Ⅵ: La renuncia abnegada

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Día 510

Al dirigirse a la salida, sintió un leve hormigueo producido por el frío de la manija de metal de la puerta al sostenerla entre su mano y girarla para salir definitivamente de aquel lugar al que con tanto desespero y fervor se había dirigido. Acción afanada que impulsaba a su cuerpo y controlaba sus deseos de permanecer por más tiempo al lado de TaeHyung, que logró controlar y reducir para salir del aura envolvente del contrario que lo tenía en el delirio de ceder sus deseos a la voluntad impropia.

Estaba tan ensimismado y concentrado en el trayecto de espaldas al pasillo mientras cerraba la puerta con cautela para prevenir cualquier posible sonido que pudiese ser percibido por la conciencia contraria, con la cual, seguía conectado sin darse cuenta de ello, hasta que su cuerpo colisionó con otro más robusto y un poco más alto por lo que logró percibir.

―¡Oh mierda! Lo siento ―rápidamente se disculpó, girándose para ver con asombro la figura respetable del Celestial que se encontraba frente a él con una pequeña sonrisa adornando su precioso rostro.

Reacción que engrandeció la sonrisa del contrario hasta que de sus labios se desprendió una melodiosa y cálida sonrisa, que a JungKook siempre le daba paz y lo hacía sentir cómodo con la presencia opuesta.

―Por lo que veo puedo concluir que estabas huyendo Kook ¿O me equivoco? ―se burló el pelimorado por la adorable reacción inundada en sorpresa que se reflejaba en el tono cristalino de los ojos celestes de JungKook, que siempre desprendían la mayor pureza, que seguía intacta desde el momento en que lo conoció y por lo que veía aún seguía resplandeciendo.

―Yo... ―divago el rubio al no saber qué decir a su favor, para excusar su actuar de forma vana e inútil―. Solo no quería incomodar a TaeHyung, ya sabes, lo que ahora más necesita es descansar y no quería perturbarlo, solo comprobar cómo se encontraba ―explicó en un acto ansioso al eludir su apresurado comportamiento.

―Pero Tae aún sigue inconsciente ―afirmó SeokJin con el deseo de molestar a su menor―. Así que ¿A quién ibas a incomodar o evitabas que pudiera despertar? ―una armoniosa risa extinguió todo sentimiento de melancolía que previamente había alcanzado a sentir como una consecuencia de lo que había presenciado de forma ilícita entre aquellos dos seres que seguían condenados por decisión propia a la lejanía de un amor que seguía tan vivo como el primer día en que ambos se encontraron.

SeokJin Caruso es el mejor amigo de TaeHyung, casi como un hermano, por todo el tiempo que llevaban de conocerse, quien había estado a su lado en cada tribulación y alegría de la existencia que tenían la fortuna de haberse encontrado en el inicio del trayecto.

Constituyendo la razón principal del respeto y admiración que más allá de la posición que SeokJin ocupaba y de la procedencia designada por los Celestiales que eran sus padres, para JungKook a lo largo del tiempo que había compartido junto a TaeHyung, el de ojos jade se había tomado el tiempo y la disposición de guiarlo cuando la indecisión acudía y la desesperación perturbaba las elecciones que no alcanzaba a sopesar por la incapacidad de la inmadurez que en esa etapa vital lo dominaba, reemplazando la guía que siempre encontraba en YoonGi, a quien no deseaba agobiar con sus constantes conflictos o reclamos.

Una figura que se convirtió en un ejemplo de admiración al cuidarlo desinteresadamente y asegurar su bienestar sin pedirlo o esperar una retribución más que compartir la felicidad y el dolor de las penas.

―Uno nunca sabe ―bromeó Kook para aliviar la tensión que sentía por la impresión de ver al contrario nuevamente luego un tiempo sin tener ninguna responsabilidad como pretexto de encuentro.

Aunque siempre en la distancia en la que se encontraban, la fraternidad que los vinculaba aún resplandecía en el interior de sus almas. Lo que lo guiaba a Jin a estar pendiente y atento desde las sombras ante las dificultades que Kook enfrentaba y tratando de intervenir en lo que le fuese posible, en un pedido que iniciaba por parte de D'Angelo pero que culminaba por su propia voluntad.

El Monarca de Sangre || TaekookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora