Baskerville |h.s|

Capitulo 20.

Capítulo 20: la esperada charla.

Kate.

Cuando abrió la boca para poder atrapar mi labio inferior, me di cuenta de lo que estaba pasando y de lo mucho que quería que pasara, por lo que me quedé un rato más. El beso se profundizó a medida que pasaba el tiempo pero se seguía sintiendo como si fuésemos dos inexpertos, siendo que yo lo soy; parecía estar lo bastante borracho.

Cuando sentí su lengua suave rozando la mía, supe que era el momento de recibirla, así que permití que las uniéramos, sintiendo por primera vez alguna intimidad entre ambos.

Pero me separé lentamente al aterrizar, dándome cuenta que estaba en mi castillo y que podrían vernos en cualquier momento.

—Harry...— me separé a duras penas, a pesar de que a él se le hizo un poco más difícil, ya que volvió a mis labios pero entregándome un beso más corto.— Harry.— lo empujé levemente, poniendo mi mano sobre su pecho.

Él me miró unos segundos antes de agachar la mirada y alejarse de mi por completo.

—Yo... lo siento.— murmura, su mandíbula se tensa al instante.

El sabor a alcohol se quedó impregnado en mis labios, así que me apresuré en preguntar.

—¿Has estado bebiendo?— de alguna manera esperaba un no por respuesta.

—No.— se apresura en decir.— o sea si, pero...

—¿Por eso me besaste, porque estás borracho?

—Me encantaría estarlo. Solo tomé una copa.

—¿Estás consciente?— me costaba creerlo, era imposible que lo estuviera. Pero, me gustaba la idea.

—¿Tu lo estas?— formó una sonrisa traviesa sobre sus labios.

Miro para todos los lados, cerciorándome de que aún no había nadie que nos pudiese encontrar, por lo que me armé de valor y agarré su mano.

—Ven.— le murmuré, sintiéndome una niña a punto de cometer la mayor travesura de su vida.

Camino hacia la puerta que nos guiaba al jardín, pero me Harry me detuvo.

—¿Qué quieres hacer?— preguntó de inmediato.

—Vamos.— insistí— no hay nadie fuera, el jardín es grande no nos descubrirán.

No nos descubrirán haciendo qué, Katherine Baskerville. Niña malcriada.

Abrí la puerta y salimos, efectivamente como lo imaginé, no había absolutamente nadie.

—No, Kate, pueden vernos. Tu padre sabe que estamos aquí.— por primera vez sentí nerviosismo de su parte por ser descubierto.

—¿Si?— fruncí el ceño ¿Enserio sabía?

—Si, deberíamos regresar.— ofrece.

—¿Quieres... regresar?— cuestioné avergonzada, quizás realmente no quería venir conmigo y se sentía obligado.

¡Pero me besó!

Sus ojos me miraron por unos segundos más, antes de que apretara sus labios en una línea recta, seguido de una sonrisa.

—No.

Ya está.

Salimos por el portón de madera al final del jardín caminando en puntitas para evitar el mayor ruido posible. Ni siquiera me preocupé en cerrar completamente cuando ya estábamos corriendo por la colina que nos guiaba a la... nuestra casa.