Capitulo 1 (Sanación)

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–¿Quieres salir conmigo?

–No

–¿Estás seguro?

–Es la quinta vez que lo preguntas y la respuesta sigue siendo no.

Pese a la frialdad de su respuesta el rubio no parece derrotado o abatido, incluso toma aquel rechazo como una propuesta a seguirlo intentando. Tal vez lo había hecho mal, una rosa roja y una declaración no era la respuesta, tal vez debió intentar con dulces, la comida siempre ablanda los corazones duros y fríos.

–Esta bien, hoy he perdido Shinso Hitoshi, pero prometo que algún día me dirás qué si.

Y solo así el peli morado pudo deshacerse de aquel rubio que profesaba su amor en cada rincón de la Academia.

–Monoma, eres un dolor de cabeza.

Shinso dice más para si mismo y  tira la rosa roja que le habían recién regalado, tenía clases con Aizawa sensei y no podía perder su tiempo en cosas tan banales.

Hace un mes había sido transferido a la clase A, aquel puesto se lo había ganado con trabajo duro y su sangre derramada en la guerra contra liga de villanos.

Hubo pérdidas, muchas, incluso los que seguían con vida quedaron con secuelas físicas y problemas psicológicos.

La clase A y la B en su mayoría se vieron en la obligación de madurar, de aceptar la muerte, e incluso intentar ser estudiantes pese a que ellos habías mostrado más coraje que los que se auto proclamaban héroes profesionales.

Era difícil regresar al ambiente escolar, pero aún así Shinso intento dar lo mejor de si, lo que no espero fue a un rubio insistente con sus sentimientos.

Algunos de sus amigos decían que era normal, muchos después de salir del hospital decidieron confesar sus sentimientos, después de todo, que la muerte rondará cerca de ellos era razón suficiente para pasar por alto esas normas morales de una sociedad que le teme al amor romántico.

Kaminari había buscado el amor en Jiro, Uraka confesó sus sentimientos por Midoriya en un desconsuelo por verlo en la camilla abatido, para su mala experiencia fue rechazada, el símbolo de la paz había dejado en claro que tener una pajera era sinónimo de peligro. Momo e Iida por otra parte encontraron el amor entre los escombros de lo que era una ciudad, en sus labores de rescate y reconstrucción se volvieron cercanos y el amor llegó. Bakugo no había encontrado un amor romántico, pero si  paz y una responsabilidad, después de que un héroe profesional diera la vida por el y que su mejor amigo muriera en batalla.

La clase A y la clase B estaban rotas, pero el amor se había convertido en su única salvación, su única forma de escapar de esas pesadillas que a muchos atormentaban.

Shinso no lo veía así, el prefería mantener distancia con todos y no aceptar el amor de nadie. No sentía que pudiera merecer algo así. Al igual no sabía cómo afrontarlo. Jamás había sido amado por nadie, menos con tanta intensidad como Monoma. Se sentía asustado.

–Otra vez se te declaro –Pregunta Kaminari una vez que Shinso llega a su asiento para tomar la clase.

–Si

–¿Y lo rechazaste?

–Si

Kaminari de verdad se cansaba de las respuestas tan cortas de su amigo, o al menos él lo consideraba así, y no es que buscará un sustituto de Kirishima, solo que quería que todos fueran unidos, no esa falsa clase A dónde Midoriya estaba en su etapa Darks que no hablaba con nadie, con un Bakugo perdido la mayor parte del tiempo, una Mina extrovertida que se perdía en noches de fiestas y terminaba llorando por sus mentores y amigo de infancia, no una Uraka que cada vez era más dura con ella misma, la cual entrenaba dia y noche sin descanso, o un Todoroki depresivo por haber matado con sus propias manos a su hermano, o un Aizawa que se recriminaba el estado de sus estudiantes.

Kaminari podía intentar ser el payaso de la escuela, pero nadie se reiria.

–¿De verdad no sientes nada por el?, Se que antes de... aquello. Tu y él lo estaban
intentando, me refiero a que conversaban e incluso estudiabas en su cuarto, no es como si Monoma le hubieran hecho un amarre a ti de la noche a la mañana, el ya se veía enamorado...tu...

–No

Y Shinso regreso a sus apuntes, no miro a su amigo y nadie en la clase dijo nada. Solo era el sonido del plumón haciendo contacto con la pizarra.

–Parece cómo si la guerra no hubiera terminado–dice Kaminari aceptando ser parte del mismo estado anímico de la clase.

En otra clase, no muy alejada de ahí, un rubio metía sus cuadernos a la mochila.

–Ya lo se Kendo, no me regañes, yo sé que Shinso algún dia dirá que si, confía en mí, el me amará tanto que suplicará por mi atención.

–..

–No te enojes, solo déjame intentarlo.

–Monoma–una chica de cuernos le habla a su amigó, el rubio voltea a ella y con un sonrisa cínica se coloca su mochila.

–Ya voy Pony, solo estaba peleando con ... olvídalo.

Y Monoma deja aquel salón vacío ante la mirada triste de Pony.

–Are you ok? (¿Estas bien?)–Pony sigue a su amigo.

–Of course ma belle amie (por supuesto mi bella amiga), solo estaba reflexionando mis actos.

Ambos continúan su camino a los cuartos, con la baja de vários maestros de la Academia, sus clases habían disminuido.

–¿Cómo te fue con Shinso?

Monoma iba distraído, se preocupo tanto por ver cómo confesarse ese día a Shinso que se le olvidó la tarea de leyes.

–Mal, ya sabes, lo normal, por cierto debo ir a la biblioteca, mañana tenemos leyes heroicas y no he hecho nada.

Pony asiente y se adelanta, en eso el rubio camina a la biblioteca, estaba vacía y ni siquiera la bibliotecaria estaba.

–Hola, ¿hay alguien?

Todo se queda en silencio, lejos de molestarle aquello, se siente más cómodo, así que va a la sección de derecho.

Había muchos libros referentes a su tarea y no sabía cuál tomar. Uno llamo su atención, sobresalía entre los libros por su color, a comparación de los demás libros viejos y desgastados, ese conservaba el brillo de su color rojo y parecía nuevo.

–"Catarsis", escrito por Alexander Dimitri.

Monoma toma aquel libro con curiosidad y lo lleva consigo además de otros 3 de derecho heroico.

–Capitulo 1, lleva tu Quirk al límite...según investigaciones de la escuela HASH (Héroes Anónimos Sin Hogar), Un Quirk puede rebasar sus límites ante estimulos constantes del portador...

Tal vez Monoma no debió tomar ese libro y menos confiar en Alexander Dimitri.

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