↝37↜

45 9 2
                                    

¿Qué pensabas cuando me pediste ir de noche al lago?

Bueno, sí sabía lo que pensabas.

Casualmente esa noche ocurriría una lluvia de estrellas, y tú me invitaste a ir contigo.

Pero estaba nerviosa porque... estaríamos a solas y desde el cumpleaños de Andrea no hemos hablado sobre el beso.

Oh por Dios. Ese beso que ha echo que me quede las noches pensando en tí.

Hasta ahora has actuado normal.

Tal vez fue un beso de amigos... porque ebrio no estabas.

—¿Y de nuevo a salir de noche? —papá me preguntó y asientí.

—Iré con Brandon al lago para ver la lluvia de estrellas.

—Oh... Comienzo a pensar que entre tú y Brandon hay algo, Jenna.

—¡Papá! Sólo somos amigos.

—Sí claro, y tu mamá y yo también lo somos —rodó sus ojos y besó mi frente—. Cuídate, cariño.

—Lo haré, papá.

Salgo de la casa junto con mi teléfono y comienzo a caminar. Brandon me estaría esperando frente a la tienda de aquella vez en la que conocí a mis protagonistas favoritos.

—Y la bella dama murió ese día —un susurro tenebroso hace que pegue un salto y me giro hacia todos lados para encontrarte.

—¡Brandon! Un día harás que muera de un infarto.

—Lo siento calabacín —besaste mi mejilla riendo—. Vine a alcanzarte, es de noche y pues cualquiera asaltaría a una calabaza, mira que he visto bien pocas.

—En el supermercado hay bastante.

—Pero en mi casa no —hiciste un puchero y tomaste mi mano para comenzar a caminar—. El lago va a estar lleno de personas.

—¿Cómo lo sabes?

—Mientras esperaba en la tienda pasaron varias personas, de la preparatoria, hacia allí. Lo bueno es que no estaremos solos por si alguien nos quiere asaltar.

—Comienzo a creer que nos van a asaltar.

—Es broma, calabacín.

—¿A qué hora es la lluvia de estrellas?

—No lo sé —te encogiste de hombros—. Puede ocurrir justo ahora.

—Pues miraré al cielo para no perdermela por si ocurre.

—Cuidado y no tropieces.

—Mmm... cierto —sonreí.

Luego de varios minutos caminando y hablando llegamos al lago. En el que si habían varias personas.

Muchas, es decir.

Las estrellas junto a la luna era el paisaje más hermoso para la vista. Amaba las estrellas, y más a la Luna, que es demasiado hermosa, y me encanta.

Nos sentamos en un lugar apartado donde no había personas. Era justo frente al lago. La mayoría de los que estaban aquí no se acercaban por la leyenda del lago. Se cuenta que en las noches estrelladas como esta al monstruo le encanta salir.

Pero a todos nos gusta contemplar a la luna y a las estrellas, así que si sale lo hace para verlas.

Aunque sólo es una leyenda, por Dios. Ni que existiera.

—¿Pedirás algún deseo? —me preguntaste.

—No lo sé, tal vez...

—Yo sí lo haré.

¿Recuerdas?✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora