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Fiorella

Había mas movimiento de lo habitual en la central, sabía que era misión muy importante.  Aun que, siendo sincera, no me interesaba mucho estar en ella, razón por la que no me postule.

Además, con mi brazo lastimado no creo que pueda hacer mucho. La fedula era algo incómoda, pero tenía que usarla por el bien de mi brazo.

Hace dos días, en el entrenamiento, Luisa había decidido tomar venganza por lo que, supuestamente, le hice a Emma.

Era entrenamiento de defensa personal, el cual si había tomado, pero solo tenía casi dos meses que regrese, y ella años, supongo que los mismos que Emma.

En fin, el entrenamiento no terminó bien.

Las cosas siguien igual, que comienzo a creer que venir ya es más un castigo, y quizá no fue buena idea venir con Samuel.

Llegué a la sala donde trabajaba, ya se encontraba Antonio, quien solome dio una mirada y regreso su vista a la computadora. Supongo que trabaja en la reunión que habrá en unos minutos, y por primera vez, estaré presente.

-Buen día- le dije a Antonio con una sonrisa.

Aunque su altitud hacía mi, había cambiado considerablemente, trataba de siempre darle una sonrisa, a pesar de todo él nunca me ha tratado mal, ni me ha dicho cosas ofencivas como Samuel.

-Tu café- hablé ya que no hubo respuesta de su parte.

Me miro, y por primera vez en todo este tiempo, vi un brillo en  su mirada.

Me había acostumbrado a traerle un café, a pesar de la situación lo seguía haciendo, y es que sin darme cuenta, ya había pedidio cos cafés.

-Gracias- me di una pequella sonrisa, y después probó el cafe.-Delicioso, como siempre-

Le sonreí. Este momento,  este pequeño e insignificante momento, lo era todo para mi.

...

Era hora de la reunión, así que, junto a Antonio me dirigí a la sala principal, donde se hacían todas las reuniones.

Todos estarían, el director, Samuel, Sara, Emma, Luisa, y... él.

Inluso estaría él, desde esa noche que fue a mi habitación y se marchó sin importarle lo que sentía, no lo había visto.

Llegué, y al entrar todas las miradas se posaron en mi. Me senté a lado de Antonio aún que a los demas pudiera molestarle.

Minutos  después entro el director, y detrás de él Dominick.

No hubo buenos días ni nada, fue directo.

-Leandro Martini, nuestro objetivo dará una fiesta en su casa...- me tense al escuchar ese nombre.

Mi mente quedo en blanco, ese hombre era peligroso.

-Es por eso que tres agentes estarán encubiertos, deben obtener información que nos sirva, asi que...¿quien se postula?

Miro a toda la sala en silencio. Nadie hablo, era más que obvio que nadie quería ir a la fiesta. 

-Quiero soldados capaces, es por eso que  están en esta sala.- habló de nuevo, pero no hubo respuesta.

Y entonces él hablo.

-Postuló a la Sargento Jones- la voz de Dominick resuena en mi cabeza.

No lo dijo
.
Trataro de convencerme.

Me obligó a mirarlo, y de pronto todas las miradas caen en mi, incluso el director me mira.

-No creo que sea buena idea, señor, solo tengo un mes aquí- trato que mi voz suene firme, pero es casi imposible. No quiero ir.

-Me parece la oportunidad perfecta para mostrar tus habilidades, además de comprobar si no es un error que estés aquí, y sí serás un buen elemento.

El director no dice nada, solo me mira fijamente.

-No es mala idea.-mira a Samuel.- ¿Qué opinas? ¿Crees que tú  hermana tenga la capacidad ?

Samuel me miro unos segundos. No le importaba en lo más mínimo.

-Lo que usted diga, señor.

-Perfecto, Jones, viajas en dos días.

Dicho eso, abandonó la sala. Todos lo hicieron, Samuel fue el último y al hacerlo me dedico una mirada.

Me quedé sola en esa fría sala.

No quería ir.

Es como, meterme sola a la boca del lobo. Si voy, nada de lo que hice habrá valido la pena.

Leandro Martini era mi pesadilla.

Un sueño rotoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora