42. EL RESURGIMIENTO I

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EL RESURGIMIENTO I.

Me dolía encender el televisor y encontrarme con aquel jovencito de rizos, levantando su raqueta y apuntando contra los mejores tenistas del top 5, y arrastrando sobre ellos la ventaja de ser joven. Pero me dolía aún más ver a mi madre en un costado de las butacas, siendo enfocada continuamente, con su rostro inexpresivo y su mirada distante.

Quise reconectarme con ella, pero cada vez que enviaba a un conocido en común para que le recordara que yo seguía siendo su hijo, recibía de respuesta «tu madre está muy ocupada entrenando a Slash».

―¿Por qué no quiere hablar conmigo?

―Porque no eres el número uno del mundo ―respondió mi padre.

Alguna vez quise ser el mejor del mundo para que mi madre regresara.

Alguna vez amé a mi madre y la extrañé como nunca.

Alguna vez me enamoré.

Alguna vez fracasé.

Alguna vez gané.

Alguna vez perdí a un amigo.

Alguna vez volví a ver la luz.

Alguna vez, me convertí en el mejor del mundo no por mi madre, no por despecho a Slash, no por homenaje a Duff, no por el sentimiento de estar por convertirme en padre, no por conocer a mis hermanos, y definitivamente no para agrandar mi ego, sino porque todas las cosas que pasaron este año fueron semillas para llevarme al lugar muchos otros pasaron antes de mí.

Y alguna vez, peleé por mi vida y le supliqué a Dios que me diera otra oportunidad.

Y ahora estoy postrado en una camilla, comiendo gelatina, viendo canales estúpidos de televisión, con el pie levantado sobre una venda, con mi estómago enredado en una faja, y vestido de un camisón con puntos negros.

Seguro que estar aquí, con dos balas quitadas de mi estómago, mientras veo a Slash avanzando a la última etapa de la Copa Davis, también es una semilla más que me trajo a este lugar.

―No importa ―dice mi padre, sentado a mi lado―. Es tu primer año como tenista, no tienes puntos que defender. Tu título de número uno se mantendrá estable.

―¿Incluso si no puedo jugar en los próximos seis meses?

Mi padre no respondió.

Mi padre no respondió

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TRES DÍAS DESPUÉS.

―Hola a todos ―dije frente la cámara de mi teléfono, haciendo un en vivo por Youtube desde la camilla del hospital―. Gracias a los médicos, estoy bien. Por suerte no llegué a desangrarme, de lo que ya saben, un tiroteo. Ya pasé por dos cirugías, y mañana atravesaré la última, que es en mi cadera, donde hay una bala perdida. La verdad estoy un poco ansioso, pero mis amados están aquí, y eso es lo que importa ―sonreí―. Y también importa que al menos puedo contarlo. En fin, no voy a poder participar en los próximos torneos, sin embargo, espero con ansías regresar al Tenis en el Australia Open. ¡Nos vemos, saludos!

Hasta el último set (Slaxl)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora