Isabelle Taylor desde pequeña siempre tuvo un pequeño odio hacia Anthony LaRusso, y su odio creció cuando el chico tuvo su gran Glow Up, se volvió popular y egocéntrico.
Donde hay odio puede que también haya una gota de amor entre estos dos persona...
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Me encontraba en mi cama, viendo el techo, aburrida. Kate se fue con Nat a donde su tía, la cual odia, pero le tocaba ir porque era el cumpleaños de ella. Y por eso Kate, no había podido venir.
Podría ver algo o leer, pero estoy en depresión por The vampire Diaries y tengo un bloqueo de lector desde hace meses. Así que opte por ver el techo e imaginarme escenarios en mi mente, para luego actuarlos, con música de fondo.
Me paré de mi cama y empecé con la actuación, pero me detengo al ver a Sarah en la puerta.
— Okey... Esquizofrénica. Para con tus... lo que sea que estés haciendo — pausé la música y ella entró y se sentó en mi cama — Tenemos una misión.
— ¿Qué?
— Sí. Johnny me llamó y me dijo que quería que Migue y Robby se unieran, sin peleas, sin odio, paz y amor. Así que creo un malísimo plan, para esto. No se lo dije, claro. Pero hay que apoyarlo.
— Ajá. Y ¿Qué tenemos que ver nosotras?
— No lo se. Johnny me dijo que, como nosotras nos llevamos bien con los dos, que seriamos una gran ayuda.
— Pues, ayudémosle — Sarah asintió.
— Voy a decirle a mamá, que nos vamos. Recoge tu desorden — y salió de mi cuarto.
Recogí mi desorden y baje. Al bajar vi unos sombreros de vaquero.
— ¿Para que es esto? — le pregunté a Sarah agarrando un sombrero.
— Oh, los necesitamos para el plan.
— De acuerdo. Y ¿mamá? — pregunté al no verla.
— No sé. Cuando baje a decirle que no íbamos a estar, no la encontré — esto ya era muy extraño — Sale muy seguido, sin avisarnos, ni decirnos a donde.
— Lo sé, me preocupa que nos este ocultando algo. Digo, somos unidas y nos contamos todo, pero al parecer, ella va a romper esa regla — Sarah asintió.
— Me preocupa, mucho. Bueno, eh vamos, de por si ya vamos un poco tarde — agarró una maleta y me la dio, para luego abrir la puerta — Tu llevas un sombrero y yo llevo el otro — asentí y agarré un sombrero.
— ¡Rubia! — escuché un grito detrás de mi, esa vocecita la reconocía. Me voltee y la pequeña Jane salió corriendo hacia mi.
— ¿Conoces a esa niña? — me pregunto Sarah al verla correr hacía acá.