Compromiso ineludible

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Jimin lo miró embelesado -¿Entonces esto es otro sentimiento?- En su reino sentían cariño y aprecio por los semejantes, pero esto que él le provocaba era distinto. 

Jungkook asintió y lo volvió a tomar por las mejillas y besar -Sí, esto se llama amor. Es extraño que ustedes no lo conozcan si es algo bueno- a como él lo veía, puesto que no se puso a pensar en que el amor también conllevaba algunas otras sensaciones no tan puras y que en el caso de la gente del Reino del Resplandor Eterno, no conocían. 

-Supongo que si es bueno. A mi me agrada esto que siento cuando estoy contigo y me gustó eso que hiciste al juntar tus labios con los míos- sin darse cuenta un rubor cubrió sus mejillas y se puso tímido, haciendo que Jungkook lo mirara con adoración. 

Lalisa llegaba en ese momento hacia el lago junto con su doncella a quien hizo una seña de que parara su andar cuando pudo reconocer a Jungkook. Aún a lo lejos, miró cómo sus ojos destellaban con fulgor y cómo sonreía hermosamente hacia alguien que estaba atrás del árbol y no podía ver ¿A quién estaba viendo? ¿Quién hacía que su prometido le regalara esas miradas y sonrisas que deberían ser solo para ella? Se fue acercando y al fin puedo observar de quién se trataba, el misterioso niño rubio. De por sí, nunca le dedicaba palabras y su sola presencia le irritaba, ahora que había visto esto, su rabia creció -¡Su majestad!... ¿Por qué? ¿Por qué lo mira de esa forma?- y luego se dirigió al otro -¡Vete de aquí! ¡No te quiero ver con mi prometido!- 

Jimin miró a la chica, sabía que él no le era grato, además últimamente sentía que debía alejarse de ella, pero nunca pensó que le escucharía gritarle tan molesta. Se hizo hacia atrás inconscientemente pero una mano lo detuvo. 

En un primer momento, Jungkook pensó que quizá lo había descubierto y temió, pero luego escuchó cómo le gritaba y no pudo resistirlo -Lady Lalisa. Le he dicho varias veces que no es nadie para cuestionar mis acciones y mucho menos le permitiré faltarle al respeto a Jimin- lo acercó a él ante la mirada atónita de la chica -Él se queda conmigo. Usted es la que se va en éste momento. Olvídese del paseo, del compromiso y de todo- 

Lalisa abrió los ojos y ahogó un grito llevando sus manos a su boca -Su majestad... usted no puede... por favor, no. Yo... yo, lo siento- se puso sobre sus rodillas -No cancele nuestro compromiso. Yo lo amo, es por eso que me exalté, sé que estoy siendo egoísta pero no deseo compartirlo con nadie- 

-Señora Song, ayude a Lady Lalisa a ponerse de pie y retirarse del palacio- la doncella hizo lo que le fue indicado y Jungkook no se compadeció de la chica, aún cuando todo el camino del jardín seguía disculpándose y dejaba caer lágrimas de sus ojos.   

-Jungkook, creo que fuiste demasiado duro con ella- le había dado pena la pobre. 

Le tomó ambas manos -No podía dejar que te faltara al respeto. Ella no tiene ningún derecho a decirte qué hacer o gritarte. Estuve tentado a decirle que tú también eres un príncipe, pero me contuve pues tendría que explicar muchas cosas- sonrió y lo abrazó -Además, yo te amo y para mí tú estás en primer lugar ante todo- 

Ya había escuchado esas palabras varias veces y en todas ellas, un hormigueo le recorría el pecho, una sensación que le estaba gustando demasiado -Yo... también te... amo- dijo titubeante, no porque no lo sintiera; más bien porque no estaba familiarizado con qué nombre dar a lo que el príncipe le provocaba. 

Unos minutos más tarde, uno de los guardias de palacio llegó casi corriendo hacia donde estaban y reverenció -Su alteza, el rey solicita su presencia inmediatamente en el salón del trono- 

-Ya sabía que esto pasaría, Lady Lalisa no se iba a quedar conforme- dijo a Jimin -Nos vemos mañana- y de no ser por la presencia de aquel guardia, se hubiera despedido con un beso del hermoso joven. 

Siguió al guardia sintiéndose una especie de delincuente. Estaba seguro que su padre le diría algo con respecto a su reacción y sus palabras hacia su prometida y tendría que darle una explicación a ello, pero por supuesto, no podía decirle que todo era porque adoraba al rubio con todas sus fuerzas y preferiría mil veces casarse con él que con Lalisa. 

Al llegar al salón del trono, el guardia lo anunció y después se retiró. Jungkook pasó, reverenció ante su padre quien lo miraba con severidad y esperó a que él hablara. 

-Hace unos minutos Lady Lalisa me comentó entre llanto que habías roto el compromiso con ella, que la habías despreciado y echado del palacio aún cuando ella te imploró que recapacitaras ¿Es cierto eso?- deseaba saber si lo que había dicho ella era verdad pues no podía aún creer que su hijo tuviera semejante atrevimiento. 

Su corazón latía a mil por los nervios, sin embargo, trató de mostrarse sereno -Sí, es cierto- aceptó. Pero antes de que el rey volviera a hablar, continuó -Pero seguramente ella no le habrá contado que el motivo fue que tuvo el atrevimiento de cuestionar mis actos y además gritarme y gritarle a Jimin- 

 -¿Otra vez pusiste a Jimin por sobre Lalisa? ¿No habíamos ya quedado en algo?- le cuestionó molesto -Estoy de acuerdo que ella no tiene por qué cuestionarte o alzarte la voz, pero tú también tienes que poner de tu parte. Tal pareciera que tuvieras una preferencia nada sana por ese chico- 

-¿Y qué si la tuviera, padre?- preguntó como retando a la paciencia de su progenitor. 

Lo miró con enfado -Si ese fuera el caso, no lo consentiría. Es un hombre Jungkook, no sería natural- se calmó un poco al pensar en que su hijo solamente lo había hecho para hacerlo rabiar -Tu compromiso con Lady Lalisa seguirá en pie. Mañana mismo la volverás a recibir y continuarán como si nada hubiera pasado. Y tú, limitarás el tiempo que pasas con Jimin, a menos que quieras que te prohíba su compañía totalmente- 

Iba a refutar, a gritarle que no podía hacer eso, que Lady Lalisa podía irse muy lejos, pero no se atrevió. Cerró su boca pero sus facciones no podían ocultar que se encontraba sumamente molesto y a punto de decir mil y un cosas nada agradables. El rey se puso en pie y salió del lugar. Cuando estuvo seguro de estar solo y que su padre no podía escucharlo, se dejó caer y golpeó el suelo con su puño mientras dejaba escapar un grito de coraje. No podía ser, tendría que seguir atado a un compromiso en el que nunca estuvo de acuerdo. 

Amor transgresor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora