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No podía ser.

Salir en la portada de el periódico de la cuidad era algo horrible.

¡Eso significaba ser el centro de atención!

Todos los de la preparatoria nos miraban a mí y a tí y murmuraban entre ellos.

¿Y qué murmuraban?

Pues que nosotros éramos pareja.

Además de que nuestra cuenta en Instagram había aumentado casi doscientos seguidores. Un logro para mí, yo sólo tenía tres, mamá, papá y mi hermano.

—Somos famosos, Jenna, disfruta —apoyaste tu espalda en la silla de la cafetería y reiste.

—¿Famosos? No, claro que no.

—Hablan de nosotros por todos lados.

—¡Pues claro! Ya se enteraron que mi padre es el alcalde de la cuidad y piensan que tú y yo somos novios —te puse mala cara.

—Oye calabacín, no seas boba, ya se olvidarán de eso.

—Uff... para eso falta muuucho.

Luego aparece otro chisme y nosotros volvemos a la vida de los antisociales.

—Antisocial yo, tú tienes más amigos en otros salones.

—Igual son tus amigos, todo lo mío es tuyo.

—Menos tú corazón —reí y luego me arrepentí de haberlo dicho.

Querido cerebro, por qué no me ayudas alguna vez y me dices: ¡No lo digas!

—Wow, profundo eso —soltaste una carcajada y tomaste mi mano—. Mi corazón siempre será tuyo, ya que eres la chica perfecta, calabacín.

—Ñeh —sonreí por fuera, pero por dentro seguía seria.

Su corazón será mío hasta que él se enamore de otra chica.

—¿Y qué le hacemos hoy? —me preguntaste para cambiar el tema de conversación.

—Bueno, ¿me ayudarías a estudiar matemáticas? Necesito ayuda en geometría, estoy súper mal en eso y como has visto el profesor siempre me pregunta a mí, y odio eso.

—Ese profesor es un... jodido.

—Le estoy al decir: ¿Acaso no ve más alumnos en el salón para que sólo me pregunte a mí? —cruzo mis brazos y suelto un suspiro cansado.

—Ya pronto saldremos de la preparatoria e iremos a la universidad.

—Si continúo mal en matemáticas no podré ir.

—¿Cómo que no? Si estaremos juntos y todo irá bien, te ayudaré en todo lo necesario y verás como todo saldrá bien.

—Eso espero.

—¿Por qué lo dices de esa manera?

—No todo es felicidad, Brandon, lo he aprendido de los libros, cualquier cosa puede suceder y...

—¿Qué dices? Eso son sólo libros, historias que se imaginan personas, más nada, no es como si lo que escribieran les hubiese pasado.

—Tal vez es cierto.

—Deja de leer libros y ponte a ver...

—La venganza de los ex —rodé mis ojos y tú asentiste sonriendo.

—Correcto alumna.

—Bien profesor, ya es hora de ir al salón de literatura —te dije al escuchar el timbre.

—Oh sí, las obras de Shakespeare nos esperan.

¿Recuerdas?✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora