya que era imposible.

Odio mi inestabilidad emocional.

Se supone que aquel recuerdo estaba en el pasado, no entendía porqué de repente llego a mi mente. Regrese a la casa de Samuel después de tratar de conseguir un poco de tranquilidad.

Sus amigos seguían en la casa. Todos estaban sentados en la mesa. 

....

-Tu hermana me agrada Samuel- dijo una chica, que a decir verdad, no recuerdo su nombre.

-No la conoces- Samuel  hablo burlón.

Pero era verdad, ¿como le iba a agradar sin conocerme?  Samuel me conoce hace años y no logro agradarle.

-¿De dónde eres?Tu acento no es de aquí.

Golpe bajo.  

-Italia- respondí. 












Un sueño rotoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora