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Jamie

Emma tiene un ojo prodigioso, no porque todos en este pueblo sepamos que tiene ciertas habilidades inexplicables, sino porque tiene una manera de calar a las personas que a veces da miedo. Sabe las cosas que haremos incluso antes de que tomemos la decisión.

El bar es el centro neurálgico de este pueblo. Tiene la mejor calefacción, tele por cable, cerveza, un billar, teléfono fijo... Nunca pensé que lo diría, pero el teléfono fijo nos ha salvado la vida a más de la mitad de los de aquí. En la ciudad sería impensable, sobre todo porque la gente va loca con PDAs grandes como monitores de la SuperBowl, teléfonos con batería extraduradera y demás. Nada de eso serviría aquí de nada. Salvo, quizá, para usarlo como raquetas y aplanar el camino tras una fuerte nevada.

Venir supuso un cambio muy brusco. No sé si para bien o para mal, creo que quizá solo es diferente, pero no me vería capaz de vivir otra vez con el teléfono móvil todo el día encima, estando localizable las 24 horas del día y temiendo que alguien, en alguna parte, pudiera reconocerme y colgar alguna foto en la red. Por eso el bar es tan importante, porque nos conecta con el resto del mundo solo cuando lo necesitamos.

Hook es el primero en detectarme incluso cuando todavía me quedan varios metros hasta alcanzar la puerta. Desde el porche me saludan algunos vecinos, pero ya estoy agachándome a recibir la bienvenida del animal. Es un cruce, eso está claro, lo que está menos claro es de qué. Dicen que de mastín por la cabeza y las patas, pero tiene el pelaje más largo y a dos colores, y heterocromía en un ojo. La oreja la traía mordida desde que lo encontramos. Le rasco todo el largo del lomo mientras apoya los cuartos traseros contra mis rodillas. Un silbido nos hace alzar la mirada.

-¡James!

-Mira qué traen los vientos helados a este valle perdido, ¡a mi cosmopolita preferida!

Corriendo como una loca salva los escalones de un salto y me alcanza, refugiándose en mis brazos mientras le noto las ganas de hacerme un millón de preguntas a una velocidad demasiado alta. Beso su pelo antes de rodearle las mejillas con las manoplas. La miro unos segundos como quien contempla un milagro. Ella se inclina y me huele el pecho del jersey, que le queda a su altura.

-¿Hueles a jengibre? Dios, dime que habéis hecho dulces de jengibre.

-Y pastel de carne, y guiso de ternera, y también esas tartaletas de queso de cabra y naranja confitada que... -Cam es demasiado expresiva como para no cortar mi discurso con una carcajada. Me tira del gorro hacia abajo y la abrazo a ciegas contra el pecho-. Poca vergüenza por venir antes de tiempo y saludarme preguntando por comida. Cualquiera diría que no te alegras de ver a tu mejor amigo. ¿No me has echado de menos?

-Cada día. La ciudad no es lo mismo sin ti, Jamie, ya lo sabes.

Cam me pasa el brazo por la espalda y yo sigo rodeándola sobre los hombros, pegándomela muy cerca. Es la única persona de mi antigua vida que todavía mantengo, y sería lo único en general si no me hubiera encontrado un piano en la casa que alquilé.

-Vamos, cuéntame cómo está todo el mundo, que sé que lo estás deseando.

-¿Nos echamos un billar y te pongo al día?

-Pero rapidito, que tu tía está decidida a hacerte participe de la cena navideña.

Entramos dentro con Hook pegado a mi mano, mordiendo el final de mi manopla para llevársela a algún rincón hasta que me decida a perseguirlo. Alzo la mano y le pido a Frank dos cervezas mientras Camila va directa a la mesa de billar para colocar las bolas bien centradas. Por la mirada que este le echa entiendo que sigue habiendo algo, sea lo que sea.

-Te voy a dar una paliza que te vas a cagar, profesor.

-Tienes suerte de que ya no compartamos centro o elevaba un queja al jefe de estudios que te quedabas bonita con esas amenazas -vacilo antes de dar el primer trago y dejar todas mis prendas de abrigo sobre una silla libre.

-Qué flojo te has vuelto... Dime que no sigues hecho un alma en pena desde que se fue Jasper. ¿Sabes si ha vuelto por Navidad?

Mi cara al completo cambia. Camila ha bajado mucho el tono de voz y acercado la boca a mi oído para pronunciar ese nombre. El nombre prohibido. Niego con el índice y doy un nuevo sorbo antes de acercarme a por los palos y tenderle a Camila uno de ellos.

-Si ha vuelto no lo he visto, ni lo quiero ver. Es pasado.

-Vamos, James... Necesitas darle vidilla a esas caderas.

-Tengo un planazo para eso. -Cam me mira expectante y alza las cejas hambrienta de información. La voy a defraudar pero por eso mismo sonrío. Supongo que trabajar con niños me ha convertido en un villano muy edulcorado-. He quedado con Blake y los chicos para ir a patinar.

-Vas a partirte la crisma -sentencia-. Me pido las lisas.

Se coloca en posición y abre el juego con un golpe perfecto; Camila es la mejor al billar americano de todo Blue Ribbon, es tan sumamente buena que jugar contra ella es aburridísimo. Celebra el tiro alzando el puño y se acerca a buscar un ángulo mejor-. Pero hablo en serio, Jamie. Sal a otros pueblos, conoce gente...

-Sabes que no puedo hacer eso sin correr riesgos.

-Ah, vale, pues quédate aquí y pídele salir a Conrad.

-Padre Conrad -la corrijo por inercia, hecho que me hace negar con la cabeza y frotarme los ojos-. Mira, ya veré lo que hago, ¿de acuerdo? Por ahora estoy bien así, no necesito darle nada a mis caderas. La soltería es maravillosa, y me encanta.

Cam me mira. Ha fallado el segundo tiro, probablemente a propósito, así que me toca jugar. Miro el taco en mi mano. Sé que está pensando que no puedo cometer otra vez el mismo error, que el miedo no debería aislarme de esta manera y que me merezco dejar de esconderme. Si me insistiera, le repetiría que estoy bien aunque en el fondo siga pensando que la casa se me queda muy grande, aunque siempre cocine cantidades ingentes de comida que acabo repartiendo con mis niñas y niños, aunque haya días que se me haga muy difícil recordar por qué tomé la decisión que tomé. Pero Cam no insiste, solo señala la mesa con el cuello de su cerveza antes de vaciarse un nuevo trago en la boca.

[¡Hola! Espero que estéis disfrutando de la historia tanto como yo al escribirla (aunque la mayor parte del tiempo sea un caos y no sepa lo que hago). Me dejaba caer para daros las gracias por el apoyo con cada voto que dais a los capítulos 🥰❤ y recordad que podéis añadir comentarios, que me hacen mucha ilusión y me animan a seguir escribiendo.
¡Que tengáis un día chu-chu-chuli!]

Anochece en Blue RibbonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora