Cambios caleidoscópicos

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Jimin fue soltado por el rey en el salón del trono y su majestad tomó asiento con un semblante claramente molesto -Jimin, yo siempre te consideré alguien bueno, demasiado. Te tengo en gran estima y pensé eras un caballero quien mantendría a Jungkook centrado por tu sabiduría- hizo una pausa -¿Se puede saber por qué te atreviste a agredir a Lady Lalisa?-

El chico bajó su cabeza y sus ojos comenzaron a aguarse -Yo... lo lamento... no deseaba lastimarla... me arrepiento- dijo también él asombrado de lo que había hecho hacía unos momentos pero sobre todo del por qué.

-No contestaste a mi pregunta ¿Qué te motivó a empujarla tan fuertemente que acabó en el suelo?- Lalisa le había comentado que había sido en un arrebato de celos, pero él no lo podía o más bien no lo deseaba creer "Le digo, su majestad. Jimin tiene hechizado a mi prometido, tal pareciera que gusta de él como más que un amigo, me atacó como si hubiera sentido celos de verme con él" había dicho ella.

-Fue porque ella hizo algo en contra de la voluntad de Jungkook... ella lo besó y yo... yo no podía permitir que ella lo obligara a algo que él no deseara- explicó tratando de evitar decir lo que sentía en realidad.

-Ah, vaya. Y según tú ¿Qué es lo que desea el príncipe?- preguntó el rey acorralando al chico.

Algo en Jimin lo hizo cambiar de estar asustado a darle valor, el valor de enfrentarlo y por fin decirle la verdad. Levantó la mirada -A mí. Me desea a mí. Y yo los separé porque los besos de Jungkook son míos-

El rey se puso de pie furioso y fue hacia él -Insolente ¿Cómo te atreves a decir esas atrocidades? Seguramente usaste alguna estrategia para poder hacer dudar a mi hijo y eres el causante de que él no quiera casarse con Lady Lalisa- le dijo al tiempo que lo empujaba con uno de sus dedos en su pecho -Desde éste momento, te prohíbo tener contacto con él-

Jimin se molestó ante esas palabras, no podía aceptarlas así como así -Voy a seguir viendo a Jungkook porque nos amamos. No lo puede impedir-

-¿Vas a desafiar las órdenes del rey?- preguntó de forma soberbia cruzándose de brazos.

-Le recuerdo que usted NO es mi rey- y al verlo pudo percatarse de que había dado en el clavo. Se dio la media vuelta y se marchó triunfante a buscar al príncipe a los jardines donde esperaba que aún estuviera pero sin los guardias custodiándolo, sin embargo no lo encontró.

Lo buscó un rato por los jardines, por el lago -¿Dónde se habrá metido Jungkook?- preguntó a la nada o más bien eso pensó.

-El joven príncipe fue llevado por los guardias a sus aposentos donde es custodiado desde hace un rato y su majestad el rey nos ha ordenado que a ti, te llevemos a una de los calabozos del palacio- dijo un gran guardia con una sonrisa cínica a quien acompañaba otro de similar complexión.

Así, el chico fue llevado a una celda con paredes de piedra y suelo de paja que era solamente alumbrada por siniestras antorchas -No pueden hacer esto... el príncipe no lo permitirá. Déjenme ir- decía aunque nadie le hizo caso. Se sentó en el suelo y sintió algo en su interior a lo que no sabía qué nombre darle, no era enojo, era algo más allá que le había provocado el rey; era odio. En ese momento, la oscuridad en la que se encontraba, no podía dejar apreciar que el rubio de su cabello ahora era un poco menos brillante que antes. 

-¡Que me dejen salir les digo! ¡Es una orden de su príncipe!- gritaba Jungkook desesperado desde su alcoba. De pronto, la puerta fue abierta por un guardia que dejó pasar al rey y volvió a cerrar de inmediato. -¿Dónde está Jimin?- preguntó con enojo. 

-Él se ha ido a su reino. Le dije que no podrá verte más por lo que le hizo a Lady Lalisa y él, como estuvo arrepentido de su actuar, comprendió y aceptó la pena impuesta- mintió su alteza. 

Amor transgresor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora