Mi amigo.
Despertamos a las 4:30.
Sin decir una sola palabra, nos levantamos y nos dirigimos automáticamente a la recepción del hotel. Slash compró un par de cafés, los tomamos a las apuradas y salimos a correr.
Corrimos un poco más de dos horas, creo que los dos necesitábamos esa paz que nos transmite recorrer toda la ciudad haciendo lo que más amamos: entrenar.
Por suerte mi ojo dejó de molestar, aunque debo mantenerlo con un parche negro durante varias semanas. Parezco un pirata. No importa.
Hoy siento que no importa.
Recorriendo París junto a Slash a mi lado, comprendí, que nada y nadie va limitarme.
¿Tengo un ojo menos? Bien, haré un esfuerzo para ser mejor. Entrenaré el doble. Aprenderé a manejar mi vista con menos imagen.
Lo haré.
Y sé que lo lograré.
Me despedí de Slash, no sin antes decirle que lo esperaba al siguiente día para volver a entrenar.
Octavos de final.
Pasé los últimos dos días entrenando mañana y noche. Mi padre me enseñó algunos ejercicios que me permiten moverme mejor por la cancha a prácticamente ciegas, y me ha estado funcionando muy bien.
El truco está en practicar tantas veces el ir y venir de la pelota hasta que mi cuerpo tome por consciencia a dónde se va dirigir dependiendo de la postura de mi rival.
Slash me ayudó bastante. Se ofreció como rival durante las practicas, y aunque me ganó todos los sets, no bajó su nivel por mi lesión, y yo di todo de mí. Me sentí seguro. Porque estuve a punto de ganarle, y si casi le gané a Slash, significa que puedo ganarle a cualquier otro.
Luego Rybana se presentó a las practicas, follamos y nos enfrentamos. Le gané dos sets y ella me ganó uno.
Y si pude ganarle a la número uno de la liga femenina, significa que estoy aún más listo que nunca.
Pero cinco minutos antes de ingresar a la cancha para enfrentarme a Edward Evans, me llevé una gran desilusión.
—¿Que Slash qué?
Mi padre volvió a repetir:
—Por primera vez en la historia del Tenis, casi todos los oponentes de Slash y Nadal renunciaron al campeonato. Nadie quiere pasar el ridículo estando Slash, y Nadal. Por lo que volvieron a sortear y ahora Slash está en tu grupo.
—Eso significa que...
Mi padre suspiró.
Creo que ninguno de los dos lo quiere admitir.
—Sí, Axl. Si pasas a Semifinal, te enfrentarás a Slash. Y si ganas, en la final te enfrentarás a Nadal.
El locutor me llamó, dándome la bienvenida a la cancha. Mi padre, algo apagado por la noticia, me besó la frente y me deseó suerte.
Se retiró.
Y yo me quedé allí, tratando de controlar mi respiración.
No me siento para nada bien.
Se suponía que Roland Garros iba ser el mejor campeonato de todos, luché cada año de mi vida para estar aquí, y ahora solo quiero abandonar.
La pasé mal toda la semana.
Me molesta demasiado cuando las cosas no salen como las espero.
Y la final con Slash era la final perfecta, sobre todo en un campeonato tan exigente como el Roland Garros.
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Hasta el último set (Slaxl)
FanfictionHASTA EL ÚLTIMO SET. Siempre supe lo que tenía que hacer. De niño, de adolescente, de adulto y ahora. Jamás ni en un millón de años creí que conocería a alguien como él. Carismático, eléctrico, magnético, auténtico. Pero lo conocí. Acompaña a Axl R...