Uzumaki's Strongest Weapon

Capítulo 56: Elegidos por los dioses

- Kh... Q-Qué... ¿Qué pasó?-

- T-Todo... Todo se terminó, Kakashi...-

El joven Ninja abrió sus ojos con dificultad. Poco a poco, la nitidez volvió a su visión, encontrándose paulatinamente con un escenario sombrío y desolador. A su alrededor había varios cadáveres de aquellos Oinin de Kiri, que los habían perseguido a él y a Rin hasta que se reveló el plan de la Aldea Ninja de la Nación del Agua, que consistía en introducir a Konoha a su Bijuu otorgado en la era antigua por Hashirama Senju, el Sanbi, a través de Rin Nohara.

Ella lo sabía, pero no podía evitarlo, puesto que el Fuinjutsu con el que habían sellado a la bestia en su cuerpo estaba diseñado para gatillar automáticamente su liberación apenas pusiera un pie en Konoha o alguien intentara modificarlo...

Así que se arrojó justo a la mano de su compañero para morir por su Jutsu y por lo menos, darse el gusto de entregarle su vida a esa persona tan especial para ella. Luego, todo se precipitó y una vez que KAkashi Hatake quedó fuera de combate, Obito masacró a ese escuadrón de Oinin de forma bestial, sin dejar a uno solo sin un horrible sufrimiento antes de su muerte.

Nadie se salvó de su mano vengativa...

Pero luchó, luchó contra la maldición de sangre de los Uchiha y no se entregó a la oscuridad. Se aferró al lazo de amistad que le quedaba con Kakashi y una vez que neutralizó a los enemigos, decidió, ante la consternación del Zetsu encargado de cuidarlo, regresar a Konoha con su amigo. Guruguru, como decidió nombrarlo Obito, no encontró forma de replicarle al Uchiha sin que salieran a relucir las intenciones de Madara Uchiha para manipularlo con el fin de realizar sus propios objetivos, así de que de momento, lo dejó ir y regresó a su escondite para informarle a su creador...

- O-Obito...- El joven prodigio se mostró incrédulo -¿C-Cómo?-

- Hierba mala nunca muere, supongo...- Replicó el Uchiha, mirando al horizonte, con el cadáver de Rin en su regazo, sentado en el suelo

- E-Entonces tú...- Volteó de reojo al campo de batalla, quedando estupefacto al ver los cuerpos retorcidos de crueles formas y torturados con saña gracias al poder del Elemento Madera

- Eso... Ya no tiene importancia- Se limitó a acariciar la mejilla derecha de su amada Rin, tan suave como pensó que sería, tan fría que era obvio que su vida se había extinguido horas atrás -Debemos regresar a Konoha y protegerla, como Rin lo hizo, hasta el final...-

- Obito...-

Caminando cansados y dolidos tanto en el cuerpo como en el corazón, los dos alumnos supervivientes de Minato Namikaze caminaban lentamente, con evidente cautela, por el área. Si bien los combates ya habían pasado, la verdad era que debían ser cuidadosos en el campo de batalla, puesto que el enemigo podía, literalmente, salir de cualquier lugar.

El camino fue silencioso y mientras Obito cargaba el cuerpo de la castaña para que su agotado amigo pudiera descansar un poco, pensando cómo le diría a los altos mandos sobre su encuentro con Madara Uchiha, Kakashi Hatake pensaba que era una auténtico milagro que su compañero de equipo siguiera con vida luego de ver cómo la cueva se derrumbaba sobre él.

No había querido indagar en el hecho, limitándose a alegrarse de que hubiera vuelto de la muerte...

Le daba gusto que pudiera mantenerse cuerdo luego de ver cómo la chica que le gustaba había muerto y no había hecho el menor señalamiento de que su mano había sido la que le había arrebatado la vida por más que hubiese sido la propia Rin quien se lanzara a recibir a quemarropa el Jutsu Chidori (Mil Aves) para suicidarse y así evitar que el Sanbi representara un riesgo para Konoha.