CAPÍTULO 27

33 4 26
                                    

Un paseo por la gloria.

No sé si les ha pasado que los procesos que muchas veces vemos en otros, o en las mismas películas, no son parecidos ni se viven de la misma manera. Para mí los partos eran un proceso que debía pasar para tener a mis bebés y más los amaba por eso. La esperanza que te genera tener vida dentro de tu vientre. El saber lo que ya se pasa en un parto como dolor e incomodidad. Los ruidos que una escucha. Ya ni hablar de las caras o cosas que ve incluso en los momentos que va camino a la sala de parto. En esta clínica, el mismo piso tiene maternidad de un lado del pasillo largo y el sector de cirugía general del otro. El quirófano donde te llevaban a parir con la sala de recuperación y pre parto estaban a la derecha de donde se encontraba el sector de cirugía. Al final del piso digamos. Por lo mismo, cuando pasaba para mi preparto había visto gente lesionada severamente, algún que otro quemado en recuperación con lesiones óseas y un abuelito caminando con muletas en su pijama. Son momentos en los que uno se pone a pensar que está en un proceso que al menos de recuperación es normal para el cuerpo. Parir es algo que el cuerpo femenino tiene como don natural. Raro es la mujer que va a parir y sale con un yeso o necesite kinesiología. Salvo el caso de una empleada de la vegana que en su parto por cesárea terminó operándose de la columna. Eso en su caso era algo que había sido programado porque su embarazo era de alto riesgo por un problema que tenia de columna. No era mi situación. Yo lo único que tenía era un poco de presión alta de vez en cuando y era porque no quería dejar de trabajar y me estresaba. Nada más con mi alergia declarada a las nueces. Todo supuestamente controlable. Al menos eso creía yo.

A la tarde de ese día del parto, en la hora de visita, recibimos a casi todo un batallón en la habitación. Cray vino solo. Lila y su pequeño Patito engripados ambos. Ella se había resfriado con los cambios de clima de la temporada que hubo ese último mes de invierno. Al llevar el bebé a la guardería también le pasó lo mismo en la semana anterior. Ahora habían quedado con los cuidados de la madre de Cray que estaba de visita en su casa por unos días. Ya Don Cray había partido al otro plano y ella, que se sentía vacía en su casa de La Pampa, se decidió a venir a verlos a ellos y otros hijos que vivían en otras provincias. Era bueno para los chicos tenerla cerca también. Karime apareció pese a mi pronóstico a conocer a su ahijado. Este crio, como prometimos, se lo dimos como padrino al tano y a Karime como pareja. El pobre Leo había estado abajo preguntando a la madrugada cuando llegamos y como no lo dejaron subir fuera de hora de visita se tuvo que ir. Había estado firme junto a nosotros a su manera. Llamó desde abajo antes de irse a la casa para venir más tarde. Lo tuvo en brazos y lo besó con sentido afecto. Decía que se parecía más a mi este bebé por los ojos y el cabello. Sobre todo, cuando abría los ojos al reconocer sus voces. Cuando llegó tío Hasan con la esposa fue bendecido por ella y las tías de Kerem. Lo cómico fue ver a las enfermeras y auxiliares que limpiaban en la zona. Se miraban entre ellas viendo las bendiciones particulares de los turcos para los niños. Pequeñas escupidas que no eran tanto como agresivas sino suaves para dar la bienvenida a Kadir. Una de las tías me trajo comida para reponerme. Decía que era una receta familiar. Así como hoy por hoy se estila comer la propia placenta hervida como si fuera corazón hervido para recuperar energías y anticuerpos. Ellas me daban algo que parecía y tenía gusto a hígado sazonado, bastante sabroso, y con el apetito que tenía comí a gusto. Imagino que la placenta ni por casualidad tendría tan buen gusto. De hecho, aun hoy lo pienso y me parece un asco. Yo preferí en su momento conservar como dijo la partera inicial que tuve por si se necesita para algo de salud de los bebés y no comerla justamente. Tenía en un cuarto una colección de placentas ya. No era tampoco algo digno de mirar. Los Ginés y las tías turcas también vinieron. En un momento entre amigos, parientes y nosotros éramos casi veinte personas en la habitación que me tocó. Hicimos video llamada con Angelita antes de recibir a las visitas para ver cómo estaba todo en casa. Yo había dormido tres horas seguidas casi y la madre de Kerem me despertó de nuevo en mi sueño mismo. Decía que era preferible que durmiera después. Al parecer esta vez tenia tremendo sueño. Cuando se lo conté a mi marido él lloraba pensando en su madre cuidándome. Mi padre había aparecido en mis sueños también y Kerem mencionó que yo sonreía dormida por momentos. Él también tenía sueño. Mi pobre turco estaba tan o más cansado que yo. Esa noche quedaron en que la tía Safiye se quedaba conmigo a cuidarnos y él se volvía a casa a dormir con los nenes. Zaira estaba llorona y le preocupaba que no pase bien la noche. Alejandro y su novia vinieron con regalitos para los dos a la hora de visita. Tuvieron que turnarse entre todos porque era una multitud lo que había en mi habitación ya. Bajaron las tías ya despidiéndose para que pudieran subir ellos con Perlita, Guille y todo el clan Arnedo, hasta los padres de Richard. Casi diría que no faltó nadie a visitarme.

Mi nuevo socio. Una deliciosa tentación turca.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora