Capitulo 3 (Sanación)

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Monoma se balanceaba, hacia adelante y hacia atrás en el límite de relieve de las escaleras, esperaba con ansias a Shinso, el cuál, según sus cálculos, debía pasar por ese sitio e ir a la cafetería. Sabía bien que no era amante de ir con alguien a su lado, ni siquiera de ese rubio de los rayos, podía perfectamente interceptarlo y darle un muffin de chocolate con decorado de gatito. Tal esa era la mejor forma de confesarse.

Hoy se sentía con suerte.

–No me sorprende verte aquí... acosador –Shinso llega sin aviso y Monoma por tal sorpresa se balancea de más y casi cae por la escaleras, para su fortuna tiene buen equilibrio y el está a salvo, al igual que el muffin.

–No es acoso, solo que si no recuerdas, antes solíamos usar este lugar como punto de encuentro, ya sabes por qué éramos amigos...¿Lo has olvidado?–lo último salió como un reclamo, pero también como una súplica.

–Oh cierto, y de aquí íbamos a la cafetería –Shinso pasa su mano a su cuello. A veces no quería ser tan imbécil con el chico que había sido su amigo y su tutor gratuito.

–Bueno, olvidemos aquella amistad, después de todo yo busco más, así que Shinso,¿Quieres salir conmigo?

Momoma extiende el muffin con la huella de un gatito.

–Solo debes tomarlo, está bien si lo tiras al igual que los otros presentes.

Shinso se sorprende por ser descubierto, el esperaba a ya no tenerlo cerca de él para tirar lo que le diera; flores, cartas, manualidades, todo.

–Esta bien–toma el muffin y queda maravillado, comida y gatitos era una buena combinación –... Gracias, pero no deberías seguir con esto, mi respuesta no cambiará, es un No.

Momoma no parecía afectado por el rechazo, más bien parecía pensativo.

–Lo sabía, le dije a Kendo que un muffin era una pésima idea–Monoma ríe ante aquello, no era una risa triste o cargada de locura, era genuina, pero Shinso no pudo pasar por alto lo que escucho.

–¿Kendo?

Shinso recuerda perfectamente que después de la guerra–en el hospital donde la mayoría de los héroes sobrevivientes se habia refugiado–habia visto a Monoma sostener la mano de una chica que tenía una sábana cubriéndola por completo, y esa chica era Kendo, si bien la sábana la cubría, sus cabellos naranjas sobresalían.

–Si ella, siempre me regaña por estar de insistente contigo, dice que debo dejarte tranquilo, y le dije que estaba bien, pero que quería intentarlo primero.

Ni una palabra del rubio sonaba a locura o a broma, era un Monoma tranquilo. Eso le aterraba.

–Si sabes que Kendo está muerta, ¿Verdad?
Shinso odio decir aquello, aún recuerda la mirada perdida del rubio mientras sostenía esa mano.

Momoma borra su sonrisa y aquellos ojos grises pierden ese brillo característico.

–Yo...claro que lo sé, si, ella...– pese a que afirmaba, para Monoma fue como una cachetada de realidad –...ella está....está...no ella hablo conmigo ayer, ¡ella insistió en que te dejará tranquilo!

Cada palabra iba cargada con más dolor, Shinso desconocía esa faceta, no le gustaba, no le gustaba ver a su Ex amigo sufrir y reprimir las lágrimas.

–Monoma, no te engañes, yo ví su cadáver, le hicimos un homenaje en la escuela, ¿Lo recuerdas?, Tu distes el discurso.

El rubio tan solo niega y retrocede, no podía creer aquello, recuerda perfectamente que después de la guerra Kendo lo visitaba, pero siempre era cuando estaba solo.

–Me debo ir, ya cumplí con mi propuesta diaria –Monoma se empieza a alejar sosteniendo su cabeza la cual le había comenzado a doler.

–No te puedes ir así, debemos hablar.

–No quiero hablar, no rompas tu rutina, aquí es cuando solo me ves irme y después tiras lo que te di, ok, no te metas en mis asuntos.

Monoma empieza a acelerar el paso, "ella está muerta", Kendo era como una hermana mayor para el, la voz de la razón ante sus episodios de locura, tal parece que ahora ella era su locura misma.

Él día de la guerra él solo pudo sostener la mano de Aizawa y copiar su Quirk de Borrado, se sintió orgulloso, claro, había sido pieza clave para la victoria, al fin los secundarios eran protagonistas, pero al momento en que todo termino, lo primero que hizo fue buscar a su clase, a sus amigos, visito varios hospitales, hasta que escucho el rumor de uno en especial que atendía héroes. No dudo en ir, solo ahí podían estar, vago por los pasillos, hasta que la vio, un paramédico intentaba parar el sangrado de su presidenta de clase, pero aquel paramédico que ya estaba tan agotado de días sin dormir, no se había percatado que ella ya había muerto hace mucho tiempo.

Vio la sabana blanca empapada de sangre, los gritos de fondo de varios sobrevivientes a los cuales no se les podía dar morfina para calmar sus males debido a la escasez. Lo único que pudo hacer por ella fue sostener su mano mientras intentaba ignorar el caos a su alrededor.

–Descuida Kendo, esto se quedará como anécdota y cuando regresemos a la escuela nos reiremos de ello.

Al igual que el paramédico, Monoma estaba cansado y no había aceptado que ese noble  corazón había dejado de latir.

–Monoma, no te vayas así –Shinso le alcanza y lo toma de su muñeca, pero este se sacude en un intento de zafarse.

–Dejame Shinso, ¡esto no es de tu incumbencia!–el rubio con más fuerza jala su brazo, ambos eran estudiantes de héroes, pero a comparación de Momoma, Shinso llevaba un estricto entrenamiento con Aizawa, así que el peli morado, frustrado por el actuar del rubio, lo rodea, dejandolo sin escapatoria y con los brazos apresados.

–Debes entenderlo, Kendo está Muerta, entendiste, ¡muerta!

Por qué Monoma fue su amigo en algún momento y sabía que no aceptar una perdida podía ser peor, veía todos los días Mina perdida en su tristeza, la veía llorar en los rincones de la escuela, auto destruyéndose, no quería lo mismo para el rubio, no quería que cayera en un vacío donde se aferrara a lo imposible, además sabía que con él, era casi imposible razonar, el ego y la máscara que usaba  todos los días era un arma de doble filo.

–Repite conmigo Monoma Neito, ¡Kendo está muerta!

–¡No!, Ella sigue conmigo.

Para ese momento el ladrón de Quirks ya era un mar de lágrimas, se negaba a ver a su primer amor a los ojos.

–No te soltaré hasta que lo aceptes.
Después de varios minutos forcejeando, el rubio se rinde, deja de pelear, se siente cansado y mareado, quiere vomitar. Quiere alejarse de él y de todo aquel que atente a su amiga.

"Gracias joven Monoma por ser amigo de nuestra hija"

Las palabras de una mujer peli naranja resuenan en su mente al igual que las imágenes de un funeral. La imágen de la presidenta de la clase rodeada de flores y el como consolaba a Pony.

"La vida es un regalo y la muerte la factura".

Recuerda sus propias palabras dichas en el homenaje de los caídos, recuerda el nombre de Kendo entre ellos.

–Ella está muerta...–murmura  Monoma aceptando la realidad –ya lo recuerdo...deje flores en su ataúd.

Shinso afloja poco a poco el agarre y Monoma aprovecha aquello para soltarse.

–Debo irme ...–Monoma camina desorientado y está vez Shinso no va detrás de él. Sabía que necesitaba estar solo, el proceso de duelo apenas estaba comenzando para el.

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