4

16 6 0
                                    

Fiorella

-¡Lo sabia!- respondió.

Realmente me sentía incomoda, podía notar que eran personas muy agradables, pero de verdad que no lograba entrar en confianza con ellos. Y lo sabia, por mas amigos que quisiera tener, ellos no podrían serlo porque son los amigos de mi hermano, sabia que Samuel se molestara si intento relacionarme con ellos.

-Con permiso- salí de la sala, y cuando iba por llegar a la cocina escuche que hablaron.

-No sabíamos que tenias una hermana, Samuel- escuche hablar una mujer, creo que fue Emma.

-No es algo que relevante-

-¿No es relevante tener una hermana?- aun que justo iba a salir de la cocina, preferí quedarme para seguir escuchando. 

No hubo respuesta por parte de Samuel.

-¿Cuánto tiempo se quedará?

-No lo se, con ella nada se sabe.

-¿Viene muy a menudo?

-Solo cuando termina con el imbécil de su novio.

Bien, admito que su respuesta tiene algo de verdad.

-No puede vivir sin joderle la vida alguien. 

-¿Cuándo se ira?

Dude si en salir de la cocina o permanecer mas tiempo, aun que no quería estar con ellos, no me gusta que hablen de mi, y menos si no estar presente. 

- No lo se, normalmente se queda una semana y regrese con el imbécil, pero ahora que lo ha dejado no lo se.-soltó un largo suspiro.

-¿Así?¿y por qué lo dejo?- genial, ahora van hablar de mi vida amorosa.

-Solo se que el tipo se folló a una amiga de Fiorella.

Si bien algo era cierto, esa no fue la única razón por la que deje a Caleb, era cierto que lo había encontrado en la cama con Hailey, solo que esa perra no era mi amiga. Era una compañera de clase, nos toco hacer un trabajo juntas, yo ofrecí mi apartamento para hacerlo, conoció a Caleb, y desde entonces, hizo cualquier cosa para pasar el mayor tiempo en mi casa. 

Y vaya que su plan era enredarse con Caleb, y lo logro.  

Pero desafortunadamente esa no fue la única por la rompí con él. Lo que había entre nosotros no era sano, lo sabia, y aunque intentaba alejarme, siempre volvía con a él. Quizá lo de Hailey era lo que necesitaba para darme cuenta que nuestra relación nunca iba a cambiar, aun que yo pusiera de mi parte, Caleb no iba a dejar de comportarse así. 

Una risa me saco de mis pensamientos. Me di cuenta que seguía en la cocina.

Cuando regrese a la sala, me di cuenta que todos ya se habían marchado, y Sara estaba recogiendo la mesa, mientras que Samuel limpiaba la pequeña mesa de la sala. Me acerque a Sara.

-¿Necesitas que te ayude?-pregunte amable. 

-No, tranquila.

-¿Cuánto te iras?- pregunto Samuel mientras alzaba unos vasos.

-Pensé que papá te había dicho.

-¿Decirme qué?- volteo a verme.

-Vine a quedarme- susurre.

Realmente pensé que ya lo sabia, su comportamiento hacia mi me lo confirmaba, pero ya me di cuenta que es su odio de siempre. 

-¿Qué?- me miro molesto. 

Rayos, hola dios, soy yo otra vez. 

Un sueño rotoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora