La señora Park corrió escaleras arriba y luego por los pasillos del palacio hasta llegar a su cocina y tomó unos panecillos, los puso en una canasta y partió hacia la habitación del príncipe. Por el camino encontró algunos soldados quienes le veían y saludaban; solo uno que estaba custodiando el piso donde estaba el cuarto de Jungkook le preguntó el motivo de su presencia en el lugar -Vengo a dejar estos panecillos a su alteza, están recién hechos y sé que le gustan. Además no cenó y eso puede hacerle daño- El guardia asintió y dejó pasar a la cocinera que al llegar tocó la puerta.
-¡Ya dije que no voy a cenar, no quiero ver a nadie!- contestó él desde dentro tirado en su cama.
-Joven príncipe, soy la señora Park... traigo algo pequeño y dulce para usted. Abra por favor que se enfría- esperaba el mensaje captara su atención para que decidiera recibirla y así fue. En unos instantes el pelinegro abrió y le dejó pasar.
-¿Tiene noticias de Jimin?- preguntó con urgencia ante lo que ella asintió y comenzó a explicar todo lo que había sucedido -¡No puede ser! ¿Cómo se pudo atrever mi padre a semejante infamia? En éste momento voy a ir a sacarlo de ahí- dijo con gran resolución.
El rostro de la amable señora denotó su temor -Por favor espere, al menos para que no se den cuenta los guardias que yo vine a prevenirlo- y él asintió al fin percatándose de que ella podría meterse en graves problemas si se enteraban de su complicidad.
-Tiene razón. Muchas gracias señora Park, se lo sabré recompensar- ella hizo una reverencia y salió de la habitación lo más natural que pudo para evitar levantar cualquier clase de sospecha.
Mientras tanto, en el reino del resplandor eterno, la bella reina recorría el palacio una y otra vez al igual que todas las personas que trabajaban en él buscando desesperadamente al príncipe -¡Jimin! ¡Jimin! ¡Hijo dónde estás!- gritaba la pobre mujer temiendo que algo le hubiera pasado pues era media noche y no había rastro del chico desde hacía más de diez horas -Nunca se había ido por tanto tiempo. Nadie le ha visto ¿Qué estará sucediendo?- Ella se fue internando más y más en el patio pues veía que Jimin iba y regresaba siempre de ese lugar desde muy pequeño. Llegó a la fuente donde estaba la entrada secreta y escuchó nuevamente ese ruido como de un lamento, el mismo que había escuchado proveniente del balcón -¿Hijo? ¿Dónde estás?- El gatito seguía maullando debajo de la fuente pero la reina no tenía idea de qué pudiera ser, al no ver o escuchar a su hijo, volvió al palacio donde las personas le confirmaron que seguían sin encontrar al joven.
Jungkook después de un rato, decidió que ya era tiempo suficiente para evitar hicieran conjeturas sobre la ayuda de la señora Park. Tomó su capa, su espada y salió de su habitación sigilosamente. El guardia al escuchar pasos se puso alerta -¿Quién vive?- preguntó ante lo que no escuchó respuesta -He dicho que ¿Quién anda ahí?-
-Soy el príncipe. Voy a salir a tomar aire fresco- trató de sonar lo más casual pero seguramente no lo había logrado.
-Lo siento majestad, no es una buena hora para hacerlo. Lo invito a regresar a sus aposentos-
-No voy a regresar, he dicho que necesito pasar así que apártate- tomó el mango de la espada como clara advertencia de que estaba dispuesta a usarla si no le era concedido el paso. El guardia no se apartó así que Jungkook no le quedó más remedio que desenvainar la espada -Que te apartes-
-Por favor su majestad, Guarde la espada, no deseo batirme con usted pero entienda que cumplo órdenes de su señor padre- Jungkook hizo un movimiento que dejó en claro que tenía toda la intención de atacar de ser necesario y el hombre se apartó al fin.
Salió corriendo escaleras abajo y de ahí a los pasillos que daban hacia las cocinas y luego al calabozo donde encontró más guardias, pero ellos rápidamente desenvainaron sus espadas -¡Alto ahí su majestad!- gritó uno -Usted no puede estar aquí, son órdenes estrictas del rey. Vaya a sus aposentos-
-Se ha cometido un error y vengo a poner en libertad al prisionero que fue injustamente traído aquí- explicó
Jimin al escuchar las voces prestó atención y pudo distinguir que una de ellas correspondía a su amor -¡Jungkook! ¡Ayúdame por favor!-
La voz del pequeño rubio fue la señal que necesitó para ponerse en guardia mientras los otros hombres comenzaron a luchar. Fueron bajando un poco por las escaleras hasta llegar al pasillo de la celda del chico y éste al fin pudo ver de qué se trataban los duelos de espada. Los tres hombres luchaban ferozmente haciendo chocar sus aceros -Ríndanse, no deseo hacerles daño-
-Si hemos de morir, lo haremos por el rey, usted sabe que es a quien debemos nuestra lealtad- dijo uno de ellos.
Jimin sentía los nervios a flor de piel. Sabía que esos artefactos podían hacer daño y estaban hechos para poder cortar a las personas, temía por Jungkook pero también por aquellos hombres quienes tenían su lealtad en la persona equivocada. Un quejido se escuchó proveniente de uno de ellos quien había sido desarmado y ahora su mano derecha sangraba y la detenía con la izquierda. Al poco tiempo la suerte no favoreció al pelinegro y recibió un ligero corte en su brazo izquierdo.
El rubio gritó -¡No! ¡Jungkook, cuidado! ¡Ya dejen de luchar!- el otro guardia fue desarmado en ese momento y él le entregó las llaves al príncipe al sentir el filo de su espada tocando su garganta.
No tardó ni un momento en ir a abrir la celda y abrazar a Jimin con su brazo sano -Vamos, te tengo que poner a salvo- y ambos sabían a dónde ir.
Afortunadamente, no encontraron más guardias en el camino así que ya no tuvo que luchar, pero la herida le dolía y ya había dejado una ligera mancha roja lo que mortificaba al más pequeño -Tenemos que curarte esa herida... si tan solo yo...-
-No digas nada Jimin. Estoy bien, es solo un roce, lo importante es que tú estés fuera de peligro en tu reino- Llegaron al fin a la habitación secreta donde estaba el gatito quien al verlos se puso feliz y fue a ronronearles encima. Jimin lo tomó entre sus brazos -Ay, no. Debes tener hambre pequeño, ya te doy de comer- le dijo y rápidamente lo alimentó como era debido.
Jungkook rompió un poco la manga de su camisa y pidió a Jimin ayuda para atarla alrededor de su brazo de manera que detuviera más rápido el sangrado y él lo seguía mirando con preocupación. -Te digo que estoy bien. Apenas amanezca voy a con el médico real a que me cure- le sonrió ligeramente y luego tomó su mejilla para después besarlo fervientemente -Es una lástima que ya no podrás entrar a mi reino y nuestros encuentros se van a tener que ver limitados a esta habitación, pero al menos aquí no correrás ningún peligro y podremos seguir amándonos... Nunca te voy a dejar de amar Jimin. Nada, ni las personas, ni el tiempo harán que renuncie a ti.
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Espero les guste el capítulo. Sigamos celebrando el cumple de nuestro talentoso Suga. Besos y feliz jueves.
Edit En la redacción de un párrafo .
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Amor transgresor.
FanfictionDicen que si miras la luna podrás sentir una paz indescriptible, pero también cierta nostalgia pues, a pesar de que hoy en día no hay nada en ese bello astro, esto no siempre fue así. En la luna, si observas con atención y luego cierras tus ojos...