La madrugada junto a él.
El viaje hasta California fue maravilloso para mí. Me sentí relajado y cómodo teniendo al trofeo debajo de mi brazo. Es mi segundo título individual en mis apenas dos meses de carrera. Algunos tenistas no llegan a tener ni cinco títulos en toda su trayectoria. Y yo aquí, recién comenzando.
Sé que el mundo entero me odia en este momento, y puedo sentir el peso en mis hombros, pero me demostré a mí mismo que ya no me esfuerzo por ganar los partidos. Los gano sin siquiera llevar estrategias. Soy mejor de lo que era antes de cruzarme en la final de Holanda contra Slash.
Y estoy orgulloso de eso.
Mi padre no dijo ni una palabra durante el viaje. Suele quedarse callado cuando se enoja. Jamás afronta sus iras.
Una vez que el taxi estacionó frente a casa, me bajé de él e ingresé a mi hogar con las valijas en mis hombros. Noté a mi madre sentada en el sofá de la esquina, mirándome fijamente con aquellas finas cejas y verdosos ojos.
―A pesar de que ganaste, tienes cosas para mejorar. Vi los partidos por televisión. Te falta abrir más tu posición en...
―Agradezco tu observación, pero ya tengo entrenador.
―Solo quiero que seas mejor jugad...
―Tarde.
Dicho esto, subí las escaleras con suma felicidad hasta mi habitación.
Escuché a mi padre insultar a mi madre y comenzar una pelea sin fin en el living, pero no le di atención. Últimamente Sharon ya no significa nada para mí. He vuelto desde Acapulco sabiendo que ella jamás será la madre cariñosa que deseo, y que simplemente debo aceptar la realidad e ignorarla el resto de mi existencia.
Solté los bolsos y me recosté en la cama, agotado.
Me quedé un rato pensando en absolutamente todo.
Y sé que cambié. No soy la misma persona después de Holanda, ni tampoco el mismo jugador. Estoy más débil mentalmente, pero más fuerte físicamente.
Estaba lentamente cerrando mis ojos y buscando el sueño cuando escuché pasos asomarse hasta el marco de mi puerta, y creyendo que era mi padre, grité:
―¿Qué quieres?
―Linda forma de comenzar una charla ―respondió aquella voz casi simpática.
Me levanté de un susto sobre el borde del colchón, quedando frente a Slash.
Está descalzo, con un short deportivo y una cerveza en mano. Se ve tan relajado que ni siquiera parece que un deportista.
Los competidores en deportes nunca nos mostramos relajados, siempre estamos pensando en el próximo juego, en el próximo entrenamiento, en la próxima meta, y en el próximo desafío.
―Te repito, ¿Qué quieres?
Levantó sus hombros, y dijo:
―Pensé que tal vez podíamos ver una película. Compré cervezas, ¿Quieres una?
Me levanté, caminé hasta él, y sin soltar mi mirada de la suya, cerré la puerta en su rostro.
Hecho esto, me desvestí y volví a caer en la cama. Dormí durante horas.
A eso de las cinco de la madrugada, me levanté.
Caminé en la oscuridad hasta llegar a la cocina, encendí el tubo led debajo de la almacena, y con esa simple luz decidí sentarme a comer helado.
Al estar sin prendas, únicamente con mi short negro de entrenamiento y zapatillas deportivas, sentí el frío de la frescura del helado y un escalofrío recorrió mi cuerpo.
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Hasta el último set (Slaxl)
FanfictionHASTA EL ÚLTIMO SET. Siempre supe lo que tenía que hacer. De niño, de adolescente, de adulto y ahora. Jamás ni en un millón de años creí que conocería a alguien como él. Carismático, eléctrico, magnético, auténtico. Pero lo conocí. Acompaña a Axl R...