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Esta es la segunda vez que entras a mi cuarto. Viniste sin avisar y como que no podía arreglar nada porque... no me daba tiempo. Y soy muy regada.

Lo único que me dió tiempo a esconder fue una de mis bragas de princesas.

Habría muerto de vergüenza si hubieses llegado a verla.

—Mmm... es linda tú habitación —dijiste observando cada detalle—. La primera vez que vine no pude observarla bien porque no estábamos en buenas circunstancias.

—See, no quiero recordar ese día —murmuro y te veo apretar los labios.

—Yo tampoco. Odio ver a las personas llorar y verte a ti, llorar ese día y más por mi culpa, me rompió el corazón.

Tú igual me lo rompiste pero aquí estamos, Brandon.

—¿Y ese libro? —señalaste un libro que se encontraba sobre mi mesita de noche, yo sonreí.

—Una conquista imperfecta... uno de los libros que han hecho que quiera  tener mi amor de Wattpad.

—¿Quieres un amor de esos tóxicos?

—No... lo digo porque el libro me enamoró complemente. Pero igual, quiero vivir una historia así.

—¿Quieres un bad boy que no se enamore de nadie pero termine enamorándose de tí y sin querer te rompa el corazón y al final terminen juntos? —enarcaste una ceja, yo reí.

—Claro que no quiero un bad boy... Haber, no estaría mal vivir un cliché pero no, sólo quiero una historia bonita, más nada.

Sólo te quiero a tí...

Otra de la cosas que jamás me atrevería a decirte.

—Muy bello todo eso, pero mejor vive la realidad y espera a tu chico —reiste y te sentaste en mi cama.

Yo cerré la puerta porque no quería que James entrara, además mamá ni papá estaban en casa.

—¿Me vas a violar? —fingiste miedo y solté una carcajada.

—Ya quisieras.

—Calabacín pervertido.

—Tú eres el que está en mi cuarto —sonreí.

—¿Te gusta cantar? —me preguntaste y fruncí mi ceño.

—¿Por qué lo preguntas?

—No sé, sólo preguntaba, una pregunta preguntona normal.

Tomo asiento a tú lado y niego con mi cabeza.

—Soy más de leer. No se me da bien cantar.

—Oh, a mí tampoco. Paresco un gallo sin voz.

—¿Un gallo si voz? —repito riendo—. Te pasas Brandon.

—Me quedé sin ideas para hablar —te acostaste y resoplé.

—Es que no hay mucho de que hablar.

—¿Tú mamá vio el vestido?

—¿Qué vestido?

—El de la Cenicienta, Jenna —rodaste tus ojos—. El que te compré.

—Ah no, no lo ha visto —tragué saliva.

—¿Y eso por qué?

—Me daría pena enséñarselo.

—¿Pena? Sólo es un vestido, calabacín.

—Un vestido que tú me compraste, Brandon —enarco una ceja.

—¿Y eso qué hace?

—¡Agh! Mamá y papá viven bromeando con que tú y yo tenemos algo, e imagina si les digo que tú me compraste un vestido... las bromas no pararán —crucé mis brazos y tú reiste.

—Entonces tu mamá y tu papá tienen un ship sobre nosotros. Que genial.

—¿Cómo qué que genial? Me joden todo el tiempo, hasta tienen en un cuadro la foto del periódico.

—Oh, entonces ya puedo pedirte matrimonio e irnos a las Malvinas —subiste y bajaste las cejas divertido.

—No es gracioso, Brandon yo...

Yo siento›› sólo lo pensé, no quise terminar en voz alta la frase, pero parecía que tú querías que la dijera.

—¿Tú qué, calabacín?

—Yo... nada —negué con mi cabeza.

—¡Ahora me dejas con la curiosidad.

—Ya sabes lo que iba a decir —cerré mis ojos unos segundos—. No me hagas decirlo en voz alta.

—A mí me gusta que lo digas, Jenna.

—A mi no me gusta decirlo porque entonces el sentimiento crece, y no quiero, no quiero sufrir...

...en vano.

Veo que aprietas los labios. Te sientas y tomas mis manos entre las tuyas.

—Yo quería decirte algo el jueves, pero comenzó la lluvia de estrellas y no te lo pude decir, Jenna yo...

—¡Jenna! Abre la puerta por favor —mi hermano grita desde afuera y sueltas mis manos.

¿Qué me querías decir?

Tonto James.

Enojada me levanto y abro la puerta.

—¿Qué quieres? —le pregunté a mi hermano y él señaló las escaleras.

—¡La niñera se ha desmayado en la cocina!

—¿Qué? —pregunté confusa y te miré—. Llama a emergencias, por favor.

Asentiste y bajé a la cocina.

Doctora Jenna, aquí vamos.

¿Recuerdas?✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora