Ⅻ: Ya no somos ni seremos pt. I

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Día 538

―Ten más cuidado ―pronunció TaeHyung viendo el movimiento un poco brusco y torpe de Hoseok que recién despertaba después de permanecer inconsciente por más de doce horas después de librar el ataque sufrido en Nix.

Siendo el único herido que dejó la contienda que libraron con éxito. Asegurando la protección de Caelestis y el bienestar de cada raza y linaje.

―No me jodas, acabo de recobrar la conciencia y lo primero que haces es ordenarme ―pronunció HoSeok con voz ronca y fatigada, totalmente exhausto, como si las horas de sueño forzado no hubieran servido de nada, porque la recuperación en su cuerpo se estaba tardando.

O al menos eso puede percibir del estado de su organismo que no parece responder de la misma forma a la que está acostumbrado, no cuando el dolor físico sigue allí, tangible en sus músculos tensos que arden ante el mínimo movimiento, indicando que la auto regeneración de tejidos se detuvo así como el flujo de su magia, la cual, no siente en movimiento en su interior, su esencia de vida que se manifiesta a través del nivel de energía, que ahora necesita para terminar de sanar.

Por ello, su despertar fue rápido y forzado, solo para comprobar que algo no va bien. Después de todo había una consecuencia que pagar por su desobediencia y alevosía al retar al destino.

―Entonces sufre en soledad idiota ―devolvió TaeHyung el ataque silencioso que rivaliza contra la cansada mirada marrón que dice más de lo que está dispuesta a pronunciar.

―Parece que también tienes la manía de decirme como debo de despertar ―expresó con ironía el peliazul, evadiendo la realidad en la que se encuentra su cuerpo y con sus movimientos aletargados que lo hicieron quejarse, recibió gratamente la ayuda de D'Angelo que lo ayudó a buscar una posición cómoda sobre los almohadones ubicados en la cabecera de la cama del centro de salud de Titán, a donde todos fueron traslados a penas el equipo de rescate logró ingresar a Nix en un perturbador y calmo silencio que les facilitó su labor.

―Por más que lo trates de ocultar, ambos sabemos lo que está sucediendo ―vociferó el pelirrojo con el ceño fruncido en preocupación y sus orbes platinados reflejando un crudo arrepentimiento por el estado de su más querido amigo y compañero.

―Es la extenuación que aún no permite que mi cuerpo termine de regularse, después de todo me sobre exigí y a mi flama de poder le está costando un poco estabilizarse nuevamente ―explicó con convicción y orgullosa seguridad en su tono de voz, uno que pretende disfrazar las alertas que en su vacío y paralizado interior le explican, manteniendo su rostro imperturbable, inspiró profundamente para llenar sus pulmones y sentir más allá de su flama de vida, la esencia misma que lo conecta a los resquicios de magia ancestral que parece haber abandonado su cuerpo.

―HoSeok no tienes que fingir conmigo presente y menos cuando vengan a revisarte ―mencionó D'Angelo tomando asiento en la parte inferior de la cama para dar un amistoso apretón en los pies contrarios, transmitiéndole su incondicional apoyo y aún más al saber lo que está pasando.

―No lo hagas ―dijo HoSeok señalando su frente con el dedo índice y con una ceja en alto para enfatizar la referencia que el pelirrojo comprendió.

―Para tu información querido Gran Hechicero, mi flama de poder ahora registra y capta cualquier concentración de energía que emane de un cuerpo, o en este caso la ausencia de poder ―confesó TaeHyung.

Recordando el constante estado de sorpresa que lo invade por la serie de transformaciones que su cuerpo sigue experimentando y que advierte en el instante presente en que debe hacer uso de sus habilidades y una variación modifica sus sentidos para reajustar el momentáneo centro de gravedad que lo va a acompañar por un par de días hasta que sus ancestros consideren justa la pérdida de su poder.

El Monarca de Sangre || TaekookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora