Somos uno mismo

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Jimin lo miró como siempre que no entendía algo -¿Primera vez en qué? ¿Cómo que tenerme?- preguntó con curiosidad, esa curiosidad que siempre lo había acompañado y deseaba ser saciada. 

-Cuando una pareja se casa, pasan esa primera noche de matrimonio juntos y ehm... se vuelven uno solo en cuerpo y alma demostrándose su amor- trató de explicar lo mejor que pudo. No podía poner algún ejemplo de la naturaleza o alguna similitud con otra acción pues sabía que Jimin desconocía todo eso porque en su reino no había ningún animal o planta. -Quiero imaginar que me casé contigo y no con Lalisa, quiero demostrarte mi amor y ser uno solo- 

Sonrió entusiasmado -Suena a algo lindo. Vamos a hacerlo, quiero complacerte y si esto es lo que quieres de regalo, yo te lo daré- se sentó sobre la cama -Dime qué tengo que hacer- 

Jungkook tuvo un escalofrío y su corazón comenzó a palpitar rápidamente ante lo que iba a experimentar. Su tutor le había instruido acerca de las artes amatorias pero con una mujer, aunque suponía con un hombre sería algo similar sin embargo, consciente de que habría también bastantes diferencias anatómicas. Se puso en pie e hizo una señal para que Jimin se acercara -Te gusta cuando te beso la boca ¿cierto?- el asintió -Pues bien, esta vez voy a besarte en otras partes de tu cuerpo y estoy seguro también te va a gustar. Pero primero voy a quitarte la camisa- 

Jimin sintió cómo lo despojó de su prenda superior y comenzó a besarlo en su boca para luego ir bajando hacia sus hombros, sus brazos, su pecho. Igualmente con su mano acariciaba la piel blanca y tersa, tan hermosa como la de cualquier mujer de la nobleza. El rubio no puso objeción a sentir las manos y labios de Jungkook sobre su torso, pero luego, sintió su lengua húmeda y tibia pasearse en su pecho e inconscientemente cerró sus ojos, su temperatura corporal comenzó a elevarse, sus mejillas se tornaron rojizas y su corazón golpeteaba más fuerte. 

El pelinegro sintió el cambio en la respiración de su amado ante sus caricias y él de igual forma, ya estaba reaccionando debido a esos estímulos. Se separó, sonrió y también dejó ver la escultural parte superior de su cuerpo ante la mirada atónita del menor quien nunca lo había visto pero descubrió que le gustaba. 

Jungkook tumbó a ambos en la cama, él encima. Sintió la necesidad de friccionarse ante lo cual, Jimin puso sus mano a los costados, se detuvo de las sábanas fuertemente y sin darse cuenta o proponérselo, un sonido agudo salió de su boca. 

Esa fue la señal para Jungkook de comenzar a quitarle la ropa sobrante. Al hacerlo, quedó maravillado; al fin pudo ver y sentir el cuerpo de su amado, todo en él era bello, inmaculado, impoluto, como una preciosa escultura en mármol. -No, mejor aún- el príncipe del Reino del Resplandor Eterno era un diamante. 

Para Jimin, esto estaba siendo también una revelación. Jamás pensó en lo bien que se sentía estar entre los brazos del pelinegro recibiendo sus caricias. No sabía que su cuerpo podía sentir esto que le estaba sucediendo y qué decir de los sonidos que dejaba escapar de vez en cuando -Ahhhh, Jungkook- 

El otro chico besaba aquí y allá, sumamente excitado por todo lo que veía y lo que escuchaba, peo ya no aguantaba más y quitó sus ropas también, provocando una interrogante acerca de por qué esa parte de su cuerpo se encontraba levantada -Jungkook ¿Por qué estás así?

Dejó escapar una pequeña risa. Aún en momentos como este, Jimin no podía dejar de preguntar -Porque de esta forma haré que seamos uno adentrándome en tu cuerpo- La cara que puso al escuchar eso fue un poema -Tranquilo, no te va a pasar nada malo- 

Si su amor lo decía, él confiaría. Poco a poco sintió cómo los besos ahora iban por sus hermosas y blancas piernas que después fueron separadas para poder colarse entre ellas y repartir caricias con su lengua haciéndolo sentir inimaginablemente bien. 

-Quizás a ti también te sea algo incómodo y tal vez hasta doloroso cuando me adentre en tu cuerpo... no quiero hacerte daño, así que trataré de ser lo más cuidadoso posible- Jungkook comenzó a tratar de entrar a la cavidad del chico quien volvió a tomarse de las sábanas, pero ahora por la incomodidad y un poco de dolor, lo que comunicó con ligeros quejidos. Se pudo dar cuenta que si seguía haciendo el intento de entrar, lo lastimaría así que se le ocurrió ir introduciendo sus dedos primero para luego poder dar cabida a su longitud. Al fin luego de unos minutos parecía que su amor estaba listo para recibirlo y volvió a intentar adentrarse teniendo éxito. 

Lo que pasó a continuación fue totalmente indescriptible. Sintieron cómo eran uno mismo, cómo sus corazones y respiraciones se escuchaban al unísono; no solo sus cuerpos estaban conectados sino también sus espíritus y de a poco, una nube de placer fue cubriendo aquella habitación donde mantendrían sus secretos. 

Desafortunadamente, se tuvieron que separar, no podían quedarse en los brazos del otro por más que desearan puesto que la gente comenzaría a buscarlos y todo podría salir a la luz. Así pues ambos príncipes fueron a sus respectivos palacios. 

-No puede ser que me haya dejado. Nunca lo creí capaz de una afrenta de ese calibre- reclamó Lalisa tan pronto cruzó la puerta -Yo...- iba a seguir reclamando cuando observó el semblante sonriente de su esposo -Fue a verlo ¿no es así?- 

-Así es. Fui a que tener mi noche de bodas con la persona que en verdad amo- confesó con sus mejillas aún coloreadas tras entregarse junto con el rubio. 

Se quedó boquiabierta -¿Y me lo dice así? ¿Ahora qué voy a hacer cuando nos pidan en la mañana nuestra prueba? ¿No ve su majestad que es necesario que usted me tome?- le reclamó. 

El chico fue a una esquina donde vio su espada. La tomó, desenvainó e hizo un ligero corte en su brazo izquierdo con esta dejando caer gotas de su sangre en la sábana nupcial -¿Creé que así sea suficiente sangre Lady Lalisa?- 

La chica ardía en rabia -¡Pero cómo se atreve!- 

Jungkook la silenció con un movimiento de su mano -No se enfade. Usted tiene mucho más que perder que yo si se sabe la verdad. Usted sería totalmente repudiada por ser una mujer que no puede encender las pasiones de su marido. En cambio yo, seguiré siendo la majestad y lo único que sucederá es que alguna otra ocupará su lugar después, porque nadie se atrevería a contar que el príncipe heredero gusta de un hombre- sonrió sarcástico -Ahora, iré a dormir que acabé sumamente agotado después de hacer mío a Jimin- 

Lalisa solamente se le quedó mirando con sus ojos inyectados, sintiendo que había sido burlada y el mundo se le venía abajo -Pero juro que esto no se va a quedar así. Ya una vez me deshice de Jimin por un tiempo, ahora quizá pueda hacer que desaparezca para siempre- 

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Mi gente bonitaaaaaaa. Mil gracias a quienes se han sumado a las lecturas de esta historia y quienes me han seguido, votado y leído en todas mis demás historias. Es increíble la respuesta que tuvieron tanto Te Prometo como Mi alma. Espero algún día, Amor transgresor, pueda llegar a sus corazones. 





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