Ⅺ: Los profetas del Cosmos

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Nam JooHyuk cumplió con lo pactado y a medida que la camioneta en la que se movilizaban siguió la ruta que desconocían hacia las zonas límites de Proteus, en donde, los Exul fueron olvidados por su propio linaje. Un automóvil más se unió en el trayecto que los sietes ocupantes vivían en absoluto silencio, atentos a cada uno de los integrantes del dispar equipo que curiosamente conformaban, aunque no todos tuvieran grandes vínculos de alguna forma el haber terminado juntos hacía que comenzarán a desarrollar cierto sentido de protección por asegurar el bienestar colectivo.

―Si uno cae, todos lo haremos, vamos juntos a la guerra y como equipo ninguno se quedará atrás ―expresó HyungSik después de evaluar la concentración que cada uno de sus compañeros tenía, y aunque no tuviera ninguna habilidad superior más que su gran fuerza combativa y táctica, no era difícil concluir que todos allí se trazaba una misma meta.

Asegurar la obtención de los cuarzos ondeantes y teniendo presente las palabras que TaeHyung dijo sobre no confiar en nada más que en ellos mismos. Lo que era una preocupación menos dentro de todas las amenazas que llegarían una vez pongan un pie sobre terrenos desconocidos.

―Una vez alguien muy sabio me dijo que el objetivo de la misión era lo que se debe asegurar ―molesto JungKook, haciendo referencia a lo que D'Angelo le dijo hace unos días atrás antes de embarcarse en la misión.

Y vaya que el pelirrojo comprendió la insinuación a sus palabras.

―Que oportuno recordarlo ahora mismo ―manifestó el de orbes grisáceos con una media sonrisa entre sus rosados labios.

Una pequeña mueca que para HyungSik no pasó desapercibida. Después de todo su ardua tarea de confrontar a JungKook parecía dar resultados o eso esperaba porque en verdad no quería tener que besar a TaeHyung nuevamente.

‹‹Deja de pensar idioteces, dios del falso amor›› susurro TaeHyung a la mente de el de orbes citrinos.

Quien se vio sacudido por la sorpresa de escuchar al pelirrojo en sus pensamientos, y aunque no pudiera comunicarse con el mentalmente sabía que el contrario estaba atento a lo que ideaba y de esa forma le podía transmitir su mensaje. Algo que nació desde el momento en que se conocieron, para tener un canal de comunicación propio cuando quisieran, además luego de un tiempo en que su amistad cambió y se involucraron sexualmente, hacia parte de los juegos previos que solían tener.

‹‹La verdad no estaba buscando nada más que cerrarás el hocico, pero gracias por las cochinadas que estás pensando›› volvió a decir TaeHyung.

‹‹Vaya que nos divertíamos en ese tiempo›› respondió el azabache esperando que de la misma forma que hacían en el pasado, el pelirrojo escuchara su voz mental.

Una nimiedad que con agilidad la psique evolucionada de TaeHyung podía captar cada vez más con mayor facilidad.

‹‹Pero si hablamos del beso de hace unos días, no gracias, así estamos más que bien›› comentó una última vez para cerrar el canal psíquico que mantenía con HyungSik, quitándole la posibilidad de responder.

―Eso es trampa, maldito ―murmuró entre dientes muy cerca del oído contrario para ser alejado con rapidez gracias al codo que aterrizó sobre sus costillas.

Pequeño juego que para los demás era normal en la dinámica de su amistad, pero no para el de ojos color cielo, que conocía las implicaciones que ambos trataban de ocultar y mantener en privado. Porque ese beso que de forma equívoca tuvo que presenciar contaba la verdad sobre lo que estaba sucediendo.

―Aprendí muy bien después de todo ―respondió reanudando la breve conversación que mantenían, esforzándose por establecer un trato cordial con el azabache y acallar la molestia que buscaba imponerse cuando lo veía ser tan coqueto.

El Monarca de Sangre || TaekookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora